Entrevista

Mónica Martín Luque continúa rota por la muerte de Fernando Gómez-Acebo

Han pasado ocho meses desde el adiós al hijo pequeño de la infanta Pilar. Su exmujer confiesa que sigue pasándolo mal y que no deja de llorar

Mónica Martín Luque
Mónica Martín LuqueGtres

Nadie en la familia se esperaba la trágica muerte de Fernando Gómez-Acebo a los 49 años de edad. El hijo pequeño de la infanta Pilar y Luis Gómez-Acebo perdía la vida a consecuencia de unos problemas respiratorios que arrastraba desde tiempo atrás, que se vieron complicados. Sus hermanos hicieron piña para despedirse de él, así como los miembros del núcleo duro de la Familia Real, sin saber que poco después se reunirían por la misma fatídica razón para despedir a su hermano Juan Gómez-Acebo, víctima de un cáncer. Son muchos los que aún lloran estas muertes, como es el caso de Mónica Martín Luque, que ha concedido una entrevista a la revista ‘Hola’ para acercar su dolor al público.

Fernando Gómez-Acebo
Fernando Gómez-AceboGtres

La que fuese primera esposa de Fernando Gómez-Acebo no logró permanecer en su vida como pareja sentimental, pero sí como pilar fundamental de su existencia. Así, siempre fue amiga y confidente, incluso después de firmar los papeles de su divorcio. Ahora, ocho meses después de su partida, su ausencia le pesa en el alma: “Todavía no soy consciente de que no está”, asegura en una cena solidaria para la Fundación Infancia sin fronteras, donde habló sobre cómo va su empresa de decoración y los proyectos que se trae entre manos. Todo con la mirada puesta ahora a la inminente llegada de la Navidad, que este año será especial, por ser el primero que pasa sin Fernando, a quien aún tiene deseos de llamar inconscientemente.

Mónica Martín Luque
Mónica Martín LuqueGtres

“Hay momentos que me derrumbo y sé que no está, pero luego siempre pienso que le puedo llamar, que le voy a ver. Esto es un proceso. Siempre que he perdido a alguien muy querido me ha pasado. Tardo un año o un año y algo en realmente asimilarlo”, reconoce la que fuese nuera de la infanta Pilar. Aun acaricia el recuerdo de su pareja “ordenando álbumes de fotos y cosas”. Reconoce que le tiene “muy presente” en su vida, pues “siento que está aquí, pero después me pongo a llorar, me derrumbo y tengo que cerrar todo”. Se le hace duro saber que no está ahí y que cuando le sucede algo, ya sea bueno para celebrar o malo para buscar consuelo, él ya no está ahí para descolgar el teléfono. Aun así, atesora su recuerdo siempre con cariño y no está dispuesta a dejarlo marchar, pues él fue uno de los grandes amores de su vida, para después convertirse en su fiel amigo y confidente.