Bilbao
Futbolistas
El fútbol es un deporte y un espectáculo. Mueve en el mundo decenas de miles de millones de euros, y una buena parte de ellos se mueven en España. Va a resultar muy antipático lo que me dispongo a escribir. El fútbol es un deporte, un espectáculo y un fenómeno de masas porque hay buenos equipos y futbolistas. Lo de la AFE está muy bien, pero sus dirigentes, desde la creación de esa especie de asociación-sindicato, no han aportado nada al fútbol, excepto grisura y buena intención en el manejo del balón. Son los grandes clubes y las estrellas los que sostienen este mundo dominado por las cadenas de televisión, entre otros motivos, por la existencia de esos grandes clubes y esas estrellas.
No se puede paralizar el fútbol porque los futbolistas de un determinado club no hayan cobrado lo que les corresponde. Puestos a establecer comparaciones la situación es equiparable a una crisis financiera en una tienda de bombillas. Como sus empleados no cobran exigen el cierre temporal de Iberdrola y la oscuridad para todos los usuarios de las diferentes energías. Los futbolistas que no cobran, y muchísimo lo lamento, acostumbran a jugar en equipos que despiertan muy limitado interés fuera de sus lugares de origen. La televisión ha cambiado el fútbol y lo ha dividido en clases. Eso es así y no hay quien lo cambie. No todo tiene que ver con los presupuestos y los beneficios de los más poderosos. Entre los grandes del fútbol español hay clubes como el Athletic de Bilbao y el Villarreal que suplen con sus características y su idiosincrasia su inferioridad en el plano económico. Si los futbolistas del Betis y del Hércules –el equipo del que es forofo Antonio Mingote– no perciben sus salarios, sus primas, sus dietas y sus derechos de imagen, se debe principalmente a que son deportistas afanosos, pero del montón. No se puede socializar el fútbol obligando a la excelencia a someterse a desgracias puntuales. De ser así, que desaparezca la AFE en beneficio de Comisiones Obreras o la UGT, que llevan años luciéndose de lo lindo.
El fútbol malo es un tostón y nadie paga un euro para ayudarlo. Es triste, pero no veo la manera de arreglar el desajuste. Cuenta con todo mi respeto el presidente de la AFE, del que no recuerdo ninguna jugada especial ni detalles de calidad después de acumular mis memorias de cincuenta años como espectador de fútbol. Un conflicto laboral en la fábrica de ladrillos «Pin» no puede determinar una huelga en todas las grandes empresas constructoras. Los futbolistas impagados y perjudicados por la mala gestión de sus dirigentes tienen otros medios para percibir lo que justamente les corresponde. Desde embargar al club a compartir con más de cuatro millones de españoles las consecuencias de la política económica del Gobierno de Zapatero.
Y el lío, en importante medida, por un día. Sólo veinticuatro horas de diferencia, pero altamente coactivas, porque, de acuerdo con los contratos televisivos, ello significaría que el campeonato de Liga terminara veinte días más tarde. En Inglaterra no existen para los futbolistas de la élite, la clase alta, la clase media y la clase baja, vacaciones de Navidad. En España no se entiende que un señor que gana dieciocho millones de euros al año necesite descansar para comprar los regalos de Reyes o tomar el sol en la Isla Tortuga. La AFE es un sindicato compuesto por millonarios y asalariados de inferior consideración. Que los primeros hagan lo que quieran –el fútbol lo mantienen ellos–, y que los segundos se apunten a los sindicatos de Toxo o Méndez, y a ver qué tal.
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