Barcelona- Lo que para unos es blanco, para otros es negro. Lo que para Clemente sería un gran partido de fútbol, se convertiría en un tostón para Pep Guardiola. A Trapattoni le gusta que sus equipos no encajen goles mientras que Arsene Wenger prefiere que los marquen. Todo son puntos de vista y todos son igual de válidos. Es lo mejor del fútbol que no existe una verdad absoluta. Y Tito Vilanova tiene una curiosa dicotomía ante sí con un Barça que combina momentos de lucidez con enormes lagunas defensivas. De momento, la lucidez y, sobre todo, los goles de Messi, pueden más que los errores.

El técnico del Barcelona aún no ha encontrado la tecla para tapar la sangría defensiva en que se ha convertido su equipo, que en Riazor encajó cuatro goles por primera vez desde el 1 de marzo de 2009 (Atlético, 4-Barça, 3). Vilanova reclamó, sin éxito, un central durante todo el verano y el tiempo le está dando la razón. Cierto es que las lesiones se han cebado en exceso con la zaga barcelonista y de los cuatro teóricos titulares (Alves, Piqué, Puyol y Abidal) ninguno pudo jugar ante el Dépor.

Tanto Mascherano como Song son jugadores válidos para salir de un apuro, pero no son una solución fiable a medio y largo plazo. Especialmente jugando juntos, ya que el argentino ha demostrado con creces ser un excelente central cuando tiene a Piqué o Puyol a su lado, pero baja muchos enteros cuando debe asumir el rol de líder.

Lejos de solucionarse, los problemas en defensa se le acrecientan a Tito Vilanova. Piqué se volvió a entrenar ayer el margen y no llegará a tiempo para jugar mañana ante el Celtic de Glasgow en «Champions», aunque todo apunta que podrá reaparecer el próximo sábado ante el Rayo. Una estupenda noticia para el Barça, que perderá a Mascherano por sanción en Vallecas tras su expulsión en Riazor. Alves y Puyol, por su parte, siguen ejercitándose sobre el césped, aunque al margen del grupo y aún necesitan tiempo para reincorporarse a la disciplina de la plantilla.

Las buenas noticias en clave azulgrana siguen teniendo nombre y apellidos. Los de Leo Messi, empeñado en demostrar lo que no necesita demostración. Que es el mejor jugador del mundo y que está en disposición de disputarle el trono a Pelé, Di Stéfano o Maradona, según los gustos. Messi está teniendo un año 2012 de escándalo. Con su «hat trick» en Riazor suma 59 goles con el Barça, superando los 58 de 2010, y 71 en total, contando los de la selección argentina. El récord absoluto lo ostenta Pelé, con 75 en 1959. Teniendo en cuenta que estamos en octubre, la marca de «O'Rei» corre serio peligro.