Entrevista
Tamara Falcó recuerda con dolor la ausencia de su padre en su gran día
La marquesa de Griñón vivió un día mágico en su boda, pero le pesó mucho la ausencia de su progenitor. Eso sí, dice estar segura de que “estuvo presente”
El 20 de marzo de 2020, una semana después de anunciarse el confinamiento por coronavirus en España, Carlos Falcó perdía la vida víctima de la pandemia. El marqués de Griñón fue el primer rostro conocido en fallecer a consecuencia de esta enfermedad. Un capítulo duro de asimilar en la vida de su hija, Tamara Falcó, que ahora, más de tres años después, ha tratado emocionada con Joaquín Sánchez en el nuevo episodio de ‘El Novato’, en Antena 3. La hija de Isabel Preysler tenía por encargo preparar al exfutbolista en protocolo para ser el perfecto anfitrión, pero también hablaron largo y tendido sobre su boda.
Para la actual marquesa de Griñón fue un día mágico, el cual recuerda como “uno de los mejores de mi vida, si no el mejor”. Acababa de superar la infidelidad de Íñigo Onieva, estaba dispuesta a demostrar que el perdón es divino y se aventuró a jurarle amor eterno, frente a 400 invitados, entre familiares y amigos. A ella no le parecían demasiados, pues su padre, el día que le dio el ‘sí quiero’ a Isabel Preysler, convocó a 1.000 personas. A pesar de que se reunieron todos sus seres queridos –a excepción de Enrique Iglesias, que prefirió no acudir-, Tamara Falcó tuvo muy presente una ausencia, la de su padre.
A la aristócrata le pesaron mucho las ausencias, como la de su tío Fernando, quien falleció siete meses después de su hermano. Pero un padre es un padre y que no pudiese cumplir el sueño de acercarla al altar para entregársela al amor de su vida supuso para ella un varapalo. “Le eché mucho en falta y la verdad es que se lo hubiese pasado fenomenal. Lo habría disfrutado, porque es muy disfrutón. Me habría llevado al altar él, le habría hecho mucha ilusión. Pero yo no creo que la vida acabe aquí, estoy segura que él estuvo presente. Creo que mi padre está en un sitio mejor”, reconoce con la emoción controlada.
Pero las cosas hay que aceptarlas como llegan. Tamara Falcó confía que en la siguiente vida podrá reencontrarse con su padre, pues ella cree firmemente en que hay vida después de la muerte. Le da cierta estabilidad el saber que su padre “está en un sitio mejor” y que, tarde o temprano, podrá darle de nuevo un abrazo. Al menos sabe que él pudo ser testigo de su gran día, aunque fuese desde el cielo.