Opinión
Los sábados de Lomana: “No Carmen Calvo, bonita, no somos nazis”
En Madrid se respira un aire de euforia, de liberación y de orgullo ciudadanos
En Madrid se respira un aire de euforia, de liberación y de orgullo ciudadanos. Con la sensación de haber librado una batalla contra los insultos y faltas de respeto a la ciudadanía habiéndola ganado. De momento, al menos, nos hemos librado de ese personaje egocéntrico y absurdo que deja la política sin haber hecho nada que recordar excepto levantar barricadas y emitir panfletos vacíos de contenido. Un personaje pretencioso que pensó que con su palabrería e insultos a los ricos, ese lenguaje tan pasado de moda y tan en contradicción con su forma de vivir, daría como como resultado ser el diputado con mayor patrimonio. Asombrados nos quedamos de que quizá su carrera política debería haberla dirigido hacia las finanzas viendo tan buenos resultados en su gestión personal. Así es Pablo Iglesiasque ahora, bajo guion previo, se lanza en brazos de Roures, un personaje del independentismo catalán que mueve los hilos en la sombra con un gran poder en los medios con todo lo que conlleva de dinero e influencia; también porque es el prototipo de millonario de izquierdas que presume de troskista, utilizando la televisión pública catalana en provecho propio. Se comenta que es el que financia la vida de Puigdemont en su exilio dorado.
El nuevo objetivo de este personaje es una alianza con Iglesias. Lo ha sacado de la política y, no se engañen ustedes, esto estaba decidido hace tiempo. La salida y estampida de Pablo haciendo ver que su amor a Podemos le obligaba a dejar su puesto de vicepresidente y meterse en campaña para ganar las elecciones en Madrid es un cuento que no se cree nadie conociendo sus ansias de poder, y menos él, que lo único que ansía en esta alianza con Roures es un jugoso contrato. Este es un plan conjunto para derribar a los que más les ayudaron.
Iglesias siempre sueña con un enorme sofá en la televisión desde el cual hacer maldades, él siempre pedía los telediarios y ahora tiene la oportunidad de su vida con Mediapro y su administrador único, Roures, una gran conspiración por ejemplo para hacer una serie sobre la Monarquía en España... ¡pueden imaginarse lo que saldría con ese par de personajes produciéndola!, el diseño de un nuevo canal televisivo en el que entrarían personajes de izquierdas como Monedero y Cintora para seguir regodeándose con delirios reivindicativos panfletarios de ricos y pobres. Algo ya muy trasnochado que la gente joven no quiere ni oír. Creo que sería algo muy endogámico en el que se autoalimentará toda la ultra izquierda y los independentistas. No conozco ningún país con una izquierda tan en contra de su esencia y su idioma, tan en contra de su nación como la nuestra. Iglesias debería tener en cuenta que el español eleva a los altares a la misma velocidad con que quema en la hoguera.
Nos queda Madrid, esa ciudad que ellos insultan, nos llaman fascistas y tabernarios, sin respeto a los muchísimos votantes de Isabel Díaz Ayuso. Solo hay que ver a Carmen Calvo que ha encajado muy mal el revés del PSOE criticándonos con argumentos pueriles y otros intolerables como decirnos que éramos unos nazis cubiertos con la bandera de la libertad. Llama nazis a todos los ciudadanos que no piensan como ella. No, señora Carmen Calvo, no somos ni nazis ni fascistas, los madrileños hemos votado con libertad contra un gobierno que lo está haciendo muy mal. Que maneja con torpeza la economía, que pretende freírnos a impuestos, que falta a la verdad sistemáticamente, que se alía con Bildu y ERC mientras clama contra Vox como si fuese el mismísimo Satanás. ¿Y sabe una cosa? Les hemos aguantado demasiado y estamos cansados de ustedes y de su deslealtad a España.