Crimen en Tailandia

Analizamos el caso de Daniel Sancho: ¿estamos romantizando a un asesino?

Nuestro juicio cambia cuando el autor de un asesinato tiene una cara bonita.

Daniel Sancho
Daniel SanchoInstagram

En psicología se llama efecto halo y, casi inconscientemente, nos hace pensar que belleza y bondad van de la mano. Es un sesgo en el que podríamos estar incurriendo en el tratamiento del asesinato del cirujano colombiano Edwin Arrieta, de 44 años. Por su apariencia, se nos hace difícil ver en Daniel Sancho un asesino. Rubio, fuerte, guapo y joven. ¿Quién le vería cometiendo un acto tan terrible? Muchos de los criminales más sanguinarios de la historia disfrutaban de un gran atractivo físico. Por ejemplo, el estadounidense Ted Bundy, que acabó con la vida de 36 mujeres, o Jeffrey Dahmer, también conocido como el Caníbal de Milwaukee, un asesino en serie que mató y desmembró a 17 hombres.

Sin perder de vista la presunción de inocencia de Daniel, pero teniendo en cuenta su confesión, LA RAZÓN analiza con el psicólogo forense Javier Urra la posibilidad de que estemos romantizando a un asesino. Son varios los factores que llevan a que esto pudiera estar sucediendo. El primero es su aspecto, pero hay otros que llaman la atención de Urra. Por ejemplo, la búsqueda de una motivación pasional rebuscando en la personalidad de Edwin o en su relación con el joven español rasgos que le pudieran hacer merecedor. "Es erróneo. La gente de bien se pone a favor de la vida, por mucho que él declare que él era un rehén", avanza.

Sería más oportuno, a su juicio, indagar en la psicobiografía y en el historial de sus redes sociales. "Aquí sí se han encontrado expresiones y mensajes impactantes que podrían ser muy significativos para definir su personalidad. Algunos confirmadas por algún amigo. No vale decir que, si nos rastreasen, todo el mundo tendría un pasado sospechoso. Afortunadamente, no es así".

Daniel Sancho, escoltado por la policía
Daniel Sancho, escoltado por la policíaSOMKEAT RUKSAMANAgencia EFE

En caso de que siga declarándose autor del crimen, en el juicio saldrá qué le indujo a ello. Y en esto, Urra encuentra un detalle que podría revelar ante quién nos encontramos. "Desmembrar a un ser humano va más allá del acto de matar. Si no fue simplemente para deshacerse fácilmente del cuerpo, implica una carga añadida de odio, denigración y humillación". Su pensamiento va para la familia y amigos colombianos de la víctima. ¿Cómo pueden estar viviendo esto? Si fuese a la inversa, ¿cómo recibiríamos esos comentarios compasivos acerca de la dureza de la cárcel en Tailandia, el corte de su melena o la obligación de uniformarse? ¿Habría esa misma piedad con el presunto asesino si fuese colombiano?

"Entiendo -señala Urra- que como hijo de un clan de actores muy queridos inspira aprecio; como español, identidad. Pero nada más. Como psicólogo forense me quedo con las palabras de su abogado cuando dice que está relajado, sabe lo que hizo y ahora quiere prepararse para la vida en la cárcel. Es decir, hizo lo que quiso y no hay en él atisbo de arrepentimiento, confusión o desasosiego. Si hubiese actuado bajo un miedo atroz o alteración de la mente por diferentes circunstancias, no se habría comportado así tras su detención. Por su manera de caminar y colocarse la toalla para ocultar las esposas, se le ve altivo y con una seguridad en sí mismo pasmosa".

A handout photo made available by Royal Thai Police shows Spanish chef Daniel Jeronimo Sancho Bronchalo, 29, sitting next to evidence, after he was arrested for murder and dismembering the body of a Colombian man, at a hotel in Koh Phangan island, Surat Thani province, southern Thailand
A handout photo made available by Royal Thai Police shows Spanish chef Daniel Jeronimo Sancho Bronchalo, 29, sitting next to evidence, after he was arrested for murder and dismembering the body of a Colombian man, at a hotel in Koh Phangan island, Surat Thani province, southern ThailandROYAL THAI POLICEAgencia EFE

Del mismo modo que no entiende la romantización de Daniel, tampoco aprobaría una sociedad castigadora. Peor aún, que un país pueda vulnerar en sus cárceles el respeto de los derechos humanos y de la dignidad que merece cualquier preso. Se llame Daniel o Lawan. "La privación de libertad es suficiente castigo. Es inconcebible que existan prisiones con hacinamiento, insalubridad, desnudez, pérdida de la dignidad, torturas o miedos intensos porque las amenazas son brutales. Ahí sí tiene razón para preocuparse, como ha dicho, por su futuro en la cárcel. La juventud y su aparente fortaleza mental podrán favorecerle, pero puede que no sea suficiente para imponer su norma". El tiempo dirá como encara esta etapa si finalmente es declarado culpable. La extradición tardaría muchos años en llegar y requeriría un complejo ejercicio de ingeniería diplomática. Mientras se clarifica el caso, el psicólogo aconseja moderación en los juicios. Ni romantización ni mortificación.