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Los dos extremos amorosos de Nadiuska: del rey seductor al chatarrero con discapacidad
Se casó a cambio de tres mil pesetas de la época para conseguir la nacionalidad española
Cuando su enfermedad mental le concedía alguna pausa de lucidez, Nadiuska recordaba lo infeliz que había sido en el amor. A su llegada a España mantuvo una relación con su representante, Damián Rabal, quien fue el que eligió al hombre con el que su “pupila” tenía que casarse para lograr la nacionalidad española, un chatarrero con discapacidad del que acabaría divorciándose meses después de la boda.
Luego llegaría su aventura con el Rey Juan Carlos y con un alto directivo de una cadena estatal de televisión. Ninguno la amó.
El chatarrero se prestó al paripé a cambio de tres mil pesetas de la época. Se vieron el día de la boda y nunca más. El pobre hombre desapareció de la vida de la actriz nada más acabar la ceremonia. Aunque presumía entre sus amigos de ser el marido de la mujer más deseada de España por su belleza. Y le tomaban por mentiroso.
El directivo la dejó tirada cuando comenzó a manifestarse la esquizofrenia. Sola y abandonada cayó en una grave depresión. Sin trabajo, sin dinero, con apenas amigos, cayó en un pozo sin fondo del que nunca se pudo recuperar. El icono sexual de los setenta se transformó en una mujer marchitada por el dolor y la pena.
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