Sagas
Rocío Carrasco puede hundir a Ortega Cano con un solo documento
Se trata de información que podría dinamitar la idea de matrimonio idílico que formó con Rocío Jurado
¿Qué cuenta Rocío Jurado en sus papeles secretos para que su viudo, José Ortega Cano, tiemble solamente de pensar que esos documentos puedan salir a la luz? Mejor dicho, un solo documento con el que la hija de ‘la más grande’ podría hundir al torero. Esa información está en manos del juzgado que se ocupa de dirimir la demanda de Gloria Camila Ortega contra su hermana, Rocío Carrasco, para que entregara los escritos privados de su madre.
El documento ‘maldito’ dejaría en muy mal lugar a Ortega, desvelando episodios que pondrían en solfa la estabilidad de aquel matrimonio.
¿Rocío y José estaban a punto de separarse cuando a ella le descubrieron el cáncer de páncreas que le llevó a la muerte? ¿El torero se escapaba por las noches y se iba de juerga con un grupo de amigos poco recomendables? ¿El amor de la pareja era un simple paripé de cara al público?
Son muchas las incógnitas que revelan esos papeles de la discordia, y el más interesado en que no salgan a la luz es Ortega. En este sentido, el que su hija Gloria haya pedido al juzgado que se reclamen a su hermana Rociíto los documentos puede suponer un alma de doble filo contra su propio padre, una información que le pondría en el candelero y que descubriría alguna faceta desconocida del diestro.
Quizá conocedor de que en la sala judicial iba a leerse dicho documento es lo que indujo a Ortega a no presentarse este viernes en el juzgado. Además, no tiene la menor intención de cruzarse con Rocío Carrasco, habida cuenta de que esta ya dejó muy claro que lo que piensa contar en las nuevas entregas de su docudrama, tituladas esta vez como ‘En el nombre de Rocío’, cosas que no le gustarán al que fuera marido de su madre.
José tiene ciertos achaques de salud y sus médicos le han aconsejado que no entre en conflictos, y menos si son familiares, por eso guarda silencio en los últimos tiempos cuando se le acercan los periodistas. Es cauto y discreto, no le queda más remedio. Y no entiende a cuento de qué se revuelven ahora episodios de un pasado tan lejano. El preferiría enterrar el hacha de guerra y dejarse de desafueros. Pero Rocío Carrasco no está por la labor de callarse.