Boda
Así es la tiara que podría llevar Belén Corsini, una joya de Eugenia de Montijo
Todos los ojos siguen puestos en la boda del hijo pequeño del duque de Alba, el 22 de mayo en el Palacio de Liria de Madrid
Como en toda boda, una de las mayores incógnitas es el «look» de la novia, y en el caso del enlace entre Carlos Fitz-James Stuart y Belén Corsini no es una excepción. Pero, además, hay otra cuestión importante: ¿llevará la joven tiara? La Casa de Alba cuenta con uno de los mejores joyeros de la aristocracia española e, incluso, podría estar al nivel de algunas de las casas reinantes de Europa. Entre sus alhajas destaca la impresionante tiara de la emperatriz Eugenia de Montijo, quien se la legó a su muerte a su sobrino nieto, Jacobo Fitz-James Stuart, padre de la fallecida Cayetana de Alba. Esta joya fue una de las más queridas por la duquesa de Alba. Tanto es así que la lució en su boda con Luis Martínez de Irujo, padre de sus seis hijos. Además, «la duquesa también utilizó esta alhaja durante la cena de gala que los reyes de Grecia, Pablo y Federica, ofrecieron en Atenas por el matrimonio entre su primogénita, la Reina Sofía, y el Rey Juan Carlos», tal y como recuerda a este periódico Dativo Salvia, historiador, experto en Casas Reales y autor del libro: «Las seis hermanas Braganza: Historia de las sorprendentes hijas del exiliado Rey Miguel I de Portugal». La diadema fue una de las joyas que la emperatriz Eugenia de Montijo pudo llevar al exilio cuando fue expulsada de Francia junto a su marido, Napoleón III. Durante este tiempo, «Eugenia y su marido fueron acogidos por la reina Victoria de Inglaterra, pudiendo disfrutar de una segunda corte», según explica Salvia. Sin embargo, el destino quiso que Napoleón III y su hijo murieran en un breve espacio de tiempo. Tras ello, la ex emperatriz comenzó a viajar más a España, donde residía su familia, los Alba.
Precisamente, Eugenia de Montijo falleció en uno de estos viajes españoles, encontrándose en ese momento en el Palacio de Liria, el hogar de Jacobo Fitz-James Stuart, su sobrino. Fue a él a quien legó gran parte de sus joyas, entre las que se encontraba esta diadema realizada en platino de la que se elevan desde la planta vertical varias coronas de laureles en diamante y de la que surgen grandes perlas naturales. «No es la única gran pieza de la colección de Eugenia de Montijo», señala Salvia, al mismo tiempo que afirma que «otras de las alhajas han terminado en manos de otras casas reales». Este es el caso de la diadema realizada por Alexandre-Gabriel Lemonnier para la emperatriz y que fue usada por la familia Thurn und Taxis. Curiosamente, «el pintor Franz Xavier Winterhalter retrató a Eugenia de Montijo en 1853» con la otra tiara, una pieza que está expuesta en la Galería de Apolo del Palacio del Louvre.
El tocado de Sofía Palazuelo
La diadema que se encuentra en manos de los Alba también fue la pieza elegida por Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro, para su boda con Francisco Rivera. La hija de la fallecida duquesa de Alba se desposó en la catedral de Sevilla en 1998 ante una multitud de rostros conocidos, entre los que destacaban la infanta Elena y Jaime de Marichalar. A pesar de que la diadema ha sido una de las grandes protagonistas dentro de los eventos de la Casa de Alba, nadie ha vuelto a utilizarla en público en los últimos años. Se llegó a especular con que Sofía Palazuelo la llevaría para su boda con Fernando Fitz-James, con quien se casó en los jardines del Palacio de Liria el 6 de octubre de 2018. Pero la joven prefirió lucir un tocado. Ahora, a escasos días de que Corsini contraiga matrimonio con Carlos Fitz-James, la tiara podría volver a salir de la caja fuerte de los Alba y ser lucida por la futura condesa de Osorno, quien entrará de lleno en una de las familias con más títulos nobiliarios el 22 de mayo, en una cita que reunirá a la flor y nata de la alta sociedad española.
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