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Océano Atlántico

Portugal "traiciona" a España: permitirá la pesca en las islas Salvajes, un archipiélago en disputa entre Canarias y Madeira

El Gobierno español reconoce de facto la soberanía lusa siempre que no haya explotación económica del archipiélago, "pacto" que ahora Lisboa deja de respetar

Una de las islas que componen el archipiélago de las islas Salvajes Google Maps

Las Islas Salvajes, situadas en el Atlántico entre Canarias y Madeira, son un pequeño archipiélago que ha sido objeto de disputa territorial entre España y Portugal durante décadas. Estas islas, que tienen un valor estratégico y natural significativo, han sido históricamente administradas por Portugal, pero su soberanía ha sido cuestionada en diferentes momentos por España.

El archipiélago de las Islas Salvajes se compone de tres islas principales: Salvaje Grande, Salvaje Pequeña y Ilhéu de Fora, que en total abarcan una superficie de aproximadamente 273 hectáreas. Estas islas se destacan por su rico valor ecológico, siendo un refugio de aves marinas y contando con varias especies endémicas, algunas de ellas en peligro de extinción. Debido a su importancia ambiental, han sido designadas como reserva natural protegida por Portugal desde la década de 1970.

Fue Diogo Gomes de Sintra quien dijo haber descubierto las islas, que bautizó de Salvajes, en 1438, al regresar a Portugal desde Guinea, aunque España sostiene que fue Jean Béthencourt quien llegó antes que el marino luso. Durante todo el proceso de conquista de Canarias por parte de la Corona de Castilla, los barcos castellanos no dejaron de visitar las islas, pero sin dejar población y dieron por sentado que pertenecían al conjunto de Canarias, pero no se dejó constancia internacional de ello, al igual que tampoco lo había hecho Portugal.

Las tensiones existentes entre ambos países se aliviaron ligeramente con el Tratado de Tordesillas en 1494, pero en el siglo XX volvieron de nuevo los encontronazos. En 1932, Portugal comienza a legislar sobre este archipiélago como si fuese de su soberanía. En 1938, la Comisión Permanente de Derecho Marítimo da la razón a Portugal sobre la soberanía, pero España, en plena Guerra Civil, no pudo recurrir la sentencia. Las islas estuvieron deshabitadas a pesar de varias tentativas. Durante casi toda su historia, fueron propiedad privada de familias de Madeira, hasta que fueron compradas por el gobierno portugués, que en 1971 creó la Reserva Natural de las Islas Salvajes,​ parte del parque natural de Madeira. Aun así, España seguía manteniendo una postura imparcial sobre la soberanía, especialmente en cuanto a los derechos de pesca.

Más allá de su valor ecológico, el valor geoestratégico de las Islas Salvajes ha sido uno de los principales motores de la disputa entre España y Portugal. Aunque las islas no están habitadas de forma permanente, su localización en medio del Atlántico ofrece una posición estratégica clave para el control de rutas marítimas y recursos oceánicos. En particular, las Islas Salvajes están ubicadas en una zona económica exclusiva (ZEE) que es rica en recursos pesqueros y potenciales depósitos de minerales submarinos, lo que añade tensión a la disputa.

Disputa territorial entre España y Portugal

La disputa entre España y Portugal sobre la soberanía de las Islas Salvajes tiene un largo historial. España argumenta que, debido a la cercanía de las islas a Canarias, debería tener derechos sobre las aguas que rodean el archipiélago. Sin embargo, Portugal ha mantenido un control efectivo sobre las islas desde el siglo XIX y ha utilizado su soberanía para extender su zona económica exclusiva a 200 millas náuticas, lo que incluye estas islas. España no discute la soberanía portuguesa sobre las islas, pero estima que, de acuerdo al Derecho Internacional del Mar en vigor, tales promontorios rocosos no dan derecho al cálculo de una Zona Económica Exclusiva o Plataforma Continental a partir de los mismos, aunque sí Mar Territorial.​

Uno de los momentos más recientes de fricción se produjo cuando Portugal anunció su intención de permitir la explotación económica en las islas. Según informaba recientemente el digital Voz Pópuli, Portugal rompe la baraja y permitirá actividad económica en las islas. Así, Chega, partido luso de ideología similar a Vox y que forma parte del gobierno de Madeira, región de la que dependen, permitirá abrir las islas Salvajes a la pesca del atún. Por tanto, durante 2024 este territorio formará parte del marco normativo extractivo luso.

Este movimiento intensificó las tensiones, ya que España considera que el control sobre las Islas Salvajes podría alterar los límites de su propia ZEE. Nuestro país siempre ha mantenido cierta neutralidad al respecto porque no había explotación de los recursos económicos. Este interés en la explotación económica de la zona ha incrementado la controversia, y aunque las relaciones entre ambos países son amistosas, el desacuerdo sobre las Islas Salvajes sigue siendo un tema latente en la política de ambos gobiernos.

Contexto histórico

El control de las Islas Salvajes ha estado en manos de Portugal desde el siglo XIX, y a lo largo del siglo XX, tanto España como Portugal han defendido sus respectivos intereses. En 1938, el dictador portugués Salazar ordenó la ocupación de las islas para reafirmar la soberanía de su país, lo que en su momento exacerbó las tensiones con España.

Durante el régimen de Franco, España mostró un interés activo en las islas, aunque sin llegar a una confrontación militar. Sin embargo, tras la entrada de ambos países en la Unión Europea, la disputa ha sido gestionada en gran medida a través de vías diplomáticas, aunque sigue sin resolverse del todo.

En la actualidad, Portugal mantiene una presencia administrativa constante en las Islas Salvajes, a través de guardas forestales y científicos que supervisan la reserva natural. No obstante, las tensiones entre España y Portugal han resurgido debido a la importancia de las aguas circundantes para la pesca y los recursos minerales.