Opinión

La crónica de Amilibia: Me pido el búnker de Moncloa

La autosuficiencia la llevo mal: soy un vejestorio despistado y se me pasan los tomates, pero proveeré tres latas de sardinas

L'ELIANA (VALENCIA), 31/10/2024.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (2d), acompañado por la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant (i), el president de la Generalitat, Carlos Mazón (2i), y la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé (d), visita este jueves el Centro de Coordinación Operativo Integrado (CECOPI) de la Comunitat Valenciana, desde el que se coordinan las labores de emergencia en las zonas afectadas por la dana. EFE/ Kai Försterling
l presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visita el Centro de Coordinación Operativo Integrado (CECOPI) de la Comunitat ValencianaKai FörsterlingAgencia EFE

Con la catástrofe de la DANA llegan las trompetas del Apocalipsis y las lágrimas artificiales de los políticos. «Guarden los políticos los puñales, aquí se trata de ayudar, no de engatusar a los votantes», clama el poeta Vicente Gallego desde Valencia. Inútil: si se han desbordado los ríos, dirán, ¿cómo no sentirnos desbordados nosotros? Sin los puñales quedarían desnudos, y ya hace fresquito. Leo: «La UE prepara a sus ciudadanos para un mundo más peligroso. El informe Draghi de Defensa recomienda a los Estados europeos la solución escandinava: tres días de autosuficiencia como en Finlandia y el servicio militar sueco». La autosuficiencia la llevo mal: soy un vejestorio despistado y se me pasan los tomates, pero proveeré tres latas de sardinas. El servicio militar me pilla cansado, y además me he quedado en epílogo tardío de la guerra de Gila.

Hace muchas columnas y ante el alarmante crecimiento de la pobreza, me pedí la caseta de perro del casoplón de Richard Gere, pero he cambiado de opinión, si me lo permite el presi. Visto el informe de la UE, ahora me pido una plaza en el búnker de la Moncloa; me corresponde, creo, por distrito. Bien es verdad que correré el riesgo de que se presente la Bego para ofrecernos cursillos de empoderamiento en tiempos apocalípticos. Y también de la aparición del Apolo de la Moncloa en carne mortal para prometernos las ayudas necesarias, como ha hecho en Valencia y antes hizo en La Palma, donde aún las esperan. «No os voy a dejar solos», clamará, y al día siguiente nos sentiremos huérfanos de Dios porque ha volado al extranjero. Los bocatas tendrán que repartirlos José Andrés o Cáritas, con la colaboración de Amancio Ortega. Siempre nos quedará la ilusión de que Feijóo aparezca con percebes.