Apie de pista, con los aviones mostrando su panza abierta, todo el equipo desplazado hasta Tampa para traer de vuelta el tesoro de la fragata «Nuestra Señora de las Mercedes» posaba y atendía a las palabras del embajador de España en Estados Unidos, Jorge Dezcallar. Y eso que el ruido era ensordecedor. Estaban todos los que eran en esta improvisada reunión junto a los Hércules. Junto al diplomático, el agregado cultural en Washington, Jorge del Corral, el abogado que ha defendido los intereses de España en el litigio con Odyssey Marine Exploration, James Goold, y todo el equipo de técnicos y expertos que durante tres días han estado trabajando contrarreloj para que el tesoro volase lo antes posible. El viento en la pista era fuerte.

Que se lo pregunten al abogado norteamericano, que no paraba de atusarse el flequillo al tiempo que mostraba la mejor de sus sonrisas, quizá subrayando las palabras del embajador: «Será en el momento en que aterricen los aviones en Madrid cuando se pueda decir: ‘‘Misión cumplida''». En la mente de todos estaban las más de 200 personas que murieron en el estallido de 1804 tras ser atacados, sin previa declaración de guerra, por un navío inglés: «Si ellos no pudieron concluir su misión, al menos ahora parte de su trabajo habrá culminado», dijo, para acto seguido agradecer al Gobierno de Estados Unidos por su colaboración en esta «delicada operación». La idea del ataque y la profanación a un cementerio estuvo presente una vez más. Es una idea que escribió de su puño y letra Mark A. Pizzo, una frase que ha repetido en numerosas ocasiones el letrado Goold y que ayer hacía suya un emocionado Dezcallar. «Hemos recuperado parte del legado histórico. No es un tesoro, es parte de la historia de España», concluyó. El abogado, en primer plano, no quiso olvidar el tipo de compañía que es Odyssey y recordó la «profanación» que realizó al expoliar los restos arqueológicos. Tras este primer toque de atención llegó un segundo tirón de orejas al recordarles que aún no ha llegado a suelo español la parte del cargamento que tiene retenida en Gibraltar y que deberán entregar también a España. Y como no hay dos sin tres trajo a la memoria lo que denominó «la última vuelta de tuerca de Odyssey» al ser preguntado por la valoración de las declaraciones del presidente de la compañía tras ser conocido el fallo favorable a España: «Hoy es un día muy triste para España y para el patrimonio subacuático», dijo Stemm, y alertó de que quienes se encuentren tesoros sumergidos comerciarán con ellos en el mercado negro.

Bárbara Colubert, uno de las seis técnicos que han realizado «in situ» las labores de peritaje del cargamento, subrayó que la empresa ha sido «una buena custodia del tesoro, aunque no hayan querido aportar datos históricos sobre el material. Elisa Cobo quiso destacar los esfuerzos que se están haciendoe n españa para recuperar nuestro patrimonio sumergido. Tras las palabras de unos y otras y con el cargamento en los aviones los Hércules levantaron el vuelo a eso de las seis de la tarde hora española.

De 17 a 25 toneladas
Despuntaba el sol y las panzas inmensas de estos pájaros de hierro se habían quedado casi pequeñas para albergar las toneladas de la carga, que había aumentado de 17 toneladas a 25 debido al peso de los líquidos para conservar las monedas y al de los contenedores que los albergan. El viaje tendrá un par de paradas, como el de ida a Florida: una en la base aérea McGuire de Nueva Jersey y otra en al isla Terceira, en el archipiélago de Las Azores. En España se esperaba con impaciencia la llegada del cargamento. En la Armada se celebraba el triunfo de «un día grande para España y para los españoles», en palabras del contralmirante Teodoro de Leste Contreras.
«Todo los españoles tenemos que sentirnos orgullosos de cómo se ha llevado este pleito. No se puede actuar a la ligera con barcos hundidos», relató. Director del Órgano de Historia y Cultura Naval de la Armada, ordenó iniciar el estudio y análisis de la información que se estaba publicando a mediados de mayo de 2007 sobre un descubrimiento que anunciaba la compañía Odyssey Marine Exploration. Su contribución ha resultado definitiva para que hoy se pueda celebrar el retorno a España del cargamento de 595.000 monedas: «Un barco de guerra hundido y con muertos tiene plena consideración de cementerio», asegura.

La Guardia Civil investigará si Odyssey ha devuelto todo el cargamento
El «caso Odyssey» está monopolizado por un tesoro de cientos de miles de monedas, muchas de plata y algunas de oro. Sin embargo, una parte de lo que transportaba la fragata «Nuestra Señora de la Mercedes» antes de saltar por los aires aún está pendiente de llegar a España. Se trata de 59 objetos, además de 18 cañones, que Odyssey Marine Exploration guarda en Gibraltar desde que expolió el pecio e hizo público el hallazgo del «mayor tesoro jamás extraído del mar». En la relación de objetos que presentó la compañía (salieron del mismo pecio que las monedas y no regresaron a EE UU), figuran hebillas, un tapón de cristal de una botella (en perfectas condiciones, en la imagen), cadenas de oro (en la fotografía de la izda.), restos de una bolsa para guardar los caudales, trozos de madera a los que se han adherido monedas y restos de vasijas y objetos de metal sin especificar. De los 18 cañones, cinco son de bronce y 13 de hierro. De ahí que la Guardia Civil haya decidido investigar si la empresa devolvió todo el tesoro o escamoteó alguna parte de la carga. Según la sentencia dictada la semana pasada por el juez Mark A. Pizzo, favorable a España en todos sus puntos, la compañía «cazatesoros» debía devolver también esta parte de la carga lo antes posible. Según un portavoz ministerial, ya se han establecido los primeros contactos entre el Gobierno de Gibraltar y el Ministerio de Cultura «para colaborar en este asunto, informa Ep. Si Odyssey no se decide a entregar la carga en los próximos días, se solicitaría al juez que emita una resolución sobre este tema a través del gabinete de abogados que defiende los intereses de España», señalaron, al tiempo que subrayan que el Tribunal de Tampa está «al tanto de todo el proceso».