Demi Moore: ¿los 60 son los nuevos 40?
Con su minúsculo bikini, la actriz dice adiós a las tiranías que impone la edad
La edad es poder. Nadie podrá disputarnos esta idea que nos inspira la imagen de Demi Moore, de 61 años, en bikini con su nieta Louetta. Para empezar, fíjense en la curvatura lumbar. El mercado ha inventado mil triquiñuelas para ayudar a los jóvenes padres en los primeros pasos del bebé, pero la actriz escoge doblar la espalda. Sin embargo, no seamos hipócritas. El detalle que ha captado de manera aplastante la mirada del público es su tonificada figura, su abdomen bien definido, ese pecho que no cede a la gravedad, a pesar de su generosidad… Más de uno habrá deseado tener a mano un desfibrilador para restablecer su ritmo cardíaco.
Con una sola imagen, la actriz dice adiós a todas las tiranías y corta de raíz esas ideas que tanto entretienen a los expertos de moda y belleza con sus interminables debates acerca de qué sería lo más conveniente para una mujer a la que, por edad, la sociedad acostumbra a llamar «señora mayor». ¿Bikini o bañador? ¿Qué sería más sensato? Sentencia profesional: cuanta más tela, más estilizada y recogida queda la carne. ¿Y el pelo? «Solo las mujeres sin clase llevan el pelo largo a partir de los 40», dice Carolina Herrera. Y añade: «Jamás uses minifalda y escote después de los 30, te harán ver ridícula». Al diablo con las imposiciones.
¿Es ridícula Demi Moore con su melena extralarga y un minúsculo bikini? ¿Debería resignarse a llevar un bañador reductor, compresivo, moldeador, disimulador, con relleno…? Ella desafía cualquier canon y ofrece una imagen fresca y ligera, cediendo el protagonismo al blanco, que potencia aún más su poderío.
Después de un pasado polémico y una espiral autodestructiva que condujo a la estrella a una clínica de desintoxicación, confiesa que está en un «un despertar». No pretende bajar escalones de su escalera vital, sino vivir desde el peldaño que le toca. Ha dejado atrás sus adicciones y trastornos alimenticios, pero también su obsesión por el físico. Y regresa con una relación más sana consigo misma gracias a la dieta vegetal, el boxeo y otras rutinas, algunas tan divertidas como el zumba. El diagnóstico de demencia frontotemporal que recibió su ex marido, Bruce Willis, le ha ofrecido también una nueva concepción de todo y encuentra en el factor humano su principal fuente de felicidad.
Cada vez son más las mujeres que, a partir de los 50, 60 o 70, se suman a lo que ya podemos llamar «el desafío Moore». En lugar de mirarse al espejo y lamentar los estragos del tiempo o la fealdad de su cuerpo, aman lo que ven o ajustan su imagen a lo que anhelan sin perder la cabeza. Hay belleza en la arruga, los kilos y la flacidez cuando la mujer encuentra su forma genuina de brillar.
Al ver la imagen viral de Demi Moore, no han faltado los usuarios que sus redes sociales han recordado sus retoques, pero lo que no se puede impostar es la belleza que nace de dentro. Transmitir la armonía y la belleza de Moore requiere naturalidad y equilibrio interior. No hay crema ni cirugía que enmienden lo que el rostro y el cuerpo emiten negativo desde su interior.