Exteriores
El Gobierno se erige como pacificador en el conflicto de Oriente Próximo a 24 días del aniversario de la masacre en Israel
Reúne en Madrid a una decena de países árabes y europeos para impulsar la solución de los dos estados con la ausencia de Tel Aviv
A poco más de veinte días para que se cumpla el primer aniversario de la masacre de Hamás contra el pueblo de Israel, el Gobierno de España marca perfil propio, como viene haciendo desde entonces, y se erige como adalid internacional de la solución de los dos estados. Tanto el presidente del Gobierno como el Jefe de la diplomacia española mantuvieron ayer sendos encuentros con los socios europeos más comprometidos con la solución de los dos estados y el grupo de contacto creado por la Liga Árabe y la Organización de la Conferencia Islámica que participaron en la «Reunión de Madrid: por la aplicación de los dos Estados».
Bajo una escenografía cuidadosamente orquestada, primero, el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, se reunió con una decena de países, entre ellos Qatar y Arabia Saudí, dos estados árabes que a día de hoy no reconocen la existencia de Israel, en el Palacio de la Moncloa. Posteriormente, en la sede del Palacio de Santa Cruz, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, mantuvo un encuentro con los participantes con la voluntad de consensuar una postura común para resolver la guerra en la región, que pasa por la solución de los dos estados. Es la segunda reunión de este tipo desde que España, en una apuesta arriesgada y sin el apoyo de los principales países europeos como Francia, Alemania o Italia, aprobó el reconocimiento del Estado de Palestina el 28 de mayo.
Una decisión unilateral del Ejecutivo que –aunque mayoritariamente tanto los grupos parlamentarios como la sociedad española respaldan a Palestina– no se debatió en la Cámara Baja y se resolvió sin el contacto y consulta con el resto de formaciones políticas, en línea con otras decisiones relacionadas con la política exterior del Gobierno, como el giro respecto a la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental. Sin embargo, entre los países ausentes y con mucha implicación en el fin de la guerra además de la solución de los dos estados, está Israel, que no participó en las deliberaciones que ayer tuvieron lugar en la capital. Una diferencia sustancial con la histórica Conferencia de Paz de Madrid en 1991, que bajo el patrocinio de EE UU y la URSS, reunió a delegaciones de Israel, Líbano, Siria, Egipto y Jordania-Palestina bajo el auspicio del Gobierno español. Aunque no se concluyó con una resolución de paz firmada por las partes, fue la antesala de los Acuerdos de Oslo, un esperanzador punto de partida hacia una resolución diplomática en una región históricamente convulsa. Sobre esa ausencia, Albares subrayó que en la reunión participaron los «socios europeos que han estado más comprometidos en aplicar la solución de los dos estados» y el grupo de contacto creado por la Liga Árabe y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI). «Israel no está invitado porque no pertenece a ninguno de los dos grupos», puntualizó. «Estamos encantados de que Israel se siente, por supuesto, en torno a cualquier mesa en la que se hable de paz y de aplicación de dos estados y ojalá, eso es lo que queremos, que un día veamos en torno a la mesa no solamente a los que estamos aquí, sino también a Israel hablando de paz y de la aplicación de los dos estados», justificó.
Hay que recordar que la ofensiva diplomática del Ejecutivo respecto a este conflicto ha tensado las relaciones con el país hebreo desde que Sánchez viajó el pasado mes de noviembre al paso fronterizo de Rafah en Egipto y fue muy tajante al afirmar que Israel «debe cumplir también con el derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario, en su respuesta». En este tira y afloja en el que el Ejecutivo busca protagonismo, a juicio de Albares, «es necesaria una acción firme de la comunidad internacional contra aquellos que de uno y otro lado buscan dinamitar la solución de los Estados».
Ayer, la reunión, finalizó con una declaración conjunta en la que se hizo un llamamiento a las partes para que se reúnan en la próxima sesión de la Asamblea General de la ONU, el 26 de septiembre.
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