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Toledo

Ozores

La Razón La Razón

Yo no he sido mucho de cine. Mejor dicho, no he sido nunca de buen cine. Jamás en la vida he puesto un pie en un cine-club, ni he visto películas noruegas de serie B, y mucho menos afganas, de esas donde los actores se pasan el rato en cuclillas. Yo soy amante de la bazofia, de las que echaban en el programa «Cinturón negro» que presentaba Coral Bistuer, que eran todas orientales y no me daba pena que muriera mucha gente porque yo a los chinos no los distingo unos de otros.Me encanta Bruce Willis, las de miedo sin sangre, lloro como una perra con las de Mignogna y mi favorita es «Babe, el cerdito valiente». Así­ que cuando me enteré de que se habí­a muerto Antonio Ozores me dio mucha pena porque yo le seguí­a mucho su carrera. Es más, en mis favoritos siempre se puede encontrar el enlace con alguna escena de sus pelí­culas porque pertenezco a un grupo de aficionados atléticos que estudia su increí­ble parecido con Florentino Pérez. Total, que me lo tengo muy trillado. Desde aquellas gloriosas apariciones los viernes en el «Un, dos, tres» hasta su luminosa intervención con Pajares y Esteso en «Los bingueros». Desde la cinta de culto «Yo hice a Roque III» hasta «Cristóbal Colón, de oficio descubridor», rodada en Toledo, con dos o tres pueblos enteros aportando figurantes. Pero si me tengo que quedar con una sola escena indeleble, me quedo con el inigualable inicio de «Alcalde por elección», donde Ozores pega un mitin absolutamente insuperable e indeleble en la memoria de muchos. No hay nadie en el mundo que haga mejor de alcalde que Ozores, ese alcalde que nunca pasa de moda, ese que retiene líquidos y fondos públicos al mismo tiempo, ese que creíamos que habí­a desaparecido y resulta que aún respira. Y, de postre, encima salía Alfredo Landa, mi querido Landa, que se está poniendo otra vez como un torete y que tiene tan buen aspecto que cualquier dí­a aparece en una convocatoria de Osasuna. Así que,de golpe, se me han venido a la cabeza un montón de nombres de actores españoles a los que debemos muchí­simos ratos estupendos. Manolo Gómez Bur, Laly Soldevilla, Luisa Sala (que murió atragantada, pobrecita), Luis Ciges, Luis Escobar, Agustí­n González, Pepe Isbert, Amparo Soler Leal. Y tantos y tantos otros a los que me apetecí­a recordar en estas lí­neas para despedir a Ozores, que a esta hora ya debe de estar liándola parda. Muertecito y todo.