Enfrentamiento diplomático
El Gobierno de Argentina defiende que Milei no se refirió "a nadie en particular" e insta a España a disculparse por sus "agravios"
El portavoz gubernamental argentino defiende que "no es problema suyo" si el Ejecutivo de Sánchez se ofendió por sus críticas al socialismo
El portavoz del Gobierno de Argentina, Manuel Adorni, defendió ayer que el presidente del país, Javier Milei, se limitó a realizar el domingo durante su intervención en el acto de Vox, Viva 24, una crítica a la corrupción y el socialismo «sin mención a nadie en particular» y a «hablar con la verdad como acostumbra a hacer en cualquier escenario».
No entienden, por tanto, las autoridades gubernamentales argentinas «el motivo del resquemor» mostrado el domingo por el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, en relación a las palabras de Milei, y que, con ello, «se pongan en tensión» las relaciones diplomáticas que mantienen España y Argentina.
Adorni instó al Ejecutivo de Pedro Sánchez a pedir disculpas al mandatario argentino por los «agravio» y la «catarata de insultos» que le dedicaron. Sobre los que puso como ejemplo cuando el ministro de Transportes, Óscar Puente, le acusó de consumir sustancias estupefacientes o calificaron a su Gobierno como «el del odio, del negacionismo, ultraderechista o antidemocrático» o se le tildó de ser un «atentado contra la democracia».
Unas declaraciones que, concretó el portavoz, pronunciaron el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y la ministra de Ciencia, Diana Morant.
Desde la Casa Rosada zanjaron el enfrentamiento defendiendo que no «es un problema suyo» si el Gobierno español se siente ofendido por las críticas a las ideas socialistas o las prácticas corruptas que vertió el primer mandatario autodeclarado liberal-liberario de la historia y apuntaron a que la solicitud de disculpas del jefe de la diplomacia española y las amenazas de medidas diplomáticas constituyen una estrategia enmarcada dentro de la precampaña de las elecciones europeas del próximo 9 de junio.
Sobre la llamada a consultas del ministro Albares a la embajadora española en Argentina, María Jesús Alonso, y la convocatoria a su embajador en nuestro país, Roberto Bosch, el Ejecutivo de Milei aseguró que no tiene intención de poner en peligro las relaciones con España y rechazaron que el enfrentamiento vaya a tener consecuencias para la relación diplomática entre ambos países, sino que se trata de un asunto «personal» y de «índole ideológica» entre los líderes de España y Argentina, que nuestro país ha utilizado públicamente «de mala fe».
Respecto a la condena de las palabras de Milei sobre Gómez por parte del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, de las empresas que se reunieron con él el sábado en nuestro país y la UE, Manuel Ardoni apuntó a que «corre por cuenta de cada uno y de su opinión libre. Nuestra posición es clara ante la catarata de insultosque recibimos. Hablamos de corrupción sin mencionar a nadie y se sintieron ofendidos».
De igual forma, el alto cargo del Gobierno de Milei recordó que funcionarios españoles se han inmiscuido en ocasiones pasadas en asuntos de la política interna de su país para declarar públicamente su apoyo al rival del libertario en la presidencia, el peronista Sergio Massa, a la vez que desearon su derrota en las presidenciales.
En todo caso, el portavoz de la presidencia de la Nación de Argentina afirmó que Milei limitó su discurso en el evento de la formación de Abascal a defender los valores «que hicieron de Occidente una tierra próspera» y los que «hacen a cualquier nación grande: la defensa de la libertad, la propiedad privada y la vida».
Las autoridades de Argentina no tienen, se pudo deducir de su declaración oficial, intención de pedir disculpas a través de una llamada al presidente del Gobierno o hacer patente una rectificación pública de las palabras del presidente Milei que enmarcan en un «intercambio de malgusto iniciado por el presidente Sánchez», que, por otro lado, descartan que pueda afectar de alguna manera a las inversiones que mantienen empresas y empresarios españoles en el país del Mar de Plata.
«Por más que nos quieran hacer ver como antidemocráticos y como odiadores, respetamos las opiniones», aseguró sobre las críticas recibidas desde diferentes ámbitos de la sociedad española.
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