Ayer, 7 de febrero, se cumplían 25 años de la llegada al trono de Abdalá II de Jordania, pero los festejos del jubileo de plata se prolongarán durante todo este año 2024. Su primera puesta en escena tuvo lugar con la ceremonia del izado de la bandera en el Palacio de Raghadan, la residencia real situada en el complejo de la Corte Real de Al-Maquar en Amán. El monarca estuvo acompañado de su esposa, Rania, que, una vez más, revalidó su título de la royal más elegante de oriente. A su llegada, Abdalá saludó a sus hijos, el príncipe Hussein junto a su esposa Rajwa Alseif, y las princesas Salma e Imán. Le acompañron también su madre, la princesa Muna; el príncipe Ghazi bin Muhammad y su esposa, Miriam Ghazi; además de numerosas autoridades del país. El gran ausente de la jornada fue el hijo pequeño del monarca, el príncipe Hashem, que, después de su graduación en King´s Academy de Madaba, equivalente a nuestro Bachillerato, se encuentra estudiando en Estados Unidos.

Uno de los momentos más destacados de la jornda fue cuando Abdalá II se dirigió a la nación con un discurso televisado en el que hizo balance de este cuarto de siglo como monarca. "Hace veinticinco años nos despedimos de un gran líder que construyó Jordania con sabiduría [...] Lo recordamos con orgullo, como líder, ser humano, hermano y padre de todos los jordanos. En cuanto a mí, los mandamientos de mi padre y sus palabras cuando me consideró responsable continúan guiándome en mi conciencia y al servir a Jordania[...] Nunca me vi más que como un servidor de la nación y uno de ustedes, nos unimos por los logros y somos uno en las circunstancias más difíciles".

La corte hachemita ha emitido un comunicado en el que recuerdan que "el Jubileo de Plata es una ocasión nacional importante para resaltar los logros alcanzados por los jordanos bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey, y cómo Jordania enfrentó con sabiduría y firmeza desafíos fatídicos, y cómo Su Majestad lideró el proceso de modernización del Estado jordano y la transición".

Rania, esposa y reina

Durante estos 25 años, el rey ha contado con el apoyo incondicional y cercano de su esposa Rania, quien también se siente "muy afortunada de estar casada con un hombre al que puedo acudir siempre que necesito a alguien que me escuche o me guíe", según declaró a la revista ¡Hola!

Los actos se convierten en una ocasión para apreciar el estilo de Rania y de sus hijas.

La reina, que esta vez no llevó caftán, escogió un abrigo de Dior, una de sus firmas preferidas, en color gris oscuro y con dos solapas cruzadas sobre el pecho. Lo combinó con un bolso repetido de Vuitton y gafas de sol.

Su hija, la princesa Salma, lucía un abrigo negro de Louis Vuitton de la colección Fall/Winter 2001, entallado y con detalles de terciopelo. Como su madre, lo llevaba a modo de vestido con gafas de sol. Su hermana Iman, casi a juego con Rania, estrenó un abrigo gris marengo con flecos en el bajo firmado por Alaïa y realizado en lana. La princesa Rajwa, esposa del heredero Hussein, eligió un vestido midi de la firma Me+Em.