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Al Gobierno de Asad sólo le queda la violencia
Al menos 14 personas murieron ayer a manos de la Policía siria en los multitudinarios funerales que se celebraron en recuerdo de los fallecidos en las revueltas del pasado viernes, las más sangrientas que ha vivido el país desde que comenzaron las manifestaciones contra el régimen de Bachar el Asad hace dos meses.
Las fuerzas de seguridad del Gobierno, que un día antes habían acabado con la vida de al menos 70 activistas, según grupos de defensa de los derechos humanos, volvió a abrir fuego ayer en las ciudades donde se celebraron decenas de funerales que, como ya era previsible, no tardaron en convertirse en nuevas protestas contra el régimen al grito de «Bachar el Asad, traidor. Larga vida a Siria, abajo Bachar».
Desde que comenzaron las revueltas, que se organizan cada viernes desde el pasado 18 de marzo, se calcula que han muerto al menos 300 personas. Las protestas de anteayer, que se celebraron a pesar de que el Gobierno había decidido levantar el estado de emergencia vigente en el país desde 1963, fueron brutalmente ahogadas por las fuerzas de seguridad, que usaron armas de fuego y gas lacrimógeno contra los cientos de miles de manifestantes que se congregaron en distintos puntos del país.
En los funerales por las víctimas de Deraa, la ciudad situada en el sur de Siria donde estallaron las primeras manifestaciones, los policías dispararon contra los participantes –alrededor de 300.000, según los activistas– y mataron al menos a cinco de ellos. En los sepelios celebrados en el barrio de Duma, en la capital Damasco, cuatro personas murieron cuando las fuerzas de seguridad y los francotiradores apostados en los tejados abrieron fuego contra los asistentes a la marcha en recuerdo de los fallecidos.
Según los testigos, los francotiradores estaban apostados en lo alto de un edificio, cerca del hospital privado Hamdan, en cuya puerta principal se juntaron varios vecinos para crear un escudo humano que impidiera a las fuerzas de seguridad detener a los manifestantes heridos que permanecían allí internados. También se registraron cinco muertos en las afueras de la localidad sureña de Izra'a que fueron abatidos cuando la comitiva de un entierro fue atacada a tiros en una carretera, según activistas de derechos humanos.
Mientras en las calles se cumplían los peores presagios, dos diputados del Parlamento sirio dimitían en señal de protesta por la cruenta represión. El diputado Jalil Al Rifaei presentó su dimisión después de que su colega Naser al Hariri anunciara la suya en directo en la cadena de televisión Al Yazira. «No he podido proteger a mis hijos de los disparos traicioneros, así que no tiene sentido que siga en el Parlamento», afirmó al Hariri ante las cámaras. También presentó su dimisión el «muftí» (máxima autoridad religiosa local) de la ciudad de Deraa.
«Me nombraron para emitir fatuas (edictos religiosos). Presento mi dimisión como consecuencia de la caída de víctimas y de mártires por disparos de la Policía», declaró el sacerdote Rezq Abdulrahman Abazeid a la misma cadena de televisión. La cada vez más brutal represión policial del régimen de Asad comienza a pasarle factura al dictador sirio también a nivel internacional. Ayer comenzaron a pronunciarse y a pedir el fin de la violencia en el país gobiernos como el de Estados Unidos, Alemania, Rusia, Francia e Italia.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, expresó su «honda preocupación» por los acontecimientos en Siria e instó a las autoridades a «dejar de usar la violencia contra sus ciudadanos». «Exigimos la apertura urgente de un diálogo político que culmine en la adopción de las reformas que legítimamente demanda el pueblo sirio», añadió.
Obama vincula a Asad con Irán
El presidente estadounidense Barack Obama decidió romper ayer su silencio y pronunciarse al fin sobre el conflicto en Siria. A través de un comunicado tan duro como contundente, Obama acusó al presidente de Siria, Bachar el Asad, de buscar el apoyo de Irán para reprimir a la población civil. «Asad está buscando la ayuda del Gobierno de Irán para reprimir a los ciudadanos sirios con las mismas tácticas brutales que fueron utilizadas por sus aliados iraníes», destacó el presidente, que no hizo ninguna referencia a una potencial respuesta por parte de Estados Unidos en caso de que el Gobierno sirio se niegue a escuchar sus peticiones de «dar fin ya» al «atroz uso de violencia».
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