Recuerdos
Laura Ponte: "La Infanta Pilar era una gran señora. Decía las cosas tal y como las pensaba, algo sanísimo. Y era una supermadre"
La modelo ha concedido su entrevista más sincera a Vanity Fair en la que habla de su aversión al bótox y de su relación con la Familia Real.
La modelo española Laura Ponte sorprendió el pasado mes de marzo siendo imagen de la segunda colección de Phoebe Philo, la diseñadora británica que lanzó Chloé y convirtió Celine en una marca de culto. "Mucha gente me ha dicho que no es mi mejor foto, y lo cierto es que en este mundo en el que vivimos de los filtros y los retoques choca ver una imagen con una luz poco favorecedora y sin tratar. Pero yo voy por esa onda: jamás me maquillo; me hago una limpieza de cutis al año, y porque me obligan mis amigas", apunta la modelo en una entrevista a Vanity Fair.
Laura Ponte, quien asegura que "jamás me pincharía bótox y no me hago ni el Indiba", cree que cada arruga de su cara forma "parte de mi ser, la huella de una historia. Me ha costado tanto superar mis complejos, que no eran tanto estéticos como físicos, que doy un salto de alegría cuando me miro al espejo".
Tuvo una adolescencia complicada, con años de terapia. "Hoy abrazo la vida cada día. Solo me importa lo que me digo a mí misma. Hace tiempo que dejé de vivir a través de lo que piensan los demás", revela." La moda me ayudó a descubrir que una persona como yo merecía un espacio. Me hizo contemplar el mundo de otra manera. Convivía con gente de mi edad y más mayor, y la palabra libertad existía de una manera más amable: podías ser distinto, y no pasaba nada", destaca.
Además, Ponte asegura que también guarda momentos desagradables en el mundo de la moda. "Una con un fotógrafo borracho en París; me encerré en el estudio de maquillaje y peluquería y pedí que me viniesen a buscar, aterrada. Entonces me asustaban más las cosas. Y aquí al principio, con otro fotógrafo que dijo cuatro palabras ordinarias y pensé: “¡Qué barbaridad!”. No sabía que yo hablaba bien inglés. Ojalá no hubiese padecido ninguna, pero dos en tantos años… Ahora se habla de esas cosas sin miedo, existen más plataformas que te escuchan, hay condenas y estamos todos de acuerdo en que no se debe tratar así a ningún ser humano. Antes había terror a perder el trabajo. Y ya no en la moda: en España hace nada una mujer no podía abrirse una cuenta bancaria, vivíamos de lo que dictaba el hombre. En muchas sociedades sigue siendo así".
En 2004 salta a la prensa rosa por su boda con Beltrán Gómez-Acebo, hijo de la Infanta Pilar y sobrino del Rey Juan Carlos. Tras tres años de noviazgo, la pareja, que se había conocido en París, decidió darse el "sí, quiero". Se casaron en La Granja de San Ildefonso con los entonces príncipes de Asturias entre los 500 invitados.
Ponte siempre tuvo muy buena relación con su suegra, una cordialidad que se mantuvo hasta su fallecimiento. "Era muy cariñosa, muy sabia, muy inteligente. Sabía escuchar. Bruta, en el sentido de que decía las cosas tal y como las pensaba, algo que por otro lado me parece sanísimo. Era una mujer muy sabia. Tenía mucho sentido del humor, y muchas ganas de vivir. Y era una supermadre. De todos. Incluso de los que no eran sus hijos. Protectora, pero no esa protección que te inmoviliza sino de: ‘Yo estoy aquí, detrás’. Sabía latín. Era una gran señora", confiesa.
En 2009 se separa tras cinco años de matrimonio y dos hijos en común. También pone fin a su relación con los reyes. "Con Felipe he coincidido últimamente en entierros -al fallecimiento de doña Pilar en 2020, a los 83 años de edad, siguió el de su hijo Fernando, de 49, en marzo-, no tendría problema en saludarlo pero tampoco me voy a abalanzar. Tengo una amiga en común con la Infanta Cristina, y sé que está bien. Es un cielo de chica, supernormal. A la gente hay que quitarle todo lo que la rodea, y conectar con la persona. En la vida no eliges, o eliges poco. Hay que intentar ver eso".
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