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La Razón en Afganistán

Los últimos de Qala i Naw

España traspasará al Ejército afgano su principal base en Afganistán en poco más de un mes

Foto de familia del último contingente de soldados desplegados en la base Ruy González de Clavijo larazon

Para los militares españoles, Qala i Naw, en Afganistán, ha sido como una escuela. Aquí han sufrido, reído, llorado... Pero, sobre todo, han aprendido. Hasta hace poco, los enfrentamientos armados con la insurgencia eran la tónica y, pese a ello, los efectivos desplegados en la base Ruy Gonzáez de Clavijo nunca se han rendido. Ahora, en poco más de un mes, la principal base española en la provincia de Badghis será traspasada al Ejército afgano, cerrándose así un importante capítulo de una misión que prácticamente estará concluida cuando el resto de efectivos desplegados en Herat regresen a España. Las Fuerzas Armadas llegaron a Qala i Naw en 2005, primero a un pequeño cuartel y a partir de julio de 2010 se trasladaron a la actual base, donde han formado una gran familia. Ahora, esa gran familia, representada por el contingente ASPFOR XXXIII, dice adiós a la que ha sido su casa. Son los últimos que la habitarán. Aquí dejan recuerdos, pero se llevan experiencias que ninguno olvidará.

«Hemos cumplido», «experiencia gratificante», «algo único», «reto», «enriquecimiento», «compañerismo»... Son palabras que repiten todos y cada uno de los efectivos aquí desplegados, desde el soldado hasta el coronel, porque los sentimientos no entienden de empleos.

«Ha sido una experiencia estupenda», asegura el teniente coronel Sáez, jefe de la Plana Mayor y uno de los encargados de que este pueblo funcione. «Ha sido un reto orquestar y dirigir todo esto», confiesa al tiempo que reconoce que el traspaso supone «el fin de una misión que las Fuerzas Armadas han cumplido con éxito».

«Yo me voy a acordar de la gente que ha estado aquí conmigo», afirma sonriente la teniente Tania Tello, jefa de la sección de Zapadores, quien admite que «ha sido una escuela y una experiencia que ha superado mis expectativas». El sargento Maanan, por su parte, se marcha de Qala i Naw «con la sensación del deber cumplido».

También se lleva recuerdos de este lugar la Guardia Civil, como el cabo primero Medina, del equipo de asesoramiento de la Policía afgana. «Hemos aprendido mucho, sobre todo porque es una cultura diferente a la nuestra y ves cómo aquí viven y son felices con nada, no como nosotros», apunta. Su jefe, el comandante Clemente Castejón, se va de Qala i Naw «con un buen sabor de boca» por «una experiencia única que recordaré siempre».

«Aquí uno se siente realizado», sentencia el cabo primero Deniz, segundo responsable de carburantes, una opinión similar a la de la cabo Inmaculada Peña, quien resalta que «es una experiencia única que quiere vivir todo militar».

Para el brigada López Encinas, del Grupo Aéreo Avanzado, supone «dejar atrás muchos recuerdos y experiencias, positivas y tristes». Su jefe, el teniente coronel Ivorra, habla de «experiencia bonita» y del «orgullo que supone preparar tantas capacidades».

Pero también recordará esta misión el páter, Pedro Javier Barquín, quien estará en la base «hasta la última misa». Él conoce mejor que nadie a los efectivos, esos que le cuentan sus problemas, por lo que siempre recordará «el vínculo de hermandad que se crea».

Recuerdos y experiencias que también se llevarán el cabo Campal, el sargento Franco, el comandante Del Castillo, el capitán Vázquez, el teniente Tomás, el cabo primero Cardeñas, la sargento García Medina... Todos.

En cuanto al encargado de dar a conocer a los medios de comunicación la labor que los militares españoles realizan en Qala i Naw, el teniente coronel Gámiz, oficial de Información Pública, ha sido algo «enriquecedor» y la demostración de que «España es capaz de liderar una misión». Él escribirá la última nota de prensa desde su oficina, esa que llevará por título: «España traspasa la base de Qala i Naw al Ejército afgano». Suerte.