Sevilla
Mariscal: «Estoy loco por poner un par de banderillas»
Hace un mes la tragedia rozó Sevilla cuando un banderillero, Luis Mariscal, recibió una brutal cogida que le situó muy cerca de la muerte. Era el primer aviso. Una cornada, de nuevo, acercó el drama al ruedo de La Maestranza, hace sólo tres días y otro trorero de plata, Jesús Márquez, fue el protagonista. Mientras este último permanece «normal dentro de lo que fue el percance» y en la UCI. Mariscal salió ayer, por su propio pie, de la sevillana Clínica del Sagrado Corazón. No sin antes haber cruzado cariñosas palabras de ánimo con su compañero.
El tiempo de espera en un hospital siempre se vuelve más largo y la evolución parece ser más lenta. Ya en casa, Luis Mariscal encontró un hueco para charlar con LA RAZÓN y lo primero que comentó es que está «loco por volver a poner un par de banderillas» y que, ahora, «todo se ve de otro color».
El torero de plata aseguró que la mayor alegría le llega «por volver a tener cerca a sus hijos» (que le reclamaron en varias ocasiones a lo largo de la conversación). Todavía con la buena e inesperada noticia en el cuerpo, Mariscal comentó cómo fue el momento en el que el doctor Ramón Vila le aseguró que el último tratamiento había «dado en la tecla» que buscaban y ya se encontraba preparado para, por fin, abandonar el hospital. No obstante y pese a la mejoría, se mostró consciente de que «las heridas todavía están frescas», su pie izquierdo «está sin movilidad por el momento» y la recuperación promete ser larga.
Por otra parte, su hermano, el matador, Salvador Cortés, emocionado y todavía sorprendido, se confesó «lleno de alegría», después de haber visto a su hermano visitando a los padres de ambos. «Todavía no nos creemos tenerle en casa». Pese a los buenos ánimos que, aseguró, «nunca han faltado», el pasado mes fue una prueba «muy dura» de la vida. Pero «no hay dolor que le quite las ganas de torear a mi hermano».
Larga recuperación
Pasadas las cinco de la tarde de ayer, el doctor Ramón Vila confirmó: «Luis Mariscal se ha ido a su casa». Pese al «fuerte dolor en la planta del pie y que la herida se encuentra en vías de cicatrización, ha mejorado notablemente y ahora queda esperar la rehabilitación». Algo, señaló, que «llevará muchos meses». Respecto a la medicación, Vila afirmó que «le queda poco tiempo de llevar anticoagulante» y el resto del tratamiento servirá para «recuperar todo lo perdido». En su domicilio, «deberá continuar con las curas diarias y las consultas periódicas» que supervisará personalmente el doctor sevillano.