Turismo
Uno de los pueblos más bonitos de España en pleno corazón de la Ribeira Sacra
Castro Caldelas aúna vestigios de ocupación humana desde hace 4.500 años, un castillo medieval repleto de historia y alguno de los mejores vinos de Galicia
En lo alto de la Ribeira Sacra, dominando el valle del río Sil, se encuentra Castro Caldelas, un municipio de la provincia de Ourense que guarda entre sus empinadas calles un legado histórico y cultural de gran valor. Su castillo medieval, su casco histórico o sus vinos de la Denominación de Origen Ribeira Sacra lo convierten en un destino capaz de aunar historia, belleza y enología.
Con apenas 1.200 habitantes, Castro Caldelas se localiza a 720 metros de altitud y ocupa un lugar estratégico conocido desde antaño. No en vano, es posible que en este emplazamiento existiera un antiguo poblado prerromano, como atestigua su topónimo.
Esa denominación de ‘castro’ apunta a que que el solar que ocupa la fortaleza fuese el asentamiento de alguna aldea pre-romana. En este sentido, hay constancia, por dos necrópolis megalíticas, de la ocupación humana del territorio al menos desde hace 4.500 años.
Asimismo, por el término municipal pasa la Vía Nova, una calzada romana que comunicaba Braga con Astorga. Su imponente castillo domina toda la comarca y es puerta de entrada a la Ribeira Sacra.
En este marco, la fortaleza se configura como uno de los grandes protagonistas del municipio. Construida en el siglo XIV por orden de Pedro Fernández de Castro, señor de Lemos, el castillo ha sido testigo de numerosos episodios históricos, desde revueltas medievales hasta guerras civiles. Entre ellos, la ‘Revuelta Irmandiña’, la mayor revuelta social del siglo XV en Europa que tuvo lugar en Galicia entre los años 1467 y 1469.
Su imponente presencia, con sus muros de piedra y sus torres almenadas, evoca la época en que defendía la comarca y ejercía control sobre los caminos de la Ribeira Sacra. No en vano, la fortaleza, ubicada en la cima de un promontorio, domina todo el territorio de Tierras de Caldelas.
Declarado Monumento Histórico-Artístico en 1949, el castillo se ha adaptado como museo y centro cultural, donde los visitantes pueden recorrer sus estancias y descubrir exposiciones sobre la historia de la región.
En este sentido, en 1991 fue cedido en usufructo al ayuntamiento de Castro Caldelas convirtiéndose en ese centro cultural de toda la comarca. En su interior alberga la oficina de turismo, la biblioteca municipal, un salón de actos y el museo etnográfico.
El casco histórico
Pero el castillo de Castro Caldelas se envuelve en el contexto de un pueblo con historia que transporta al visitante hacia otra época. Una sensación que se acrecienta al adentrarse en el casco histórico de la localidad, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1998.
Se trata, principalmente, de las calles que suben al castillo, la calle del Sol y calle Grande, ambas empedradas y que siguen el trazado medieval, mostrando interesantes casas de piedra con galerías y escudos. En una de estas casas, actualmente posada, vivió el ilustre escritor y político gallego Vicente Risco.
En el centro destaca, también, la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Construida entre los años 1812 y 1861 pertenece al estilo neoclásico y destaca por su altura y sobriedad.
En la fachada principal hay dos torres campanario con hornacinas simétricas y que están unidas por una balconada de piedra sobre el cuerpo central. El espacio exterior está ajardinado y rodeado de un muro de piedra.
En este espacio se encuentran dos cruceiros del siglo XVII y tres monolitos con rostros, que componen el “Monumento a los Magistrados”, homenaje a tres personas ilustres de Castro Caldelas, pioneros en el uso del gallego en el ámbito jurídico.
Este espacio es de gran importancia porque es donde se celebra la gran hoguera en la que se inicia y finaliza la quema de los “fachós”, una fiesta que se celebra por el San Sebastián (19 de enero) y que consiste en recorrer las calles con unas antorchas vegetales.
Vinos y gastronomía
Pero más allá de la historia y la cultura, uno de los mayores atractivos de Castro Caldelas es su relación con la viticultura. La villa forma parte de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, una de las zonas vinícolas más prestigiosas de Galicia, conocida por sus viñedos en terrazas que se aferran a las laderas escarpadas de los cañones del Sil.
En esas escarpadas riberas se cultivan excelentes tintos como mencía, merenzao, brancellao o sousón y blancos como godello, treixadura o albariño.
Castro Caldelas es tierra de viñedos que esconde, también, una bodega, Ponte da Boga, con una situación privilegiada en un paisaje de gran belleza. Sus pequeñas parcelas, ubicadas en escarpadas terrazas de piedra, hacen que sus vinos sean una perfecta interpretación de ese entorno y de la viticultura heroica.
Los vinos de la Ribeira Sacra gozan de un merecido reconocimiento por su calidad y su sabor único, que refleja el carácter de esta tierra de cultivo heroico.
Los visitantes pueden disfrutar de rutas enoturísticas que recorren los viñedos y las bodegas de la zona, donde se elaboran estos caldos de manera artesanal. Es posible participar en catas para descubrir los matices de los vinos locales, muchos de los cuales han sido galardonados en competiciones internacionales. El vino aquí es más que una bebida; es una expresión de la historia, la cultura y la relación íntima entre el hombre y la tierra.
Algo similar a lo que sucede con la gastronomía, entre la que destaca el tradicional ‘pulpo á feira’, servido con sal gruesa, pimentón y aceite de oliva sobre un plato de madera, así como el churrasco de ternera. También son muy apreciados platos tradicionales como el caldo gallego o el lacón cocido con grelos y patatas.
Una gastronomía y una historia que, en Castro Caldelas, se mezclan con un entorno natural privilegiado, que surge como un espacio idóneo para los amantes del senderismo, con rutas que permiten descubrir la belleza de la Ribeira Sacra y sus cañones fluviales. Los caminos entre los viñedos, los miradores sobre el Sil y los bosques autóctonos invitan a la exploración y al contacto directo con la naturaleza.
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