Bruselas
Y si el futuro de España estuviese en la unión con Portugal
Portugal y España son algo más que dos letras de la misma palabra, ese despectivo "Pigs"(cerdos) en el que los vecinos de la rica Europa norte engloban a los cuatro países mediterráneos (Portugal, Italy, Greece , Spain). Son dos vecinos acostumbrados a vivir de espaldas pero que algunos quieren volver a juntar. Es lo que defiende la nueva versión del iberismo.
Cuando la prima de riesgo aprieta, los recortes ahogan. Cuando no es el independentismo catalán quien empuja son los burócratas de Bruselas o los especuladores empeñados en que España no es el euro, no es Europa, no es casi nada. ¿Y si la solución a todos nuestros problemas estuviera a nuestra espalda? ¿Y si es con Portugal con quien hay que aunar esfuerzos para salir del hoyo?El proyecto no surge como antídoto a la crisis del euro, las bravatas soberanistas, la maldición del rescate o la tiranía de Bruselas, pero ahora cobra más sentido para algunos. "Nunca comprendí por qué en los tiempos modernos Portugal y España no han unido esfuerzos para solucionar sus problemas comunes", se lamenta Paulo Gonçalves, impulsor de este Movimiento Partido Ibérico, en declaraciones a larazon.es.Partido Ibérico. ¿Y eso qué es? El iberismo es casi tan antiguo como lo son los dos países, unidos una vez y separados para siempre. Ha tenido embajadores de postín, como el escritor José Saramago; encuestas esperanzadoras que sugieren una comunidad de intereses y proyectos más o menos serios. Pero tiene, también, el sambenito de dos pueblos que son hermanos pero se dan la espalda.Para muchos, la "raya"que separa ambos países, de la desembocadura del Guadiana a la del Miño, de Ayamonte hasta Tui, no es más que la distancia que separa las toallas de Elvas y El Corte Inglés de Badajoz. Gonçalves está de acuerdo, "pero la cosa está cambiando, lo veo todos los días", advierte en declaraciones a larazon.es.Las ventajas de la unión de España y PortugalGonzalves asegura que su movimiento está respaldado por un grupo de personas de la calle que aspiran a convertirlo en un partido. De los políticos, para empezar, no esperan nada. "Su postura es simplemente la políticamente correcta, nunca sueñan con lo imposible", explica.
Otra cosa, afirma, es lo que piensa la gente de la calle: "Por lo que tengo visto en los contactos para nuestro sitio de internet, lo que oigo cuando hablo con españoles y portugueses, cuando leo en otros foros de este tema, es una voluntad, una necesidad que las personas tienen en darse las manos como ‘hermanos'. Por supuesto que esto no es unánime, ni es saludable que lo sea, pero en general es una posibilidad que parece cerca y ya no utópica".Los beneficios de esta unión entre España y Portugal, al nivel que sea, son múltiples, según sus promotores. De ellos presumen en la página web del Movimiento Partido Ibérico con una más que mejorable redacción en castellano y bajo una sugerente fotografía de dos aficionadas al fútbol, una española, otra portuguesa, con las caras pintadas con las banderas de los dos países y un lema de lo más comercial: "Si nos abrazamos el futuro es nuestro".Detrás de unos cuantos mandamientos más ("Somos diferentes, pero somos gemelos", "Con una sola voz seremos respetados en Bruselas", "Juntos hemos descubierto el mundo"o "Tenemos una riqueza común que administrar"), el MPI aboga por crear un Banco Central Ibérico que se defienda de los especuladores y los "hombres de negro", así como una política comercial que unifique la explotación de los recursos naturales sin perjudicarse unos a otros, entre otros los de una mayor potencia pesquera. Y eso sin olvidar las posibilidades que ofrece una política exterior que tenga influencia en toda Latinoamérica y el África portuguesa."Quiero que Portugal y España dispongan de la mejor industria del mar del planeta, que sean los suministradores de pescado de gran calidad de toda Europa, el mejor destino turístico de Europa –explica Gonçalves-. Quiero que el vino, el corcho y el aceite de oliva sean los productos agrícolas Ibéricos de excelencia en todo el mundo. El aliento de los españoles y la precaución de los portugueses es una formula de éxito que ambos países no se pueden perder".Los problemas de la unión ibérica¿Españoles y portugueses juntos? ¿Seguro? ¿Cómo ve el portugués al español? ¿Y viceversa? "Los portugueses ven la potencia en que se ha convertido España, y quedan muy lejos los tiempos en los que éstos cruzaban la ‘raya' para comprar azúcar o café. Y aunque para algunos españoles Portugal ni cuenta, estoy seguro de que, más allá de las bromas, no dudarían en ayudar a un portugués que estuviera en apuros en una calle de su ciudad", afirman en el MPI.Vamos entonces con los problemas de esta unión. Una es la forma de gobierno (república o monarquía). La otra, la lengua. Para la primera, el MPI aclara: "No abogamos por una unión política como tal, sino por una unión de esfuerzos, por ejemplo compartir los ministerios. Así aumentaríamos nuestra fuerza, aunaríamos intereses y cada país podría conservar su forma de gobierno". ¿Y qué ocurre con la lengua? "La lengua no es obstáculo en Suiza o en Canadá –aclara Paulo Gonçalves-. Suelo ver aquí a españoles que no hablan portugués y no pasan apuros; suelo ver portugueses que no hablan castellano en España y no tienen problemas. Esto es genético; estamos destinados al entendimiento". Al fin y al cabo, el portugués podría ser una más de las cuatro lenguas cooficiales que hay en España. Gonçalves no quiere enfangarse en el crispado debate nacionalista español ("es un asunto que los españoles no mezclan con otra cosa"). Y no cree que el discurso victimista del nacionalismo catalán o vasco haga que el ciudadano medio español desvíe su mirada, empujado por el hartazgo, al otro lado de la frontera. Vamos, que no se trataría de un cambio de cromos."Para que los españoles pongan su mirada en Portugal tenemos que mostrarles una solución muy innovadora, que salga de los trámites comunes pero que sea posible y práctica", concluye Gonçalves.
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