Maternidad subrogada
«El paralelismo de los vientres de alquiler con los bebés robados es inmenso aunque sea desagradable decirlo»
La doctora en biología María Berrozpe es muy crítica contra esta práctica
El debate de la regulación o no de la gestación subrogada es más necesario que nunca pero poniendo sobre la mesa todos los aspectos relacionados con ella, incluyendo, claro está, los derechos del bebé y de la madre gestante
Arranca hoy en la Audiencia Provincial de Madrid el juicio contra el Doctor Vela para quien la Fiscalía pide once años de prisión por el robo de un bebé en 1969 en la clínica San Ramón de la capital. Es la primera vez que se juzga algo así en España. María Berrozpe, doctora en biología, experta en cuestiones de apego en el nacimiento es una de las científicas que más ha trabajado la importancia de la separación de madres y bebés nada más nacer. Totalmente contraria a la gestación subrogada, más de una vez ha señalado el paralelismo entre ambas prácticas. “Cuando los médicos, respetadísimos profesionales, hicieron esto, creían que hacían un bien a la sociedad, creían que, además, mataban dos pájaros de un tiro, de un lado, “salvaban” (ellos creían que lo hacían) la reputación de esas madres solteras y a la vez hacían cumplir el sueño de ser padres a esa pareja que, para lograrlo, pagaban. Berrozpe considera que “A pesar de que muchos de esos bebés se entregaron voluntariamente (como las mujeres que sirven como gestadoras en el vientre de alquiler, eso no quita que todo el sistema fuera abusivo y no ético, ya que se basaba en la situación de vulnerabilidad de estas mujeres y se abría la puerta a aprovecharse de ella”.
-Cada dos por tres sale de nuevo el debate y genera agrias y encarnizadas polémicas. ¿Por qué se muestra usted enérgicamente en contra de la Gestación Subrogada antes denominada vientre de alquiler?
-Porque comercializa la vida humana. Es un sistema de explotación de seres humanos. Se explota a la madre gestante y se explota al bebé gestado.
-Fíjese si es polémico el asunto que hasta hay discusión en cómo llamarla. Quienes la hacen se niegan a decir vientres de alquiler y, es más, hasta rechazan el término maternidad subrogada, solo quieren gestación subrogada...
-El lenguaje puede ser muy útil para disfrazar a las realidades crudas y desagradables, sí. Por eso es importante saber llamar a las cosas por su nombre completo. Yo, a “vientres de alquiler” y “maternidad subrogada”, le añadiría los términos de “tráfico de bebés” y “prostitución”
-Para defenderla muchos dicen que el argumento de que el bebé sufre si es separado de su madre no sirve porque eso pasa también con las adopciones, ¿qué argumenta contra eso?
-Es increíble que eso sea siquiera un argumento. Es como decir que puedo amputarle ahora mismo y sin necesidad una pierna a mi hijo porque, aunque sufra, también sufren los niños que sufren amputaciones por enfermedad o accidente, como si eso convirtiera ese dolor en “irrelevante” y ya no se interpusiera en mi derecho a mutilar a mi hijo porque a mí me da la gana. ¿Desde cuando el dolor que produce un acto en unas condiciones dadas es una razón para cometer ese acto en cualquier condición? No tiene ningún sentido. Por lo demás, en un proceso de adopción el bebé sufre el abandono, no la adopción. Precisamente la adopción es una solución a esa situación de abandono, que es la que realmente daña a la criatura. Y esa situación de abandono se supone inevitable y, desde luego, nunca ha sido el objetivo a la hora de concebir ese bebé. Algo que sí ocurre en la MS.
-También muchos esgrimen el argumento de que sus hijos son felices...
-Claro, los seres humanos tenemos una enorme capacidad de resiliencia. Bebés que han pasado por las peores situaciones de abuso y abandono pueden llegar a ser felices cuando se les ofrece las condiciones necesarias para desarrollar esa resiliencia. Pero eso, de nuevo, no justifica los actos que dañaron al bebé.
-Otro argumento estrella que se usa es decir que la madre gestante no conecta con el bebé. Esto no es ni siquiera algo positivo....¿Esto es real?
-Claro que la madre gestante conecta con su bebé, y si no lo hace sabemos que es nocivo para el bebé, tal y como explica perfectamente Ibone Olza en su artículo Si quieres ser padre o madre por gestación subrogada necesitas esta informacióndonde nos dice:
El embarazo conlleva una transformación biológica muy potente y en cierto sentido irreversible. Incluso si el óvulo no es de la mujer que gesta al bebé, la embarazada puede interferir en la expresión genética del bebé, haciendo que se expresen unos genes u otros por mecanismos de epigenética. Es decir, no es cierto que si el óvulo no es de la gestante no va a haber conexión genética entre la mujer embarazada y su bebé. (Por cierto, el embarazo con ovodonación conlleva un mayor riesgo de algunas complicaciones obstétricas como la preeclampsia, que puede ser muy grave).
-La biología se empeña en ir en contra de la ideología. La biología tiene un único objetivo que es la supervivencia de la especie y en esa búsqueda hace que todo el proceso de embarazo, parto y demás sea placentero y que la madre se enamore del bebé y viceversa.
-Claro. El bebé necesita a su madre para sobrevivir ya que ella será su fuente de alimento y cuidados durante sus primeros años de vida. Por lo tanto, la evolución ha necesitado garantizar que entre ambos exista un vínculo inmenso desde el mismo momento del nacimiento. Vínculo que, como ya sabemos, se gesta incluso durante la época prenatal. Todo un arsenal de hormonas, entre las que se encuentra la famosa oxitocina, hormona del amor, se encarga de que madre e hijo se enamoren hasta el infinito, ella sienta la imperiosa necesidad de alimentar, cuidar, proteger y mantenerse cerca de su hijo, y él de la presencia continúa de su madre. Por eso la separación de madres y bebés, incluso aunque sea temporal, especialmente durante la primera infancia, tiene consecuencias negativas para ambos. Consecuencias que pueden llegar a producir patologías a corto y largo plazo.
-Algunas personas acceden a esto creyendo que lo están haciendo bien porque detrás hay una industria con un marketing estupendo, además de tener médicos que, por el mero hecho de serlo, muchos ya se creen que obran bien. A veces usted ha comparado esto con el robo de niños en la época franquista que estaba también avalada por las “autoridades” morales de la época: curas y médicos. ¿Estable algún paralelismo?
-El paralelismo es inmenso, aunque sea muy desagradable verlo. En aquella época muchachas embarazadas que, en principio, no querían tener su bebé eran acogidas en residencias a la espera del nacimiento. Éstas eran mujeres en situación de vulnerabilidad: madres solteras, menores de edad, mujeres pobres, prostitutas, etc. Después se entregaba este bebé a una pareja de clase media o alta, gente de bien según los parámetros de la época. Todo el proceso se justificaba con que se estaba “salvando” a estos bebés, pero si la finalidad hubiera sido realmente “salvarles”, el primer paso hubiera sido salvar a sus madres, no separarlos de ellas. Y la separación se hubiera producido sólo cuando la madre no hubiera querido quedarse con él o no hubiera podido realmente ser “salvada”.
-¿El tiempo ha demostrado que muchas de aquellas mujeres sienten que se les robó a sus hijos?
-Se abusó de ellas y sus hijos. Evidentemente, aunque muchos de aquellos bebés se entregaron consciente y voluntariamente, eso no quita que todo el sistema fuera abusivo y no ético, ya que se basaba en la situación de vulnerabilidad de estas mujeres y se abría la puerta a aprovecharse de ella. Las madres biológicas y sus hijos estaban a merced de un sistema cuya finalidad no era tanto encontrar una familia a un bebé abandonado como proveer de un bebé a una pareja que no podía tenerlo. Y eso es muy peligroso porque cuando hay más familias demandantes que bebés abandonados, los bebés abandonados se generan para cubrir la demanda. Y parece que en eso cayeron algunos profesionales que se dedicaron a todo este asunto. Desde la perspectiva actual todo esto fue un fragante abuso de poder de profesionales de la medicina y personal religioso que, amparados en su autoridad, convirtieron lo legal y moralmente inaceptable en socialmente aceptado.
Y ahora, en pleno siglo XXI, cuando por fin se ponen encima de la mesa los abusos cometidos en nombre de la “caridad”, aparece un nuevo método todavía más aberrante y falto de ética que el anterior: los bebés ya ni siquiera provienen de embarazos no deseados, sino que son concebidos mediante la tecnología aprovechando el cuerpo de mujeres que necesitan el dinero que los padres receptores están dispuestos a pagar. Ya ni siquiera tienen la excusa de que están salvando la vida de esos bebés, porque esos bebés nunca hubieran sido concebidos y, evidentemente, no se pude salvar a quien no existe. Se están generando bebés para que ser separados de sus madres biológicas por el deseo de unos adultos de ser padres y, encima, este acto inaceptable se vende a la sociedad todo pintado de rosa, argumentando que las madres de alquiler lo hacen por puro altruismo y los bebés no sufren en absoluto en todo este proceso. Cuando lo cierto es que ni las madres lo hacen por altruismo (al menos la gran inmensa mayoría), ni los bebés salen ilesos del proceso.