Sevilla
Una paga de 400 euros para estar en la cárcel
José Ortega Cano le envía a José Fernando 100 euros semanales para que gaste en prisión mientras el joven trata de llevar una vida tranquila y no meterse en más peleas
José Ortega Cano le envía a José Fernando 100 euros semanales para que gaste en prisión.
A José Fernando Ortega Mohedano se le están bajando los «humos» y la chulería en la cárcel. El joven altivo y peleón que ingresó a mediados de noviembre en una prisión sevillana acusado de robo con violencia, robo y uso de vehículo, daños y un delito contra la seguridad vial, se ha transformado en un hombre temeroso y huidizo, que procura pasar desapercibido frente al resto de presos. Pero ya ha tenido algún que otro percance, como el que le enfrentó verbalmente con otro recluso que empezó a burlarse de José Ortega Cano delante de su hijo adoptivo. Dicen que no llegaron a las manos, pero los insultos se oyeron en todo el patio carcelario. Al chaval le molestó que el otro se pusiera a cantar delante de todo el mundo ese «Tan a gustito» que popularizó el torero cuando se encontraba bajo los efluvios de alguna que otra copa de más. José Fernando se encaró con el cantaor improvisado reprochándole su actitud, y el preso siguió con la broma. Llegaron al cara a cara, pero los separaron inmediatamente.
La vida del hispanocolombiano en el módulo de la Sevilla 1 en el que está confinado es muy tranquila. Se levanta a las ocho de la mañana, se asea, desayuna a las ocho y media y se dirige a lo que allí llaman «el destino», el trabajo que se le ha asignado desde que entró en las instalaciones. Según nos cuentan, al hijo de Ortega le tocan labores de limpieza y mantenimiento. Se acuesta pronto, y suele leer un rato antes de dormirse. No quiere juntarse con otros presos, y fuentes del interior de la cárcel revelan que el chico «tiene miedo de que le roben o le peguen una paliza, y por eso pasa más tiempo dentro de su celda que fuera. Él cuenta que está muy arrepentido por lo que ha hecho, sobre todo por el mal que le está causando a su padre; y que no volverá a las andadas cuando salga de prisión. Que quiere rehabilitarse de sus adicciones y hacer una vida normal».
Cien euros semanales
Aunque José Fernando tiene la esperanza de que le dejen en libertad bajo fianza, en un auto notificado el pasado día 3, a las partes, la magistrada del Juzgado de Instrucción número 5 de Sevilla confirma la medida de prisión provisional, comunicada y sin fianza para José Fernando Ortega, Francisco Santos e Isaac Fernández, ante «lo injustificado de la reacción violenta de los imputados y la gratuidad de la violencia empleada por éstos».
La jueza añade que existe riesgo de que los hechos por los que fueron detenidos pudieran repetirse en situaciones parecidas y con víctimas diferentes, e incluso que teme que los imputados, en el caso de su excarcelamiento, burlasen una hipotética orden de alejamiento de su víctima.
Ortega le manda a su hijo unos cien euros semanales para que se los gaste en prisión, una cantidad con la que puede realizar compras en el economato. Pero José Fernando también teme que alguien pueda robarle ese dinero, habida cuenta de que muchos reclusos no reciben ni un euro del exterior y existe el peligro de robo. Esto es lo que le ha dicho a su compañero de celda, según ha contado el hermano de éste en un programa de televisión.
Con la mayor parte del día libre, el hijo mayor del torero ocupa su tiempo en leer, escuchar la radio o recibir las visitas de sus tíos, primos y, en ocasiones, de su hermana, Gloria Camila. En el momento de escribir estas líneas se tiene constancia de que José Ortega Cano ha pasado por Sevilla 1 para conversar con su hijo y, seguramente, pedirle explicaciones por su mala vida, ya que el propio diestro no dudó en hacer una llamada ayer a un programa de televisión en el que insinuaban incluso que el joven hubiera intentado quitarse la vida en prisión. En su primera declaración pública desde que hace un mes se condenara a José Fernando, el torero aseguró que «está asumiendo el problema que tiene». Insistió en que no es cierto que esté despreocupado porque «veo a mi hijo cuando tengo que verle, hoy mismo he estado con él». Aprovechó también para pedir indulgencia periodística hacia su persona. «Pido que dejen a la Justicia, a los jueces, y dejen en paz a Ortega Cano de una vez por todas, que yo en mi vida no he hecho más que torear y dedicarme a mi familia y a mi profesión», matizó visiblemente enojado. Y expresó su cansancio por escuchar constantemente «hablar de Rocío Jurado». Reiteró también que nunca ha estado muy alejado de su hijo «lo que pasa es que tiene 18 años y no todos llevan la línea que deberían, pero eso no quiere decir que haya que ser duro con él, habrá que darle una segunda oportunidad». Para Ortega, su mayor deseo es que «haremos todo lo posible por que él se enmiende y lleve una vida normal, como creo que debe llevarla».
Evitando el circo mediático
El torero ha estado al tanto en todo momento, por terceras personas, de la situación de su primogénito en la prisión de Sevilla 1. Lo que no quiere es ir allí y que se monte un circo mediático a su alrededor. Bastante tiene con lo suyo, porque también está a la espera de que se resuelva el recurso presentado por su abogado contra la sentencia que le condena a dos años y medio de cárcel por la muerte de Carlos Parra.
La familia no gana para disgustos, y otra de sus mayores preocupaciones es lo que hará José Fernando cuando salga de prisión. Al parecer, la falta de «cash» del joven podría llevarle a aceptar acudir a diferentes platós de televisión para contar sus vivencias en la cárcel y su versión de todo lo que sucedió para que acabara entre rejas, incluyendo pasajes íntimos de la vida familiar. La familia reza, y los periodistas hacen sus ofertas. El tira y afloja está servido.
El detalle
¿PODRÍAN COINCIDIR EN PRISIÓN?
Las malas lenguas ya empiezan a especular con la triste posibilidad de que padre e hijo coincidan dentro de unos meses entre los muros de la misma prisión. Ese sí que sería un verdadero drama familiar. El diestro está a punto de saber si se lleva a cabo la sentencia que lo condena a dos años de cárcel por atropellar a un hombre en el accidente de tráfico que sufrió tras conducir con una tasa de alcohol en sangre superior a la permitida.