Hamburgo

«Estamos indignados por la pasividad del Gobierno»

A lo largo de los seis días que ha durado la cruzada por restaurar el honor del pepino español, los agricultores se han sentido desamparados. Creen que las administraciones han actuado tarde y mal. «Sentimos rabia e indignación por la pasividad que ha mostrado el Gobierno.

La Razón
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No han sido firmes y eso nos ha perjudicado», asegura Adoración Blanque, secretaria general de Asaja Almería. Los empresarios ponen en duda la capacidad de reacción de los políticos de nuestro país: «No comprendemos cómo los alemanes han obtenido los análisis con más celeridad que nosotros. No han tenido suficientes reflejos», dice Pedro Barato, presidente de la asociación. El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, se reunió ayer por primera vez con los representantes del sector hortofrutícula y aseguró que «estamos estudiando un conjunto de acciones para resarcir de las pérdidas y recuperar el prestigio de la agricultura española». Rosa Aguilar, la ministra de Agricultura, se reunirá el viernes con las diferentes comunidades autónomas perjudicadas.

Por su parte, Mariano Rajoy, el líder de la oposición, ha mostrado su apoyo comiéndose un pepino y acusó al Ejecutivo de actuar «tarde y mal», aunque apoya cualquier medida que decidan poner en marcha para restaurar el prestigio de las hortalizas españolas: «El daño ya está hecho y costará tiempo recuperarlo», insistió. Este episodio se asemeja al que vivió Celia Villalobos en 2000, con la crisis de las «vacas locas». En esta ocasión, el PSOE no gobernaba y Pérez Rubalcaba pidió la dimisión de la ministra de Sanidad por su gestión. Una actuación bien distinta a la que ha mostrado estos días el PP, que no ha pedido ninguna renuncia. Desde Fepex, la asociación de productores y exportadores, reclaman más contundencia: «Es necesaria la intervención de Zapatero», afirmó su director general, José María Pozancos. «Es un problema gravísimo que puede causar la ruina del sector», añadió.

El sistema de gestión de crisis de la Unión Europea establece que se paguen tres céntimos por cada kilo deshechado. Una cantidad irrisoria para los productores, que, por ese precio, prefieren arrancar las matas a recoger el producto. «Para compensar lo que he perdido tendré que esperar a la próxima cosecha; la de esta temporada la doy por perdida», explica María Rosa, que cultiva calabacín en cinco hectáreas de la zona del Gérgal de Almería. «Nadie, ninguna administración, le ha pedido los datos a Cornelia –la senadora de Hamburgo que señaló a los pepinos españoles–», asegura Benjamín Fauli.«Estamos indignados por la pasividad del Gobierno»