Este es el pueblo más bonito de Galicia y no es ninguno de los que uno se imagina

Desde el litoral a las cumbres medias que se elevan sobre el océano, tranquilo a ratos, intempestivo en otros, Galicia se agrupa a lo largo de espacios y rincones, de pueblos y de villas, de localidades más o menos conocidas que atrapan al visitante por su historia, por su cultura, por su imagen o, como último o primer recurso, por su gastronomía.

Ahí aparecen Combarro con su multitud de hórreos alineados sobre el mar, pequeñas estampas de piedra recortadas sobre el cielo y flanqueadas por la arena; o Allariz, con su historia medieval recogida en cada piedra gris enverdecida por el musgo y la humedad. Y ahí surgen también las grandes urbes, como A Coruña, como Vigo, como Compostela, guardianas, todas, de lugares difíciles de olvidar.

Y sin embargo, el lugar más bonito de Galicia no es ninguno de estos. Al menos según el reciente concurso de la aplicación España Turismo, cuya primera edición ha proclamado a una pequeña localidad lucense como la más bonita de nuestra tierra tras acumular más de 7.000 votos de un total de 25.000 participantes.

Se trata de Palas de Rei (Lugo), una acogedora villa que destaca por su historia medieval, por sus paisajes y por su privilegiada ubicación en el Camino de Santiago.

Con una población que no supera los 4.000 habitantes, Palas de Rei está cargado de historia. Su nombre ya sugiere un pasado real, pues se dice que el rey visigodo Witiza (hacia el siglo VIII) habría tenido aquí una de sus residencias, lo que convirtió al pueblo en un enclave de relevancia en la historia gallega.

El Castillo de Pambre

Entre sus joyas arquitectónicas destaca el Castillo de Pambre, una fortaleza medieval construida en el siglo XIV, y uno de los pocos castillos que resistieron los ataques de las revueltas irmandiñas en el siglo XV.

Este conflicto de índole social y política, en el que la población se levantó contra la opresión ejercida por la nobleza, se distinguió por el asalto y la destrucción de fortalezas, símbolos de una sociedad feudal profundamente desigual entre señores y vasallos.

En este marco, el Castillo de Pambre destacó por su resistencia, convirtiéndose en el único castillo gallego que logró mantenerse intacto tras los ataques, siendo testigo de un capítulo clave en la historia de Galicia.

Con el paso del tiempo, el castillo asumió diversas funciones: sirvió como punto estratégico en la custodia del Camino de Santiago, lugar de recaudación de impuestos y centro de actividades agrícolas.

Recientemente, el castillo ha sido restaurado y abierto al público. Actualmente, alberga una exposición que, mediante un enfoque seguro y accesible, ofrece una inmersión en su historia y contexto, invitando al descubrimiento y la exploración de este emblemático monumento.

A unos pocos kilómetros se encuentran también las ruinas románicas de la iglesia de San Salvador de Vilar de Donas, un monumento de estilo románico cuya belleza y tranquilidad hacen de este lugar una parada obligada para los peregrinos y amantes de la arquitectura histórica.

La naturaleza como protagonista: Serra do Careón y torrentes de Mácara

El entorno natural de Palas de Rei es un tesoro en sí mismo. La Serra do Careón constituye el último desafío del Camino Primitivo antes de su confluencia con el Camino Francés en el corazón de Melide.

Esta sierra, de altitud moderada que alcanza los 798 metros en su punto más elevado, se distingue por la singularidad de su subsuelo, lo que la convierte en un enclave geológico de gran relevancia en la península ibérica. En sus laderas nacen numerosos arroyos de montaña que confluyen en el río Furelos, último afluente del Ulla.

El área ofrece múltiples rutas de senderismo que permiten explorar su entorno natural, y hasta las carreteras locales que cruzan sus cimas brindan impresionantes vistas paisajísticas. Entre sus atractivos más destacados se encuentra la ermita de San Antolín de Toques, enclavada en un bosque, y el camino hacia As Fervenzas (Toques), donde se puede contemplar una espectacular cascada de unos 40 metros de altura junto a un antiguo molino.

No muy lejos de la Serra do Careón se encuentran los torrentes de Mácara, un conjunto de cascadas de aguas cristalinas que caen en una serie de saltos en un entorno de exuberante vegetación.

Este rincón escondido es un paraíso para quienes buscan conectarse con la naturaleza y disfrutar de la serenidad de los ríos y bosques gallegos. Los torrentes, que se deslizan entre rocas cubiertas de musgo y helechos, ofrecen un espectáculo natural que se ha convertido en una visita obligada para excursionistas y amantes de la fotografía de paisajes.

Un punto clave en el Camino de Santiago

Situado en el Camino Francés, una de las rutas más populares del Camino de Santiago, Palas de Rei recibe cada año a miles de peregrinos que hacen de este pueblo una parada estratégica en su trayecto.

Para muchos caminantes, la llegada a Palas de Rei significa la proximidad a Santiago de Compostela y, a la vez, la oportunidad de descansar en un lugar que conjuga tranquilidad y autenticidad. Los albergues y alojamientos del pueblo, así como sus bares y restaurantes, se vuelcan en atender a los peregrinos y en ofrecerles una muestra de la hospitalidad gallega.

La gastronomía local: sabores que conquistan

Pero no se puede hablar de Palas de Rei sin mencionar su gastronomía, marcada por la cocina tradicional gallega. Platos como el pulpo a la gallega, el caldo gallego o la empanada son imprescindibles en el menú de los restaurantes locales, que también destacan por la calidad de sus productos de proximidad.

En fechas señaladas, como las fiestas patronales en honor a San Tirso, las calles se llenan de puestos de comida y productos artesanales que invitan a los visitantes a degustar los sabores más auténticos de Galicia.

La elección de Palas de Rei como el pueblo más bonito de Galicia no es casual. Los 7.015 votos que le otorgaron este reconocimiento reflejan el cariño y la admiración que despierta en quienes lo conocen.

Este reconocimiento no solo es motivo de orgullo para sus habitantes, sino que también pone en el mapa a un pueblo que, a pesar de su pequeño tamaño, guarda en sus calles y paisajes la esencia de Galicia.