Cataluña
Junqueras: «¿Me puede dar una Biblia en catalán?»
Los dirigentes independentistas instalados ya en las cárceles de Lledoners y Figueras cuentan con celdas individuales, baño propio, piscina, televisión y estrenaron sábanas, colchón y ropa de aseo.
Los dirigentes independentistas instalados ya en las cárceles de Lledoners y Figueras cuentan con celdas individuales, baño propio, piscina, televisión y estrenaron sábanas, colchón y ropa de aseo.
En un ambiente mucho menos hostil, cercanos a sus familias y con unos privilegios de lujo. Así es la nueva vida de los dirigentes independentistas instalados ya en las cárceles catalanas de Lledoners y Figueras. En la primera, Oriol Junqueras, Raúl Romeva, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, y en la segunda Carme Forcadell y Dolors Bassá. Aunque el hermetismo sobre sus condiciones en prisión es enorme, lo cierto es que su estancia ha mejorado muchísimo. Según fuentes penitenciarias de La Generalitat, de quien ahora dependen los presos, todos ellos permanecen en celdas individuales dado el gran espacio de estos centros modernos inaugurados hace cuatro años y cuya ocupación está solamente a un cincuenta por ciento. Una televisión y cuartos de baño propios, con instalaciones deportivas y diversos talleres de trabajo, complementan su estancia en unas habitaciones en las que, nada más llegar, estrenaron sábanas, colchón y ropa de aseo, tras un reconocimiento médico y sesión de una hora con los psicólogos de cada centro.
«¿Me puede dar una Biblia en catalán?». Fue la primera petición que Oriol Junqueras le hizo amablemente a su vigilante. El líder de Esquerra Republicana es un presidiario místico, sabido es su carácter de fervoroso creyente y buen conocedor de lecturas religiosas e historia vaticanista. Lee todas las noches textos bíblicos antes de acostarse y frecuenta el gimnasio de la cárcel dónde, al igual que hacía en Estremera, practica bicicleta y algo de cinta que le han hecho perder algunos kilos. El contacto con su mujer, la profesora Neus Bramona, ha sido constante a través de cartas y los cuentos que les mandaba a sus dos hijos, Lluc y Joana. De momento, las visitas que constan en el registro oficial de Lledoners son los de sus abogados, el presidente de La Generalitat, Quim Torra, el del Parlament Roger Torrent, la portavoz Elsa Artadi, y el del vicepresidente del Govern, Pere Aragonés, considerado «el delfín» de ERC tras la huida de la ex número dos, Marta Rovira, a Suiza.
La visita de Torra fue precedida de numerosos lazos amarillos en las afueras de la cárcel, los mismos que luce en su solapa el director de Instituciones Penitenciarias de La Generalitat, Amand Calderón, un apasionado independentista a las órdenes de la consejera de Justicia, Esther Capella, antes diputada republicana en el Congreso. Según fuentes de la prisión, con quien más ha estado Junqueras ha sido con su compañero Pere Aragonés, un avezado cocinero que le llevó preparado un arroz a la cazuela y una suculenta «escudella». El nuevo hombre fuerte de ERC es un apasionado cocinero, afición que le viene de familia, y quiso tener este detalle con su jefe político. No obstante, las mismas fuentes indican que las condiciones culinarias en Lledoners y Figueras son bastante mejores que las de cárceles madrileñas, de cuya calidad en las comidas se quejaban a menudo los presos separatistas.
Algunos libros y periódicos han solicitado también los dirigentes de la ANC y Omnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart. El primero fue un interno muy polémico en Soto del Real, dónde algunos de sus compañeros de celda solicitaron ser cambiados por no aguantar sus soflamas secesionistas. Ahora, parece que el traslado a Cataluña le ha calmado el carácter y pasa sus días en la habitación individual con visitas también al gimnasio y paseos por el patio. Lo mismo hace su compañero Jordi Cuixart, pero nada comparable a Raúl Romeva, un antiguo campeón de natación y kárate, que se machaca de lo lindo en el gimnasio y la piscina del centro. «Es un cachas», dicen algunos funcionarios de quien fuera consejero de Exteriores del Govern. Apasionado deportista, Romeva se entrega al ejercicio como gran terapia y ha solicitado en la farmacia suplementos alimenticios de herboristería para ganar fuerza y musculatura. Según fuentes de la prisión, cuida mucho su dieta y solo bebe agua de Vichy catalán. El pedigrí patriótico ante todo.
Las dos mujeres, Carme Forcadell y Dolors Bassá, permanecen en la modernísima cárcel de Figueras, Puig de les Basses, inaugurada en 2014. Consta de grandes comodidades y con capacidad para casi cien reclusas, aunque ahora solo alberga treinta y seis. Ello las permita también una celda individual y gozar ampliamente de las instalaciones del centro. Una espaciosa piscina que ya ha estrenado Forcadell, la única que sí ha recibido la visita de su marido, el informático Bernat Pegueroles, y sus dos hijos Bernat y Ferrán, uno de los cuales la ha hecho abuela de su primera nieta. Recuérdese que este detalle fue invocado por su abogado ante el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, para solicitar el traslado a Cataluña. La ex presidenta del Parlament mantiene una línea esbelta, practica natación y gimnasia con disciplina, y desea ampliar su régimen de visitas, algo que en estos centros dependiente de La Generalitat será mucho más asequible.
Menos adicta al ejercicio es la también republicana Dolors Bassá, ex consejera de Trabajo y Auntos Sociales de La Generalitat, que un día se rompió la nariz en un accidente de montaña y dijo que era «por culpa de España». Casada y madre de un niño de dos años, se siente ahora satisfecha por su cercanía familiar en esta cárcel de Gerona, que es su tierra natal. Pequeñita de estatura y regordeta, su vida en el centro es más sedentaria. Desde su llegada, frecuenta el taller de costura dónde practica una de sus pasiones, el punto de cruz, junto con otras labores. Al parecer, es una experta costurera, lo que le tranquiliza los nervios. Toda su familia reside en Gerona, por lo que las visitas familiares serán constantes y mucho más fáciles que cuando se hallaba en Alcalá Meco, según destacan sus abogados.
Estos traslados, que el gobierno de Pedro Sánchez, en concreto el ministro del Interior, Grande Marlaska, inscriben en el cumplimiento de la ley penitenciaria, no están exentos de polémica. Su ubicación en Cataluña, con las consiguientes manifestaciones y protestas de lazos amarillos en las afueras, avivan el furor independentista. Además, la facilidad dada por La Generalitat para recibir a políticos y periodistas hacen opinar a algunos expertos que estos centros pueden convertirse en «platós mediáticos» de propaganda, altavoz del separatismo. Ala espera del traslado de Joaquim Forn, Josep Rull y Jordi Turull, el resto están ya en prisiones catalanas y disfrutan de una vida mucho más confortable. Hasta para el encierro penitenciario, hay clases.