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Entrevista

Carles Abellán: "Pasamos de los inspectores de no se qué guía"

El chef abre en Formentera un oasis gastro llamado Casa Natalia

Carles Abellán Cedida

Todo aquel que peina alguna cana, recuerda nítidamente una escena muy concreta de la película Cuando Harry encontró a Sally. Piense en ello un instante. Actriz rubia, icono de los 80, en un restaurante. ¿Ya? El título que protagonizó Meg Ryan es idóneo para inspirar esta entrevista. Cuando Carles encontró a Natalia. “¡Oye, que yo no sé si podré hacer el orgasmo fingido de la película, ¿eh? (risas)!” Advierte divertida Natalia Juan, directora del restaurante Casa Natalia. El chef Carles Abellán encontró en ella mucho más que su refugio. Aunque se conocen desde hace 25 años, comenzaron a salir hará unos seis, cuando se miraron a los ojos de ese modo en el momento preciso. Algo casi místico sacudió la vida del talentoso cocinero. “Es mi ángel de la guarda”, confiesa a LA RAZÓN.

Abellán es el primer chef en conseguir la estrella Michelin con un restaurante basado en las tapas, el mítico Comerç 24 de Barcelona. Repitió la gesta con La barra de Carles Abellán, que trasladaría para sustituir a otro proyecto suyo, Bravo, en el hotel W. Dotado de una inusitada pasión creativa, ha llegado a abrir 20 restaurantes en las últimas dos décadas, también en Singapur y Montreal. Durante un tiempo, se metió en más gastos de los que la alta cocina puede cubrir –sobre todo cuando como él, pagas bien a tus empleados– y entró en concurso de acreedores. Perdió dos joyas de su corona, los aclamados Tapas de Diputació y Avda. Diagonal de Barcelona. Reconoce que le supone cierto consuelo que una cooperativa de su gente siga al frente y no un inversor externo: “En 60 años te contestaré seguro al 100 % pero de momento todo ha funcionado de puta madre. No hemos perdido el control, seguimos siendo los mismos y con eso, yo estoy encantado. Es un cambio jurídico pero a efectos prácticos todo sigue igual”. El sueño continúa.

Carles Abellán Cedida

Carles Abellán decidió apartarse de la competitividad y tensión inherente de estar en la cima para ser feliz. Eligió vivir entre Barcelona y en la pequeña localidad de Sant Ferran, en Formentera, donde se ubica Casa Natalia. “Hay gente joven que vive con la esperanza de la estrella, pero yo he vivido muchos años esa historia y ahora solo me apetece disfrutar y gozar en libertad. A estas alturas, esa especie de pugna gastronómica que hay en el país… Me salí de ese circuito y hemos decidido hacer lo que queremos, de una manera tranquila, sin presión, sin que vengan inspectores de no sé qué guía. Aquí hacemos lo que nos da la gana y es el cliente quien nos da el feedback. Punto pelota”.

Restaurante Casanatalia del chef Carles Abellán Cedida

Casa Natalia es un proyecto valiente, en tanto Formentera es un territorio muy pequeño donde recala un público en busca de la tranquilidad que no acaba de hallar en la bulliciosa Ibiza. Ella es jefa y él, asesor gastronómico, aunque no importan los títulos. Son un binomio perfecto. “Casa Natalia es nuestra casa. Queremos que la gente que viene al restaurante se sienta tan a gusto como quienes se quedan a dormir. Y que vuelvan cada año como amigos. Lo más bonito es cuando al marcharse nos abrazan diciendo que les ha encantado”, responden a dos voces. “La isla está muy ligada a la temporada pero gozamos de un buen cliente, con capacidad económica y ganas de gastar. Eso nos ofrece calidad de vida”, apunta Abellán. “Teníamos muy claro que queríamos abrir aquí, en este pueblo, y solo de noche para poder continuar disfrutando del día. Trabajamos para vivir como queremos vivir: dando felicidad y siendo felices”, remata Natalia. Bajo el restaurante, este verano han inaugurado Charly’s, el lugar perfecto donde saborear una copa bien servida para terminar la velada.

La bodega de Casa Natalia ofrece hasta 700 referencias, vinos preciosos que la pareja ha ido atesorando con los años. No encontrarán nada igual en la isla. Carles y Natalia miman una carta, exquisita, que basan en el producto autóctono en todo lo posible, mediterráneo por los cuatro costados y con influencia catalana. Platos para gozar. La pareja no es partidaria del menú degustación. Abellán acabó hastiado de esa fórmula: “Entiendo que hay restaurantes en que es inevitable, sea DiverXo o Quique Dacosta, por decir dos grandes, y no pasa nada, soy muy abierto. Pero a mí me gusta más la carta porque yo escojo, sin tanta organización establecida. Ah, y que a veces te obligan a estar cuatro horas sentado en la misma mesa. ¡Y más aún si hay maridaje! (risas)”.