Valencia
Rajoy reforzará la comunicación y la presencia de Génova
Reunirá a la Ejecutiva del Partido Popular el día 12 para avanzar las líneas de la precampaña
La dirección del PP vuelve de vacaciones pendiente del anuncio que les hizo el presidente del Gobierno a puerta cerrada antes del descanso de Navidad. Rajoy dejó el compromiso de que reforzaría la comunicación de Génova y del Ejecutivo y su presencia pública para afrontar este año electoral. El ajuste que supuso el nombramiento del secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, como portavoz adjunto del Gobierno colmó las expectativas sobre los movimientos que podría hacer Rajoy en su Gabinete. Pero la atención sí sigue puesta sobre el equipo y el funcionamiento de Génova, a la espera de ver en qué se concretan las palabras de Rajoy ante su Ejecutiva.
En el partido manda la sensación de que el relevo en la portavocía en el Congreso, Rafael Hernando ha sustituido a Alfonso Alonso tras el ascenso de éste último al Ministerio de Sanidad, no corrige los problemas que existen en el funcionamiento de la dirección nacional. Pero también son mayoría los que no esperan cambios de entidad dentro del Comité de Dirección. Casi tres años después de que Rajoy diseñara el modelo de dirección que quería para su etapa en el Gobierno, en el PP preocupan las debilidades que perciben en la sede central y que falle, en consecuencia, la movilización que exige esta complicada etapa electoral.
La secretaria general, María Dolores de Cospedal, tendrá que volcarse cada vez más en sus obligaciones con la campaña en la comunidad que preside, Castilla-La Mancha, y ya en la actualidad los huecos que hay en Génova los cubren el vicesecretario de Organización y Electoral, Carlos Floriano, y el vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas. El responsable de Estudios y Programas, Esteban Gónzalez Pons, se debe también a sus obligaciones en el Parlamento Europeo. De momento, Floriano ya está trabajando en la planificación tanto de la Convención Nacional de finales de enero como de la agenda de actos preelectorales, mientras que Arenas y Pons han empezado con las tareas de preparación del programa-marco de autonómicas y municipales.
Rajoy ha convocado a su Comité Ejecutivo el 12 de enero, y para esas fechas celebrarán, asimismo, un acto de alcaldes en Madrid con el que quieren vender las últimas decisiones del Consejo de Ministros en materia de política local. Después de Reyes intensificarán los preparativos del cónclave nacional de finales de mes, y que tendrá lugar, igual que la Convención, en Madrid. Aunque oficialmente los candidatos autonómicos y locales están anunciados para febrero, en el partido no descartan en absoluto que Rajoy pueda mover ficha antes. El deseo, al menos, es ése. Sobre todo en lo que afecta a algunas de las «plazas» más complicadas como es el caso de Valencia y Madrid.
El PP se lo jugará todo en las elecciones autonómicas y municipales a la carta de la recuperación económica. Rajoy hará campaña nacional y movilizará a su partido con la instrucción de que los candidatos aireen los datos del fin de la crisis y su repercusión en el bolsillo del ciudadano. Sus previsiones internas asumen que perderá una importante cuota de poder en estas elecciones de mayo. Pero entienden que el problema serio lo tendrían en el caso de que el PP sacara un porcentaje general de votos en las municipales en torno al 30 por ciento (en 2011 consiguieron el 37,53 por ciento).
Los estrategas confían en que, finalmente, las previsiones de las encuestas no se cumplan porque buena parte de sus votantes, que hoy están en la abstención, les apoyen para frenar una victoria de Podemos o una alianza de una izquierda mucho más a la izquierda que en anteriores comicios. Sostienen también que el PP tiene voto oculto y que la «utopía» ira desinflándose a medida que se acerque la cita con las urnas. En suma, que las encuestas no se cumplirán porque no se ajustan a la radiografía real de la sociedad. Una afirmación que no oculta la preocupación interna por feudos claves en su poder territorial como Madrid o Valencia. En las dos comunidades con más peso en las generales, Andalucía y Cataluña, no se celebran autonómicas.
En Moncloa sostienen que «ni los nervios de los candidatos ni las presiones territoriales» alterarán la estrategia ni la agenda del presidente. Y que él no va a hacer modificaciones sustanciales en su discurso ni en su política más allá de potenciar los altavoces de su argumentario sobre el crecimiento, el empleo o la rebaja fiscal. La previsión es que tampoco él se faje en el cuerpo a cuerpo dialéctico más duro con la izquierda, aunque sí irá dejando advertencias sobre el «peligro» que representa Podemos para la recuperación.
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