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Prenafeta admite que contactó con Mas para «hacer un favor» a un empresario
El ex alto cargo de Convergencia reconoce haber cobrado comisiones a cambio de intermediar a favor de empresarios que optaban a conseguir adjudicaciones públicas, de entre un 3 y un 4%
El ex alto cargo de Convergencia Lluís Prenafeta ha reconocido que cobró comisiones a cambio de intermediar a favor de empresarios que optaban a conseguir adjudicaciones públicas, de entre un 3 y un 4 por ciento, y ha confesado además que blanqueó dinero.
Después de la confesión del ex consejero de Economía Maciá Alavedra –que para lograr una rebaja de su condena admitió el cobro de comisiones del 4% por utilizar sus contactos políticos para lograr adjudicaciones para empresarios en Cataluña– a Lluís Prenafeta no le quedaban muchas más opciones que emular a Alavedra y a los otros tres procesados que han llegado a un acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción. Prenafeta mantuvo el suspense hasta el final. De hecho, no fue hasta el pasado miércoles (en las horas previas de las vacaciones de Semana Santa) cuando, según fuentes jurídicas, se puso en contacto con la fiscal del caso, Ana Cuenca, para mostrar su predisposición a un pacto al que se había resistido hasta ahora. Ayer, cuando le llegó el turno de declarar, rubricó ese acuerdo y reconoció haber cobrado comisiones para mediar en adjudicaciones públicas en municipios catalanes. Un paso que emuló después su esposa, Lluisa Mas, la última procesada en declarar ante el tribunal que preside la magistrada Concepción Espejel. Ninguno de los dos tendrá que asistir a la vista oral hasta la última jornada del juicio, cuando la Fiscalía dará a conocer la rebaja en su petición de condena. Prenafeta se enfrenta a una solicitud de seis años y diez meses de prisión y a una multa de 13,7 millones de euros, pero según las fuentes consultadas deberá pagar alrededor de ocho millones de euros (la cantidad de la que se apropió ilícitamente más el tercio legal) para que su condena no supere los dos años de cárcel, lo que evitará su ingreso en prisión.
Prenafeta insistió en desvincular a Jordi Pujol y Artur Mas de las adjudicaciones bajo sospecha, pero el incisivo interrogatorio de la fiscal le llevó después a entrar en cuestiones que, seguramente, preferiría haber eludido.
Prenafeta escuchó una conversación grabada que mantuvo en 2009 con el empresario Lluís Casamitjana, interesado en saber si había hecho una gestión con Mas. «En todo caso, si hablé con el señor Mas fue para hacer un favor a Casamitjana», aseguró. «¿Mantenía este tipo de conversaciones de forma habitual con el señor Mas?», quiso saber la fiscal. «Sí, por qué no», asintió finalmente el procesado. «Yo a los amigos como el señor Mas no podía dejar de saludarles y comentarles algunos hechos».
En otra conversación, ésta con Mas (también en 2009), Prenafeta le pide una reunión con un empresario de Tarrasa –«no quiero decir su nombre por teléfono»– que tenía interés en conocerlo. Y le pide que acuda también el ex consejero catalán de Justicia Germá Gordó. «Ese desayuno se produjo», recordó Prenafeta.
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