Entrevista
Pedro Jaén, dermatólogo: «La belleza es una aspiración muy noble»
Por sus manos pasan desde la Reina Letizia a Pedro Sánchez, pero su proyecto más personal nos lleva hasta África
Pedro Jaénno necesita pactar con el diablo para arrebatarle la belleza. En sus manos, este concepto queda libre de cualquier sospecha de vanidad, narcisismo o frivolidad. Toma un rostro y lo talla con exquisita paciencia hasta equilibrar sus proporciones, corregir cualquier imperfección o dotarlo de mayor armonía. Esta es la cara vista de este dermatólogo, uno de los mejores de Europa, que en tres décadas de profesión ha atendido a reyes (los de España, sin ir más lejos), políticos (Pedro Sánchez, por mencionar a alguno), aristócratas, artistas y mucha otra gente anónima que luce impecable. Pero lo que agranda de verdad su figura es su compromiso, hasta las trancas, con esa otra población excluida por su apariencia en la lejana Tanzania. Hasta allí viajó hace 16 años y descubrió en la marginación que sufren las personas albinas y con xeroderma pigmentoso una nueva dimensión en el ejercicio de su profesión. Al proyecto que inició desde la fundación que lleva su nombre le da ahora un impulso más con la inauguración de una escuela sociodeportiva junto al Real Madrid y Good Samaritan.
¿La piel de estos pacientes se vuelve un estigma en África?
Por desconocimiento médico e ignorancia del pueblo, las personas que sufren albinismo y xeroderma pigmentoso no solo son discriminadas y desahuciadas dentro de sus comunidades e incluso en sus propias familias, sino que son víctimas de creencias absurdas y supersticiones, como entender que sus huesos u otras partes de sus cuerpos atraen prosperidad o felicidad, algo que lleva a situaciones escalofriantes, como su asesinato para el tráfico posterior. Por eso, uno de los objetivos de esta escuela es dar normalidad a la enfermedad y permitir que estos niños desarrollen habilidades personales y deportivas, además de confianza en sí mismos. De paso, intentamos inculcar rutinas saludables y otros aspectos educativos. Una población que se educa en valores y en hábitos deportivos y sanos garantiza prosperidad para su gente. Estamos muy emocionados porque este nuevo campo de fútbol para nuestros pacientes y para el resto de la comunidad es un paso clave en la integración social de estos niños y en su desarrollo.
¿Cómo puede ayudar desde el punto de vista médico?
El objetivo de la escuela es que los niños se olviden por un momento de su enfermedad y que disfruten de su infancia como niños y no como pacientes. Es solo una parte de un proyecto más amplio, «África en la piel», que trabaja desde hace 16 años en Tanzania para mejorar la vida de pacientes albinos y con xeroderma pigmentoso. Ofrecemos asistencia sanitaria, formación a dermatólogos y profesionales sanitarios locales y nos ocupamos de la divulgación al entorno social y educativo para favorecer la integración de los pacientes. Sin asistencia, estos niños mueren por cáncer de piel a edades muy tempranas. Nuestro trabajo consiste en prevención, diagnóstico precoz y tratamiento del cáncer. Cubrimos las necesidades específicas de los pequeños con la ventaja de que la escuela está ubicada cerca del hospital Kilimanjaro Christian Medical Center (KCMC).
Siendo hijo de un marino mercantil, ¿qué le llevó a interesarse por la piel?
Mi interés por la ciencia y las personas ha sido una constante en mi vida desde bien pequeño, pero, además, sufrí una psoriasis extensa durante la adolescencia que motivó mis ganas de mejorar la vida de los demás. En el vía crucis de médicos que soporté, junto a mi madre, no dejaba de pensar en lo asombroso que sería para mi vida que los profesionales se pudiesen poner en mi lugar y encontrar un tratamiento definitivo. Fue esa necesidad lo que despertó mi fascinación por la medicina y, de manera más concreta, los trastornos de la piel.
¿En la piel está inscrita nuestra historia vital?
Nuestra piel es nuestra memoria más auténtica. Todo lo que somos deja huella en ella. Delata nuestro estado de salud, estado anímico, hábitos, gestos, emociones o cuidados.
Entre sus pacientes más conocidos están Pedro Sánchez y los Reyes de España, entre otros muchos pacientes de renombre. ¿La obsesión por la belleza encierra algún pecado, aunque sea venial?
La belleza es una aspiración muy noble y una dimensión del ser humano que encierra otros conceptos, como el autocuidado, la salud, la confianza en uno mismo o el deseo de mejorar de una manera global. Significa querer estar bien con uno mismo y esto no tiene nada de perverso. Debemos tener en cuenta que el deseo de una piel bella implica una dieta sana y unos hábitos de vida saludables que previenen la enfermedad.
Después de conocer necesidades más urgentes y trascendentes en otros tipos de piel, ¿la estética no es algo superfluo?
Soy médico y mi misión es ofrecer soluciones médicas y quirúrgicas para las necesidades de salud y estética. En África o en cualquier otro lugar donde yo puede aplicar mis conocimientos, sin que importa quién es el paciente. Me fijo en la causa que le lleva a mí y mi obligación es dar un servicio de máxima calidad. La dermatología estética ha avanzado de forma espectacular en los últimos años y resuelve problemas que afectan a la calidad de vida de los pacientes. Es el caso del acné de los adolescentes, motivo muy frecuente de depresión en los menores. No es, como ve, un asunto superfluo.
¿Qué le debe a la filantropía?
Me reconforta haber encontrado un modo de promover un cambio social y ayudar al desarrollo de la comunidad tanzana, mejorar la calidad de vida de los niños con albinismo y xeroderma pigmentoso a través de la asistencia sanitaria y favorecer su integración. Los médicos tenemos esa fortuna de encontrar un retorno, un modo de devolver a la vida una mínima parte de lo que nos regala. Esta satisfacción es indescriptible.