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Londres

Perra vida

«Mi alma en otra parte»Autor: J. M. Mora. Director: X. Masó. Escenografía: P. Azorín. Vestuario: M. Araujo. Reparto: C. Bugallo, M. Martínez, F. Martínez, P. Vallejo. Teatro Valle-Inclán. Madrid.

Mona y Fele Martínez, en la obra larazon

Hasta Londres se fue José Manuel Mora en 2006 para, fruto de una residencia artística en el Royal Court Theatre, mirar en «Mi alma en otra parte» a la España rural, esa España tan inédita, por desgracia, en nuestra escena, exiliada como si a la modernidad no le preocupase la vida de millones de españoles que no han tuiteado nunca, un paisaje humano que habita cobertizos con techos de uralita. Ésta es una de las virtudes de un texto descarnado, sin concesiones, en el que Mora explora los abismos del corazón y la familia. Elegir vivir con alguien a quien no se ama es morir en vida, tener el alma en otra parte, llevar una vida de podenco que arrastra su pena. Es teatro necesario, aunque la aridez del texto, escenificado en quebradizos silencios ambientales por la dirección realista y pausada de Xicu Masó, no invita a la empatía, más bien expulsa al espectador más que una tragedia, pues es realidad en estado puro y crudo, salvada por lo poderosos que son algunos de sus personajes.

Con todo, y a pesar de su sequedad, esta producción del Centro Dramático Nacional es un trabajo interesante, una mirada sin tabúes –la relación prohibida que propone, que enfrentará a padre e hijo– al abismo de la insatisfacción. Con un mar de olivos como fondo, una cama se desplaza por delante del proscenio, presidido por una caseta como habrá miles en cualquier pueblo. El reparto trabaja con eficacia para que el drama se palpe: Celso Bugallo, Fele Martínez y Mona Martínez crean una herida interpretada con verdad, y apoyada por las apariciones de Pati Vallejo y María Alfonso Rosso. Sin olvidar la simpática presencia del galgo Yuli, que contradice la famosa frase de Hitchcock sobre niños y animales.