Entrevista
Florentino Fernández: "El ahorro es el pilar de mi vida"
Desde el 7 de enero estará en el madrileño Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío con «El sentido del humor. Dos tontos y yo»
Aún era becaria cuando le hice mi primer reportaje. Recuerdo que Florentino Fernández (Madrid, 1972) llegó al Parque de Atracciones –qué escenarios aquellos– acompañado por Miki Nadal, uno de sus grandes amigos. Más de 20 años después, aquel joven cómico, que se había hecho célebre con el inclasificable Krispin Klander, es un referente como humorista. Tanto que bastan tres letras para ubicarle. Y es fácil hacerlo. Solo estos días, a Flo se lo pueden cruzar como jurado en «Got talent», poniendo voz al último «Kung Fu Panda» o en cualquier versión de «Masterchef». Ni los domingos va a descansar. Desde el 7 de enero hasta el 31 de marzo, en el madrileño Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío, cuando lleguen las doce –del mediodía– pueden disfrutarle en «El sentido del humor. Dos tontos y yo». También viene con dos amigos: Santiago Segura y José Mota. Tres Reyes para coger el testigo que dejan los Magos.
Después de 25 años triunfando en esta profesión tan inestable, ¿cuál ha sido su suerte y el desafío más importante que superar?
«Estar» ya es un gran acierto. En mi caso, creo que «estoy» por qué nunca he pretendido «estar».
Andreu Buenafuente ha dicho de usted que representa «la comedia de barrio»...
De barrio soy y siempre lo seré, pero la comedia es internacional. Ésa es la riqueza de la risa. Universal y sin clase social.
«En el sentido del humor. Dos tontos y yo» hace reír a pachas con José Mota y Santiago Segura. ¿Qué es más fácil y qué resulta más complicado de este show con tanto figurón?
Gracias por lo de «figurón» (ríe)… Lo fácil y complejo lo tenemos todos los días: ¡hacer reír! Cuando empezamos a escribir «El sentido del humor. Dos tontos y yo», hace ya seis años, teníamos un único reto realmente difícil: hablar y movernos tres cómicos en un escenario, sin que la gente note la complejidad que supone que sea sencillo.
En el espectáculo bromean con los límites de la comedia. ¿Se siente más fiscalizado en la televisión que en el teatro?
Es cierto que cuantas más personas decidan por encima de tu trabajo, más límites habrá. Nosotros intentamos tener la última palabra y el público lo disfruta, sin límites ni ataduras. Lo único que existe es el respeto y el sentido común.
Los últimos meses, ha ganado «Me resbala», ha presentado «A tu bola» y es jurado de «Got Talent». ¿Qué ha hecho (bien) para merecer esto?
Pues nada. Es lo que decía antes. «Estar» y todo lo que conlleva. Si sabes estar triunfarás, no solo en la comedia. En la vida.
Le suelen confundir con Florentino Pérez. Puestos a ser presidente por un día, qué elegiría, ¿serlo del Real Madrid, del Gobierno o de Telecinco?
Solo soy presidente de mí mismo y con una oposición durísima por mi parte también (ríe)… ¡No he sido presidente ni de mi comunidad! Será el destino.
Cuando se ve con patrimonio, ¿Ahorra, invierte en ladrillo o da trabajo a otros colegas, como Antonio Banderas?
El ahorro es un pilar fundamental en mi vida porque evita que tenga que hacer cosas que no me gustan. En todo este camino recorrido durante 25 años, los «síes», de los proyectos han sido muy importantes. Después me he dado cuenta que, para mantenerse, los «noes» han sido determinantes.
Ha contado que rechazó un contrato millonario porque su madre le dijo que «el dinero en grandes cantidades es cáncer». ¿Qué otros consejos recuerda con nostalgia de ella?
Muchísimos. La naturaleza de mi madre me ha valido mucho para guiarme por buenos caminos y reconocer los malos. Mi padre y mi madre son lo mejor de esta vida y siempre van conmigo.
Si preguntáramos por usted en Sacedón, su refugio en Guadalajara, ¿qué nos contarían sus vecinos?
Dirían literalmente: «Le he visto hace unos días, por ahí está, con su padre en la Churrería del Ángel».
De lo que pasa últimamente, ¿qué no le hace gracia?
La capacidad que tiene el ser humano para ser hostil.
En tiempo de Reyes Magos, y mejorando lo presente, ¿a quién le daría la corona del humor de este país?
A cualquiera que me arranque una sonrisa. Una sonrisa siempre es una reacción optimista. A veces, cuando el hecho es maligno, ya no me gusta tanto. ¡Siempre intento cambiarlo!
Un propósito para este año, que ya hizo el anterior, y uno a estrenar...
El propósito de siempre: mucha diversión. El nuevo propósito: salud. Algo que oía a mis mayores cuando era pequeño y que decía para mí: «Por qué pedirán salud pudiendo pedir un tren eléctrico, un libro o chocolate...». (ríe)
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