Un hombre que, después de 25 años de hombre para todo en la escena española, ahora copa la cartelera de los teatros públicos como director con dos espectáculos en Madrid. Anoche vio cómo otro de sus montajes, «Veraneantes», se alzaba con cinco premios, entre ellos el de mejor espectáculo teatral (también actriz protagonista para Bárbara Lennie, adaptación, composición musical y empresario de artes escénicas), un año después de que «La función por hacer» arrasara en estos mismos galardones. «Somos unos privilegiados, pero esta función dejó de girar por falta de contratos». Le hizo sombra «La avería», dirigida por Blanca Portillo, que obtuvo el mismo número de galardones (dirección escénica, actor protagonista para Asier Exteandía, escenografía, figurinista). Petra Martínez, convertida en Petra Penitencia, fue la anfitriona de la fiesta de las manzanas con antifaz: en su papel de dominatrix cargó contra la endogamia de los artistas.

La ceremonia fue una reivindicación constante por la unión de la profesión en estos tiempos de crisis en los que los pagos tardan en llegar y en los que las subvenciones peligran. En un discurso a cuatro voces, José María Pou, Teresa Nieto, Ignacio Amestoy e Itziar Pascual dieron la bienvenida a esta nueva etapa de la SGAE, organizadora de los premios. Irene Gutiérrez Caba recibió el Max de Honor de manos del ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, su hermano, Emilio Gutiérrez Caba, y su sobrina-nieta, Irene Escolar, que dedicó el galardón a su familia.