Cámara Baja
Junts apura hasta el final: decidirá el mismo jueves si entrega la presidencia del Congreso al PSOE
La constitución de las Cortes es el 17 de agosto a las 10 horas y todo está en el aire
Carles Puigdemont va a alargar la incógnita sobre la presidencia del Congreso hasta el final. La constitución de la Cámara Baja es el próximo jueves a las 10.00 horas y Junts ha convocado a su ejecutiva poco antes (a las 8 horas) para decidir si vota a favor del candidato del PSOE para dirigir el Congreso. Esto dispara todavía más la incertidumbre y permite a Junts, sobre todo, estirar la «subasta»: es decir, poner todavía más sobre las cuerdas a los socialistas para que hagan más cesiones en las próximas 48 horas.
Lo cierto es que el hecho de que Junts se haya sentado a negociar con el PSOE ya es un avance de por sí: no obstante, también cabe ver que el partido posconvergente está dividido entre la facción liderada por Puigdemont, mucho más beligerante, y la facción moderada que apuesta por salir del ostracismo en Madrid y negociar. En este sentido, esa facción más pactista, que ya ha conseguido imponer la negociación con Madrid, lo tiene más complicado para acabar ganando y lograr un acuerdo porque está en minoría: de hecho, perdió el grupo parlamentario, que ahora está dominado por afines a Puigdemont, aunque todo está en el aire y el debate dentro de Junts sigue vivo.
Puigdemont tampoco lo va a poner fácil para ceder a un acuerdo con el PSOE porque no tiene ninguna confianza en Pedro Sánchez, tal y como ha afirmado en numerosas declaraciones públicas. Si bien, los socialistas sí han hecho movimientos para tratar de crear un clima propicio para el acuerdo evitando negar con rotundidad su rechazo a la amnistía, que es la petición con más exigencia de Junts (el referéndum parece haber quedado en un ligero segundo plano, pese a que será la reivindicación más oída en la Diada del 11 de septiembre).
Junts ha guardado mucho silencio y parece que, hasta el jueves, lo va a seguir haciendo a tenor de las palabras de Puigdemont, que este lunes ha enviado un enigmático mensaje a través de las redes sociales donde rechazaba «declaraciones públicas» durante las negociaciones. Además, en un dardo velado a ERC, decía que a medida que se acercaba el jueves, «crece el nerviosismo y la subasta», ya que los republicanos han pasado de dar por hecho su apoyo a los socialistas para la Mesa del Congreso a recular y poner ahora condiciones, como el uso del catalán en la Cámara Baja, una investigación sobre Pegasus y la tramitación de una ley de amnistía. Es decir, demandas de Junts que ahora también trata de apropiarse Esquerra para rentabilizarlas luego ante el electorado independentista.
Todo este escenario encarece mucho los acuerdos que busca el PSOE y, de hecho, eso parece empezar a hacer mella en las filas socialistas, ya que algunas voces sí que aseguraban la semana pasada en privado que las negociaciones marchaban «muy bien» y este lunes ya evitaban valoraciones de ese tipo. Es decir, ese optimismo parece haberse ido tornando en crecientes dudas, aunque todavía parece prematuro avanzar ningún desenlace porque el hermetismo y la discreción se mantienen en el PSOE a la hora de hablar sobre contenidos. Pilar Alegría, desde el Congreso, ha evitado avanzar detalles y se ha limitado a decir que quedan «dos días para seguir hablando, seguir intercambiando opiniones y consideraciones», pero un diálogo que ha de producirse con «prudencia y discreción».
Eso sí, la dirigente socialista también quiso reaccionar a las palabras de Puigdemont, que había empleado el término «subasta», y ha asegurado que es preferible hablar de «prudencia, diálogo y discreción». «Creo que hay términos que tampoco deberían formar parte de ese diccionario. A mí no me gusta hablar de subasta. Creo que es más oportuno hablar de diálogo que de subasta», ha afirmado Pilar Alegría.
Asimismo, Pilar Alegría, ministra y portavoz del PSOE, ha rechazado veladamente la posibilidad de dar al PNV la presidencia del Congreso tal y como había propuesto Coalición Canaria. Los nacionalistas vascos no se han pronunciado sobre esa opción, pero también hay voces parlamentarias que creen que sí que hay una real voluntad en el PNV por presidir la Cámara Baja.
De esta manera, sin posibilidades de que la opción del PNV pueda tirar hacia delante (ni PSOE ni Sumar o Bildu lo apoyan), solo queda la posibilidad de PP o PSOE. Si no hay acuerdo entre PSOE y Junts, la presidencia del Congreso recaerá en el PP, que también tiene garantizados ya otros cuatro puestos en la Mesa del Congreso gracias a sus 137 diputados: es decir, lo que va a decantar la balanza va a ser la votación del presidente de la Cámara Baja.
Obtener la mayoría en la Mesa del Congreso es determinante por dos cosas: por un lado, porque el presidente marca los tiempos de la investidura y puede activar la cuenta atrás para la repetición electoral; por otro lado, porque tiene mucho margen para decidir sobre la tramitación de las leyes porque puede bloquear iniciativas legislativas durante la legislatura, dejándolas en el limbo.
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