Ya se frotan las manos gozando anticipadamente de lo que puede ser el musical de la época. Si Concha Piquer produce curiosidad, la expectación es doble si se trata de que la evoque Diana Navarro, otra de nuestras últimas «grandes» y el hecho de que ahora recupere a doña Concha aumenta el morbo, las expectativas y la curiosidad. Todo estará centrado en su actividad artística porque en lo humano dicen que dejaba mucho que desear. Estaba ensoberbecida, viviendo en una nube donde sus «fans» no dejaban de jalearla. Aquí no se había hecho nada igual salvo en el brillante caso de Celia Gámez con «La estrella trae cola», auténtico repaso recordador de sus grandes triunfos desde el tango «A media luz» con el que debutó en La Coruña nada más desembarcar en España llegando de Buenos Aires. Muchos aseguraban que Celia había nacido en Betanzos (Coruña) y no en el Buenos Aires arrabalero. Ella siempre pasó del tema y así aumentó la leyenda, algo imprescindible en aquella época. No se trata únicamente de un musical sino también de un repaso a nuestro país y de como estábamos en l934.

En el centro del nada amplio escenario estará muy destacado «el baúl de la Piquer», prueba evidente y rotunda del buen humor que hay en todo el montaje, venga a hacer y deshacer que es lo que Teresa Campos hace estos días en plena mudanza inmobiliaria. Vendió su casoplón en Molino de la Hoz, aquel que ilusionadamente construyo creyendo que lo compartiría con Carmen Borrego y Terelu Campos, tras decidir no comprar sino alquilar. Aunque tiene plazo hasta diciembre para dejar su domicilio actual. Prefiere adelantar la mudanza para que no coincida con las fiestas navideñas. Es previsora y así irá rodando sin agobio el imponente ático de 2.400 euros mensuales tras dejar Molino de la Hoz. Su nueva residencia es un imponente dúplex en una de las zonas madrileñas más exclusivas y caras, claro. La imagino tan ilusionado como al cantante Bertín Osborne con su nuevo amor sevillano, aunque de momento él lo ha desmentido.