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Polémica

El posible aval al aborto coincidiendo con el 8-M genera malestar en el TC

Magistrados conservadores ven un uso «político» del tribunal en llevar la nueva sentencia al Pleno en esas fechas

Manifestantes Provida en una marcha en las calles de Madrid Cipriano PastranoCIPRIANO PASTRANO

El Tribunal Constitucional (TC) afronta desde mañana un Pleno marcado de nuevo por las recusaciones en diversos asuntos de los dos magistrados designados por el Gobierno –el exministro de Justicia Juan Carlos Campo, que sigue acumulando peticiones de abstención, y la ex alto cargo de Moncloa Laura Díez–, pero entre los próximos 7 y el 9 de marzo el Pleno de la institución puede poner la primera piedra en ese plan de choque anunciado por el presidente del tribunal de garantías, Cándido Conde-Pumpido, para intentar poner el TC al día desbrozando su agenda de asuntos enquistados desde hace años.

Según fuentes de la institución, es probable que en esas sesiones se lleve al Pleno el nuevo borrador de la sentencia del aborto –en el que la mayoría progresista avala la constitucionalidad de la reforma de la ley del aborto de 2010–, que se está encargando de redactar la vicepresidente del Constitucional, Inmaculada Montalbán, después de que el pasado día 9 el Pleno rechazase (con siete votos a favor y cuatro en contra) la ponencia del magistrado Enrique Arnaldo, que aunque avalaba el sistema de plazos sí veía tachas de inconstitucionalidad en la regulación de la objeción de conciencia y en el derecho de la mujer a recibir información antes de tomar la decisión.

Pero la posibilidad de que esa sentencia se acabe llevando al Pleno coincidiendo con el 8-M ha generado malestar entre algunos magistrados conservadores, que según ha podido saber LA RAZÓN ven detrás de este hecho un intento de «utilizar políticamente» al tribunal en un asunto que es un tradicional caballo de batalla del feminismo, el del derecho al aborto de la mujer (que negaba la ponencia conservadora), sobre el que pivotará la nueva sentencia.

"Las críticas son simplemente ruido"

Fuentes del bloque progresista del TC aseguran no obstante de forma categórica que la nueva sentencia sobre la interrupción voluntaria del embarazo "no se llevará al Pleno del 8 de marzo" y señalan que "las críticas a una mera hipótesis son simplemente ruido".

Una resolución de estas características (en la que se trata de plasmar la opinión jurídica de la mayoría del Pleno sobre el asunto), apuntan sin embargo otras fuentes del tribunal, «se elabora en un par de semanas», por lo que consideran que desde que se produjo el cambio de ponente y hasta el próximo 7 de marzo «es un plazo razonable» para que el fallo (que no obstante la ponente no ha trasladado aún a sus compañeros) se pueda llevar al Pleno de la primera semana de marzo.

La aprobación definitiva de la sentencia que resuelve el recurso del PP sobre la reforma de la ley del aborto llevada a cabo con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero –pendiente desde hace casi trece años– no supondrá, en todo caso, la notificación del fallo. Y es que en ese Pleno se anunciarán los votos particulares de los cuatro magistrados conservadores que votarán en contra, por lo que habrá que esperar a que redacten sus argumentos jurídicos opuestos a la resolución del recurso para dar a conocer conjuntamente la sentencia y los votos discrepantes, apuntan fuentes de la institución. Un trámite que demorará alrededor de una semana el conocimiento íntegro de la sentencia (de la que como mucho se avanzarán las principales líneas argumentales).

"Una coincidencia"

Fuentes del TC descartan que se quiera hacer coincidir la aprobación definitiva de la esperada sentencia (la decisión ya está tomada, pues avalará que la reforma de 2010 es conforme a la Constitución) con las celebraciones del Día Internacional de la Mujer. Si finalmente ocurriese, señalan, «será una coincidencia». Y recuerdan que en los asuntos relacionados con el «procés» el Pleno se pronunció incluso en La Diada «porque las fechas coincidieron así».

El acuerdo impulsado por Conde-Pumpido, resaltan, era «sacar adelante el asunto cuanto antes, al igual que la eutanasia». El debate sobre esta última, sin embargo, tendrá que retrasarse a la espera de que se resuelvan las recusaciones.