Paradojas
La fortuna de la familia Bono: corazones maltrechos, pero cuentas saneadas
La familia vive momentos de sobresalto tras la ruptura de Amelia Bono y Manuel Martos. Es la tónica sentimental en este clan donde, sin embargo, la suerte en los negocios discurre siempre por la sendera del éxito
«Todo va a estar fantástico». Eran la palabras de Manuel Martos confirmando su separación a las puertas de su domicilio, la casa familiar que aún comparte con Amelia Bono. El hijo de Raphael ponía voz al rumor que se había corrido como la pólvora desde el pasado fin de semana. Las suspicacias sobre el estado de la pareja no eran nuevas. La falta de imágenes juntos en las redes sociales, especialmente en las de Amelia Bono, hacían pensar en una nueva recaída en su relación. Sin embargo, el hecho de que la pareja se mantuviera viviendo bajo el mismo techo frenaba las informaciones que apuntaban a una ruptura. Finalmente, ambos confirmaban el fin de su vida conyugal, algo que, según la hija de José Bono, se produjo hace algún tiempo. La ruptura pone fin a quince años de matrimonio y cuatro niños en común.
Los Bono Martos viven estos días el sobresalto de ser protagonista de la actualidad. La pareja intenta que la ruptura interfiera lo menos posible en su vida familiar. De hecho, siguen viviendo bajo el mismo techo. Se muestran comprensivos con el hecho de ser objeto de preguntas incómodas y sobrellevan la presión mediática intentando negociar con los reporteros que acuden a buscar declaraciones, para que no lo hagan cuando sus hijos están delante. Su mayor interés ahora es protegerlos. Los cuatros menores, Jorge, Manuel, Gonzalo y Jaime, ya vivieron una primera separación y tanto Amelia como Manuel intentan por todos los medios reducir el daño al pasar de nuevo por esa traumática experiencia.
Con la separación de Manuel y Amelia Bono el relato se repite. El amor no les ha sido propicio a ninguno de los miembros del clan Bono Martos. Las historias de desamor se acumulan a ambos lados de las dos familias. Curiosamente, todo lo contrario que en el mundo de los negocios, ámbito en el que todos ellos han conseguido el éxito, bien en sus profesiones o bien con su faceta como emprendedores. Por el lado de Martos, el hermano mayor, Jacobo Martos Figueroa, se separó de la actriz Toni Acosta en 2015 tras casi 13 años de un matrimonio y dos hijos, Nicolás y Julia, en común. Sus problemas conyugales se desbordaron cuando Jacobo, director de profesión, tuvo que mudarse a Sevilla para trabajar en el rodaje de la serie «Allí abajo», de Antena 3TV. La distancia fue lo que terminó por agotar del todo el matrimonio. Tras separarse la pareja soltó amarras también a nivel profesional en Cabra Señora Pendlenton SL, la empresa de creación artística y literaria de la que eran socios. Tras su separación, la sociedad cambió de denominación y pasó a llamarse La Leona Madre Producciones SL, que la actriz canaria administra a día de hoy de forma individual desde 2019.
Otra que también ha vivido en sus carnes el fracaso matrimonial fue Alejandra Martos, la hermana mediana de Jacobo y Manuel. Alejandrase se separaba en septiembre de 2020 de Álvaro de Arenzana tras dos décadas de matrimonio. La única hija de Raphael y Natalia se casaba en julio de 2001 con el hijo de los Condes de Fuente Nueva y uno de los jefes del departamento de marketing de Telefónica Digital. La pareja se separó de forma amistosa con dos hijos en común, Manuela, de 20 años, y Carlos, de 17. Alejandra es una reputada restauradora de obras de arte del Museo Thyssen-Bornemisza donde trabaja desde hace 20 años. Su vocación por la pintura le llegó, casi por casualidad, cuando su padre, Raphael, le envió a reparar parte de la colección de pintura de iconos rusos que el cantante había coleccionado durante años a raíz de su enorme éxito en la Unión Soviética en los años 70. Al margen de su carrera como restauradora, la joven también ha hecho sus pinitos en el mundo de la empresa con Singularkid SL, una empresa de complementos y moda infantil online que montó en 2011 junto a su amiga Mayra Granado, que cerró cuatro años después.
Casi tres décadas de amor
Si el amor le ha sido esquivo a la familia Martos, los Bono tampoco están para sacar pecho en cuestiones de corazón. Sus fracasos amorosos afectan a tres de los cuatro hijos de la ex pareja que formaron José Bono y Ana Rodríguez Mosquera. Empezando por ellos mismos, que se separaron en 2010. La del ex político y ministro del PSOE fue una separación amistosa que tuvo más que ver con el desgaste de un matrimonio de 29 años que con terceras personas. A pesar de la ruptura, la pareja mantiene una buena relación y es habitual verles juntos compartiendo planes familiares con sus hijos y sus nietos.
El ex ministro vive en Madrid su vida de soltero, sin compromiso conocido. En 2020 consiguió la nacionalidad dominicana gracias al «título de naturalización privilegiada», una prebenda conferida por Luis Abidaner, presidente de la Republicana Dominicana y amigo personal del político manchego. Mientras Bono viaja a menudo a su segundo país, el emprendimiento empresarial de su exmujer tiene que ver con sus hijos. Ana Rodríguez fue socia de su hija Amelia en Opalo 81 SL, la sociedad a través de la que gestionaban las franquicias de la firma Tous que los Bono llegaron a tener repartidas por Toledo, Ciudad Real, Albacete y Talavera de la Reina. Incluso regentaron una tienda en Madrid, en el Centro Comercial Xanadú, en Arroyomolinos.
En 2021, Amelia Bono liquidó el negocio de las joyerías para dedicarse por entero al negocio del mundo de la imagen y la representación de marcas a través de sus redes sociales. Antes, en 2007 también se asoció con su hermana menor, Ana, con quien montó, Vuvonix99 SL, una consultora. Abogada de profesión, Ana también está separada del padre de su hija, Gabriel Funes, un aparejador con el que mantuvo una breve relación y con quien tuvo una hija, Ana, un nombre con tradición en la familia. La joven es un ejemplo de éxito en su profesión. Trabaja desde hace casi ocho años en la división de cumplimiento normativo y servicios jurídicos de Iberdrola. En diciembre pasado fue ascendida a directora de Servicios Jurídicos de la eléctrica en España y Portugal ocupando un puesto como secretaria en el Consejo de Administración de la eléctrica.
Negocios inmobiliarios
Los hijos mayores del político manchego, Amelia, Ana y José Bono Jr también son socios en Ahorros Familiares Saja, una sociedad inmobiliaria que explota los activos del ladrillo de la familia. Pese a que las ventas bajaron hasta los 387.000 euros en 2021, la mitad que el año anterior, la empresa facturó 407.433 euros, declarando activos por valor de 873.000 euros.
Bono junior, el único varón de la familia, también lleva a su espalda un fracaso amoroso. El joven jinete rompió su relación con Aitor Gómez, un joven diseñador de joyas. La pareja había pospuesto su enlace hasta en dos ocasiones, hasta que en julio de 2021 rompía de forma definitiva, con fecha cerrada de boda incluida, el 3 de julio de 2021.
Como ya es tradición en el clan, el hijo de Bono ha tenido más suerte en los negocios que en el amor. Es apoderado de Joasa 2012 SL, una consultora fiscal de su padre, que facturó 1,5 millones de euros en 2022. Desde 2020 es también administrador único de Hípica Almenara SL, el centro hípico que su padre construyó en Toledo para desarrollar su carrera como jinete profesional. El mundo de la empresa le sonríe definitivamente más que el amor; la sociedad facturó 300.000 euros en 2021. De Sofía, la benjamina, se conoce su relación con Jacobo Navas, con el que comenzó a salir después de romper con Borja Gómez de Mendoza.
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