Renovación
La muerte de Doña Ana marca el inicio de la nueva vida de Isabel Pantoja
Doce años después de trasladarse a vivir a Cantora, y tras la muerte de su madre, Isabel Pantoja ya no tiene excusa para seguir recluida en la finca gaditana que ha causado el enfrentamiento familiar.
El único miembro de la familia de Isabel Pantoja que optó por una vida alejada de los focos, Ana Martín, se ha convertido, muy a su pesar, en la comidilla de los programas de corazón. No es de extrañar ya que, desde el más allá, la madre de la Pantoja ha logrado hitos insospechados.
Doña Ana ha conseguido lo imposible: que su hija y su nieto se abracen en un encuentro privado en Cantora, para llorar su muerte y que se emplacen a verse pronto. Además, la bailaora ha hecho posible que la boda de su nieta Anabel se convierta en la portada más deseada de la prensa del corazón aunque ya se sabe, tras el plantón de Kiko Rivera y su mujer, que no acudirá a la celebración ninguno de sus mediáticos familiares. De hecho, la boda ha pasado a convertirse en un homenaje a la finada a la que acudirán Belén esteban, Raquel Bollo y otros colaboradores de Sálvame, además de la madre de la novia.Por si fuera poco, la monopolización de su ultimo adiós por parte de Isabel y Agustín Pantoja, quienes negaron la despedida a sus nietos y a su hijo Bernardo, ha permitido que Doña Ana parta al otro mundo dando ejemplo de discreción y austeridad.
Llantos, mentiras y un abrazo emocionado entre madre e hijo
La Yaya, como llamaba el hijo de Isabel Pantoja a su abuela materna, se fue sin hacer ruido pero dejando tras de sí una inmensa polémica y no pocos logros. Por un lado, el desconcierto de una parte de sus seres queridos a los que, Isabel y Agustín, no sólo no les informaron de la gravedad de su estado, sino que se enteraron por la prensa que había fallecido mientras ellos se dirigían a La Graciosa, la isla elegida por su nieta Anabel para celebrar su enlace con Omar. Más dolor les ha producido saber por boca de Ana Rosa Quintana que, cuando se hizo público el fallecimiento, el 29 de septiembre por la mañana, el núcleo duro del clan llevaba 15 horas velando su cuerpo en la intimidad de Cantora.
Tras la muerte de su madre, Isabel se plantea una nueva vida .
Por otro lado, la muerte de Doña Ana pone a Isabel Pantoja en una complicada tesitura. Hasta ahora, la enfermedad de Doña Ana, había sido la excusa para permanecer recluida con su hermano en la inmensa hacienda de Medina Sidonia. Allí, Doña Ana estaba bien atendida, cómoda y tranquila, acompañada de sus dos hijos, Agustín y Maribel, que se desvivían por cuidarla con la ayuda de una enfermera, hermana de Mami Quevedo, el marido de Cristina Tárrega. La colaboradora de Ana Rosa Quintana y esposa del futbolista gaditano ha asegurado que “Isabel ya tenía su hoja de ruta escrita desde el momento que su madre enferma:”Va a cambiar radicalmente de vida”.
Además de los cuidados profesionales y la dedicación de sus hijos, otros íntimos de la cantante, solían acompañar a la nonagenaria. El caserío, de más de trescientas hectáreas y dos mil metros construidos, a pesar de encontrarse a casi una hora de un hospital, era la mejor opción que tenía Isabel Pantoja para poder atender a su madre enferma.
El amor por Doña Ana ha ralentizado las acciones de Kiko Rivera con respecto a Cantora
También Kiko estaba de acuerdo y, por ello, había pospuesto sus amenazas de echar a los “okupas” de Cantora, tomando posesión o rentabilizando la propiedad bien poniéndola en venta o en alquiler. El amor por su yaya ha impedido que cumpla sus amenazas y ralentizado una decisión ya anunciada: “Mi tío tiene los días contados en Cantora. El día que muera mi abuela, si no la he vendido antes, se va sí o sí de allí y si no, le haré la vida imposible.” dijo Kiko Rivera en el programa de “Cantora: la herencia envenenada”.
Lo advertía el pasado invierno el propio Kiko Rivera cuando estalló el conflicto con su madre: “Cuando mi abuela se muera voy a echar a los Okupas de Cantora”. Se refería principalmente a su tío Agustín, a quién acusa en los juzgados de “estafa y apropiación indebida”, y de ser la mano que carga las armas en esta guerra. “Mi tío tiene atada a mi madre de alguna manera-dijo el DJ-. Él le reprochó a mi madre haber perdido sus mejores años por haberla cuidado a ella y a mí cuando murió mi padre. Ella siempre se ha sentido culpable por eso. Cuando ella está con él es una persona distinta y eso lo sabe todo el mundo. De hecho, ella solo llama a mis hijas cuando él no está, si está no llama”.
Pero el luctuoso encuentro de Kiko Rivera con su madre en Cantora, en el que han acordado reunirse próximamente para hablar de sus desavenencias hereditarias, podría cambiar la vida de Isabel Pantoja. En la mesa de negociación está el deseo del hijo de Paquirri de vender la finca que heredó y solventar las deudas que ha acumulado Isabel Pantoja con Hacienda y diversas entidades bancarias, que gravan la propiedad. Si llegaran a un acuerdo, la Pantoja estaría libre, sin ataduras, para empezar de nuevo.
La tesitura de Pantoja: ¿poner rumbo a América?
Todo parece indicar que Isabel Pantoja está dispuesta a vender casi todas sus propiedades, muchas ya están a la venta, para comenzar una nueva vida en América. Miami y Mexico serían las ciudades en las que podría instalarse la cantante, siempre acompañada de su hermano Agustín. Dos grandes urbes que le ofrecen un deseado anonimato e infinidad de oportunidades laborales. Y aunque tras la muerte de Juan Gabriel, íntimo amigo del clan Pantoja, no cuentan con su amparo, según María Patiño, Agustín se decanta por un retiro en el país azteca. Allí vivió durante años en casa de Juan Gabriel y aún tiene contactos y amistades. ¿Se irá la cantante con su hermano a hacer las Américas?.
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