Cristina Tárrega: «Los hombres cada vez aman más a los hombres»

–«Por y para mí». Ha hecho el libro que le habría gustado que alguien hubiera hecho para usted hace años...

–Sí: me habría ahorrado tiempo, dinero y decepciones. Es una guía de belleza y salud para estar bien sin que los productos te cuesten un ojo de la cara.

–Es una loca de la cosmética...

–Lo soy. Se me van los ojos detrás de lo que es bueno para mi cuerpo.

–O sea, que es una buscadora de la fuente de la eterna juventud...

–Soy una científica frustrada. Me hubiera gustado ser científica o médica.

–Parece que en la cosmética hay mucho cuento...

–Más que en Calleja. Cuento, moda y marketing. Sólo un 10 % sirve realmente para lo que dicen que sirve.

–Es, además, bloguera experta en belleza. Decía Flaubert que la belleza es para la mujer el mejor sustitutivo de la inteligencia...

–No, bella es sinónimo de lista. Todo el mundo puede ser guapo si lo desea. Es proponérselo. Hoy, sólo es fea la que quiere ser fea.

–Está claro: o eres guapa o no vas a ninguna parte...

–Yo diría que o eres estéticamente correcta o no vas a ninguna parte. No se puede ir desdentada, despeinada, desastrada, calzada por tu enemigo...

–O sea, que conviene mirarse al espejo...

–Eso y quererse un poco. La hermosura abre puertas, pero no da permanencia en el puesto. Eso lo da el trabajo, la cultura, los valores...

–«Los hombres aman más la belleza corporal que la virtud», dijo Confucio.

–Los hombres aman cada día más a los hombres, cada vez se aman más a sí mismos. Hoy, el gran negocio sería una administración de egos.

–Sofía Vergara: «No eres nadie sin un buen culo».

–Depende de para qué quieras el culo.

–«Malgastar es horrible, obsceno y muy ordinario», dice Manolo Blahnik.

–A mí me gustaría que rebajara sus zapatos en lugar de hacer frases.

–En tiempos de crisis, se dispara la venta de lápiz de labios rojo...

–Sí. El rojo centra la mirada y evita que te fijes en el resto. Disimula.

–¿Los productos de su guía son unisex?

–Claro. Yo digo siempre: lo que es bueno para tu mujer es bueno para ti.

–Ya, pero cualquiera le toca su baba de caracol...