Atenas
Maquiavelo
Alfredo Pérez Rubalcaba, ahora «El candidato», medita llamar a Marta Domínguez para disculparse. «Se ha hecho justicia», subrayó en Onda Cero. Un día antes el PSOE de Palencia, una tumba hasta entonces, proponía a su paisana para el Premio Príncipe de Asturias. Los malpensados condenaron sin pruebas a Marta; también se puede pensar que la reacción del ex ministro del Interior y de su partido es una maquiavélica medida electoral. Marta , madre desde mayo con cuerpo de atleta, camisa negra –contrasta más el rubio platino–, pantalón vaquero, eligió el COE, la casa del deportista, para hablar con todos los medios, sin distinción, sin el error de la exclusiva que algunos no le perdonan, de ahí el ataque de «Urco». Habló, sin rencores; pero medita denunciar a quien ha enfangado su nombre. La magistrada de la «operación Galgo» la considera inocente; el de la «operación Puerto», ni la menciona. Agotadas unas municiones, cargan otras. Y así hasta descubrir si Filípides se dopó en el trayecto entre Maratón y Atenas.
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