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La columna de Carla de la Lá

10 reflexiones acerca del amor, el sexo y las parejas que funcionan

Las personas promiscuas, “marcar gol y listo ”, se insensibilizan y terminan por ser incapaces de comprender y disfrutar lo que realmente ofrece el sexo y su extraordinario potencial y deleite.

10 reflexiones acerca del amor, el sexo y las parejas que funcionan
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Hoy les dejo, amigos míos, 10 reflexiones acerca del amor, el sexo y las parejas que funcionan; las he obtenido escuchando con deleite cada domingo a Joel Maceiras, uno de mis filósofos contemporáneos favorito.

Hoy les dejo, amigos míos, 10 reflexiones acerca del amor, el sexo y las parejas que funcionan; las he obtenido escuchando con deleite cada domingo a Joel Maceiras, uno de mis filósofos contemporáneos favoritos y pastor de la Iglesia a la que pertenezco; y viviendo claro, como mujer de mundo, analítica, amante de la ciencia y experta en todo lo relativo al desastre, que no me lo han contado, como bien saben:

El mundo de la pareja no se parece nada a Disney (ya saben, Disney termina cuando se casan, pero ahí empieza todo). Convivir con uno mismo es dificilísimo, convivir con otra persona requiere de un grado de desarrollo, generosidad y madurez que no lo sabe Hollywood. El matrimonio es más difícil que una Ingeniería de Telecomunicaciones y cuatro oposiciones a Registrador.

Uno de los ingredientes más necesarios para triunfar en cualquier tentativa es el dominio propio. Tener dominio propio es casi sinónimo de éxito en la vida y en las relaciones amorosas se traduce en consideración, fidelidad, dulzura, contemporización, serenidad, paciencia, confianza, perdón; desgraciadamente es más fácil conquistar ciudades, ¡imperios! que conquistarse a uno mismo e incluso es más fácil dominar a los demás que dominarse a uno mismo.

Mi pastor dice que practicamos dos tipos de amor en nuestros días: por una parte el Philos, el amor compenetrado, cómplice, de los que se llevan estupendamente y se lo pasan bien juntos, de los que son amigos. Y por otra el Eros: el amor sexual, físico, erótico, la pasión y la química. La mayoría de las relaciones amorosas están fundamentadas en estas dos clases de amor, sobre todo en el Eros y esa es la causa de que gran parte de ellas estén llamadas a desaparecer, porque Eros, se marcha, se hace más pequeño cada día, se desdibuja y deja en su lugar una pregunta incómoda e inquietante.

Mi mejor amiga y yo hablamos mucho de la pasión, de lo incómodo que le resulta que la pasión amorosa, profesional, social, estética y poética dure sólo unos años. A mi amiga le incomoda la transición al “cariño” burgués por las cosas, por la gente y por la pareja, tras el “apagón químico”. Yo le respondo que así es y así debe ser. La pasión continuada sería dolor, la pasión sostenida sería como tener fibromialgia. Habría hospitales sólo para contener a los apasionados, los paliativos para los apasionados crónicos serían carísimos porque no los cubriría la seguridad social, como el dentista... Constituirían una especialidad médica entre la psiquiatría, la neurología y la cardiología, la más difícil de todas, ya que sus síntomas producirían un cuadro de anomalía generalizada, doloroso, flatulento, artrítico y mortífero...

Maceiras añade que vivimos en una mentalidad absolutamente económica: “voy a dar, pero ¿qué voy a sacar?” Y esta conducta es lo que destroza relaciones y comunidades y que para que las relaciones sean saludables y perduren debemos vivir la tercera clase de amor, llamado “Agape”, el amor altruista y desinteresado donde ambos tiene el mismo objetivo, lo mejor para el otro (el Philos y el Eros, sólo buscaban lo mejor para mí).

Sean sinceros, ¿practican bastante sexo y de calidad con sus parejas? Me temo que no, y esa es otra de las causas que separan a las parejas pero ¿por qué se estropean las relaciones sexuales? Por identificar el sexo como un hecho puramente físico, como hacer deporte. Esta forma de sexo transforma el contacto más íntimo de una pareja en un fenómeno utilitarista de la relación misma y del otro como herramienta para mi placer. ¿Se han preguntado por qué es tan duro sufrir una violación o abusos sexuales? Porque no es algo físico. El sexo está enraizado en lo más profundo de nosotros seamos creyentes o ateos, se trata de una expresión única, sublime de conocer y ser conocidos; el sexo es vulnerabilidad psicológica (no física) y existencial e ignorar este hecho es hacernos daño y hacer daño a los demás.

Dentro de la pareja, convertir el sexo (momento de máxima conexión e intimidad) en un evento físico y rutinario lo convierte también en algo profundamente aburrido y poco a poco dejaremos de hacerlo. Es imposible tener una buena vida de pareja sin sexo; si el sexo, lo más diferencial, característico, profundo e íntimo de la pareja no funciona, el resto tampoco funcionará. Para evitar esta circunstancia tan recurrente en nuestros días es fundamental trabajar: “El sexo antes del sexo”, el sexo no es físico, el sexo no es ser un tigre, el sexo es respeto, generosidad, humor, compromiso, confianza, delicadeza, ternura, sencillez...el sexo empieza antes del sexo.

Las personas promiscuas, “marcar gol y listo ”, se insensibilizan y terminan por ser incapaces de comprender y disfrutar lo que realmente ofrece el sexo y su extraordinario potencial y deleite.

¿Saben lo que es la asertividad, o no? Hay que ceder, pero hay que saber también decir que no, explicar nuestra postura cuando no estamos de acuerdo y nuestras necesidades cuando creemos que no están siendo representadas. Pero ser asertivo no es ser un egoistón, ni un inadaptado, ni un energúmeno. La asertividad es saber discrepar con respeto, cariño y elegancia. ¡Arte!

Nos volvemos locos buscando a la persona ideal que cumpla con nuestra inocente check list; cuando nos enamoramos incluso intentamos cambiar al otro para que se asemeje aún más a nuestro ideal y no nos damos cuenta del único hecho crucial, estructural, en las relaciones bienfuncionantes: que no hay que buscar a la persona ideal. Para que la pareja desinteresada perdure, el objetivo es Ser Ideal.