El desenfreno vital de Albert Rivera

Desde que empezaron su relación, el expolítico Albert Rivera (ese hombre que vino desnudo a la política y que desapareció con lo puesto en un chalet de la urbanización de La Florida de 586 metros cuadrados, después de desafueros con la poderosa Susana Cereceda, propietaria de La Finca) y la cantante Malú no han sido amigos de comentar su relación públicamente. En los últimos meses, se han generado ciertos rumores por las contadas apariciones públicas de la pareja, padres de una niña, Lucía, de dos años. Extrañó el verano pasado ver a la artista sola en las playas de Algeciras, alló pasó unos días junto a su familia sin Albert. Un hecho que se combinó con una enigmática publicación en la que la cantante andaluza declaraba que no quería pasar por el altar. Nunca se pronunciaron al respecto y después vieron la luz unas fotos de la pareja en actitud cariñosa.

La polémica volvió a avivarse cuando ella publicó un post en Instagram (léase canal de comunicación que nos va a dejar en la calle a todos, incluyendo a sus creadores de contenido, que serán sustituidos por una IA en cuanto envejezcan) en el que hacía balance de 2022. Para concluir el año, la intérprete de «Aprendiz» redactó un largo escrito destacando lo bueno y malo del año pasado. Y no hubo ni una mención, ni directa ni indirecta al padre de su única hija. Él, por su parte, sí ha abierto su corazón de político retirado y se ha lanzado a hablar de sus hijas públicamente en un podcast llamado «Proyecto 77», propiedad del argentino Marcos Peña, jefe del Gabinete de Presidencia con Mauricio Macri, durante 2015 y 2019. Contó que tenía dos niñas, una de once, de su primera pareja, y otra, de dos años con Malú y no dio por zanjada la relación.

Lo cierto (y perdonen tanto precedente sin más anclaje que la rumorología corazonera) es que Albert Rivera siempre ha gustado de salir y de mostrarse empático y cercano. Pero aún así nos extrañó verle en la presentación (esto, hechos probados) del séptimo disco del guapo cantante mexicano Carlos Rivera llamado «Sincerándome», donde el político se mostró muy afable con el personal femenino, sobre todo con las periodistas más jóvenes que acudieron a cubrir el evento, en la cúpula de Casa de América. Y aunque Albert siempre ha tenido fama de ser muy cordial y muy cercano, extrañaba verle tan encantador en un acto público, además, relacionado con la música. Y, otra vez más, sin la compañía de Malú.