Estrasburgo
Francis Franco: “Ofrecimos enterrarle con los monjes del Valle o en el Panteón de Hombres Ilustres”
«Emocionalmente no sé si superaría que hubiese que sacar a mi abuelo».. Todo viene de Zapatero y la Ley de Memoria Histórica. Es una venganza pírrica, porque es una persona muerta hace 40 años. Pero este Gobierno se ha convertido en un Gobierno necrófilo».
Francis Franco (Madrid, 1954) no se prodiga en los medios, pero hoy no se resiste. Nos recibe en su casa con ganas de hablar. A tres días de un jueves histórico, acaba de conocer los detalles del segundo entierro de su abuelo.
–¿Cómo se encuentran?
–Estamos absolutamente indignados.
–¿Pensaron que se podía llegar a esta situación?
–Yo, siempre. Sabía que esto iba a suceder desde un principio, se lo avisé a mis hermanos. El abogado tenía fe y cuando nos han vapuleado le he dicho «bienvenido al mundo real». Y de hecho cuando tuve la reunión con el secretario de Presidencia [Félix Bolaños] se lo comenté y me dijo «es que nosotros tenemos el Boletín Oficial del Estado», y yo sé que pelear contra un Gobierno es perder, y además un mal negocio, pero no lo hacemos más que por dignidad.
–En efecto, su letrado [Luis Felipe Utrera-Molina] estaba muy extrañado el día que el Supremo comunicó el fallo.
–A él le sorprendió, a mí no. Sí los términos, porque ha sido muy gordo que el Supremo se haya plegado de una forma tan tremenda a lo que en el fondo ha dicho el Gobierno.
–Ha habido otros gobiernos socialistas. ¿Por qué este?
–Todo esto viene de Zapatero y la Ley de Memoria Histórica. A mi abuelo no le perdonan ni los comunistas ni los masones, que fue a los que digamos combatió, en la guerra y después de la guerra. No le han perdonado esa derrota. Ha sido el único que ha ganado al comunismo con las armas, y a los masones pues les dieron muy fuerte, todo esto obviamente creo que viene impulsado por ahí. Tanto Garzón, que ha sido el gran perseguidor de todo el mundo que colaboró con mi abuelo, como Zapatero. Es una venganza pírrica, porque es una persona que está muerta hace 40 años. Pero este Gobierno se ha convertido en un Gobierno necrófilo.
–¿Cómo ha sido el trato con el Ejecutivo?
–Ha habido varios encuentros con nuestro abogado, y todos los hermanos hemos decidido no hablar con los medios. Pensábamos que se nos iban a respetar una serie de cosas y no. Ha sido un «o lo tomas o lo dejas». Un trágala.
–La única reunión con usted fue el día 16, y parece que hubo cierta tensión con el secretario de Presidencia.
–No, porque tanto él como yo somos personas educadas. Nos dijimos todo, o yo, por lo menos, dije casi todo.
–Ahí surgió el tema de la bandera que se usó en 1975.
–Yo iba a proponer que se le enterrase con la misma de entonces, lo cual me parecía lo más lógico y normal, pero no quieren que nadie les estropee la foto. Quieren convertir esto en una victoria que a mí me parece una chapuza, una cosa horrorosa, se han saltado la ley por todos los sitios. El derecho de una familia a disponer de un cadáver, el derecho a poderlo inhumar donde quiera, además inexplicablemente metiéndolo en un lugar público, pagado con dinero público que va a ser mantenido con dinero público con vigilancia, lo que no termino de entender. Creen que con esto ganan votos, por eso lo han hecho cuando lo han hecho sin esperar a los últimos detalles que se debían arreglar.
–¿Por ejemplo?
–Una de las cosas que han defendido es que era una obra menor que no necesitaba licencia y se han saltado el dictamen del juez Yusty. Están metiendo grúas y camiones en un monumento que es Bien de Interés Cultural, y además creo que la Comunidad de Madrid tendría algo que decir en este asunto. Es de las múltiples irregularidades para sacarlo, porque el Gobierno tiene que vender algo, Pedro Sánchez no ha podido vender nada porque no ha hecho nada en este tiempo.
–¿Y qué piensa del Supremo?
–Va a ser curioso ver dónde terminan estos magistrados del Alto Tribunal, a ver si suben a instancias más altas, porque la sentencia ha sido absolutamente inexplicable. Para nosotros y para mucha más gente que entiende de leyes.
–Les acaba de condenar en costas además.
–Sí, por el recurso que planteamos por no haber autorización eclesiástica para entrar al Valle, resolviendo en 24 horas que no es necesaria. El recurso de la bandera y los honores no lo han resuelto, ni creo que lo hagan, ya que puede no ser favorable al Gobierno.
–La batalla legal ha sido permanente.
–Yo sabía que era un tema muy complicado. El abogado tenía muchísima fe en que por lo menos íbamos a poder inhumar al abuelo donde quisiéramos, pero no ha sido así.
–La vicepresidenta Carmen Calvo dijo que, sin su lucha, «esto ya estaría hecho».
–Ya se sabe que Calvo habla para el público. Otra de las cosas que discutí con Bolaños era el coste de la operación. Le dije que iba a hacer los números, porque no sé todo lo que se han gastado. Ya voy por cerca de los 80.000 euros. 6.000 el helicóptero, el coche fúnebre, los operarios, las grúas... Eso de los 11.000 euros es para venderle al público que esto no cuesta dinero, con la situación que tenemos. Me produce una tristeza tremenda el caso de los jubilados, que han creado la España en la que vivimos hoy, que han hecho una marcha para venir a Madrid y lo de Cataluña y esto les ha quitado protagonismo. En el fondo me parece hasta una frivolidad estar hablando de la exhumación de mi abuelo con los problemas que tenemos hoy con el desafío de Cataluña y la crisis económica que se nos viene encima, pero es lo que toca.
–En el caso de la Iglesia, aparte de Cantera, ¿qué opinión le merece su postura?
–A partir de ahora y hasta que me muera no creo que vuelva a poner la «X» en la Iglesia. A mi abuelo el Papa le concedió la Orden de Cristo, que tienen doce personas, y los jesuitas le dieron carta de hermandad, que significa que tiene que ser tratado como cualquier jesuita, y este año, por primera vez, los jesuitas de Serrano, en nuestra parroquia, no nos dejan oficiar la misa por el 20-N. Hay una gran cobardía por parte de la Iglesia. El padre Cantera, por lo menos, ha actuado en conciencia, ha sido honesto consigo mismo y con sus principios.
–¿Creyeron que el Papa se pronunciaría?
–A través de su nuncio, obviamente. Es que el único superior del padre Cantera es el Papa. Es otra de las ilegalidades que ha cometido el Gobierno. No ha respetado los acuerdos Iglesia-Estado. De hecho, la Guardia Civil les ha impedido a los monjes la entrada en la basílica. La Iglesia tiene que adaptarse a los tiempos, sin duda, y juega de esa forma.
–¿Esperaban que el fallo del Supremo no hubiera sido tan taxativo sobre la Almudena?
–Es que no tiene precedentes que te expropien un cadáver. Lo van a exhumar y lo van a meter en un panteón de titularidad pública. Lo declaramos en la herencia de mi madre hace dos años porque pensábamos que era nuestro. Teníamos una llave, lo limpiábamos de vez en cuando porque tenía bastantes humedades, iba mi madre a rezarle a su madre y con las reformas que hizo el Gobierno, que dio por hecho que a mi abuelo iban a llevarle allí con o sin nuestro consentimiento, han puesto unas rejas y nosotros no vamos a tener llave. Habrá que pedir permiso para ir a rezarles a mi abuelo o a mi abuela.
–¿Y su petición para hacerse con el título funerario?
–Es que eso es del Estado.
–Pero les han ofrecido comprarlo.
–Sí, pero no tengo por qué comprar un sitio cuando tengo otro en propiedad. No me interesa un panteón que no creo que sea el lugar más adecuado, porque está muy desangelado. La pared está pegada a la valla de la parte no visitable de El Pardo, 8.000 hectáreas de terreno desde donde puede atacar un regimiento si quiere.
–Les preocupa la seguridad.
–En un principio pondrán a alguien, pero me parece un disparate tener que gastar dinero en custodiar una tumba. Pensábamos que nos iban a dar plazo para elegir otro lugar, y ya lo teníamos previsto. Uno era el que nos ofreció el cardenal Osoro, el Panteón de Hombres Ilustres en Madrid, y el otro donde se entierran los monjes en el Valle de los Caídos. Cuando presentamos el recurso ante el Supremo no había vencido el plazo para decir otro lugar, pero cuando llegó la sentencia no nos lo permitían ya. El cadáver ahora mismo está expropiado y lo van a meter en un sitio que no va a tener acceso más que quien el Gobierno quiera y cuando quiera, esa es la realidad.
–¿Por qué no querían Mingorrubio a pesar de que allí esté enterrada su abuela?
–No tiene la seguridad necesaria para que no sea profanada la tumba. Es el argumento principal. Es un sitio precioso, ligado a su historia y además se cumple el sueño de mi abuela –no de él, porque no es cierto que su deseo fuera ser enterrado allí–. Comprendía que debía ser así, y se llevó un disgusto que la acompañó hasta el día de su muerte. Porque para ella enterrarse con Paco, como le llamaba, era su máximo. No paró de llorar hasta que se murió.
–¿Será Mingorrubio el destino definitivo de su abuelo?
–Personalmente era de la teoría de, por supuesto, acatar la Justicia, pero uno puede discrepar y tiene derecho a llegar hasta donde pueda. Nos queda Estrasburgo, porque el Constitucional ha tenido casi la mofa, porque esto es como un circo, de nombrar ponente a [Cándido] Conde-Pumpido, que ha sido fiscal general del Estado con Zapatero, a su vez el que impulsó esta tremenda Ley de la Memoria Histórica. Yo no era partidario ni de ese [el TC] ni de Estrasburgo, pero estoy cambiando de opinión. Porque quiero enterrar a mi abuelo donde considero que tiene que estar inhumado. No le quiero en un sitio pagado por el Estado ni a expensas de lo que quiera el próximo Gobierno de turno dentro de cuatro, diez o quince años.
–Yendo a Estrasburgo puede ocurrir que haya una vuelta atrás.
–Sabemos que no va a ser posible una vuelta al Valle una vez ha salido de allí. En lo que sí nos puede dar la razón es en poder inhumarlo donde nosotros consideremos oportuno.
–¿Qué ha logrado la Ley de Memoria Histórica?
–Los rojos y azules y los unionistas e independentistas a mí ya me parecían cosa del pasado, pero por desgracia no pueden ser más presente. Es lo único que ha conseguido. Enfrentar a unos con otros. Y creo que ha sido premeditado. Siempre digo que las asociaciones de la Memoria Histórica, bien regadas por el PSOE, cumplían la misma misión que los CDR en Cataluña, conseguir una instrumentalización de una cosa que para mí quedaba absolutamente atrás.
–¿Cómo afronta el día de hoy?
–Yo no voy a estar en el momento de la exhumación. Es muy doloroso. Emocionalmente no sé si me superaría que hubiese que sacar a mi abuelo del ataúd, cosa que no creo que suceda, porque yo creo que se hicieron bien las cosas. Hormigón revestido de plomo, con lo cual no tiene por qué haber humedad, el féretro es de caoba y hay una caja de zinc dentro, es muy difícil... Pero para mí, que fui el que más convivió con él sería durísimo... Pero esto es todo circo, porque ahora mismo no sabemos qué están haciendo. Han podido levantar la losa, volverla a poner, se ha perdido la custodia. En 1975 la custodia del cadáver se le entrega al prior del Valle de los Caídos. Esa custodia se pierde la semana pasada. La Guardia Civil no permite al prior acceder al altar mayor, donde está enterrado mi abuelo. Parece ser que el prior está enfermo en estos momentos, de nervios, se encuentra malo porque ha recibido unas presiones horrorosas. Lo está pagando muy caro.
–¿Quién va a estar en el momento de la exhumación?
–Nos hemos reunido para hablar de ese asunto. Van a estar mi hermano José Cristóbal, que es militar, y mi hermana María del Mar, la más valiente de todos. Mi abuelo la llamaba «la ferrolana» porque era un auténtico disparate siempre, una persona muy espontánea.
–¿Cuántos serán?
–Somos 22. Nietos y bisnietos.
–Uno de los familiares puede ir en el helicóptero.
–Sí, ahí voy a ir yo.
–Y llevarán a hombros el féretro...
–Sí, quizá la única concesión que nos han dado.
–No les permitían la bandera.
–Tajantemente. Es como otra ilegalidad, lo de los honores de Estado, que viene en la Ley, y lo dice el propio comité de expertos en la época de Zapatero. Ni que llevemos móviles. Parece ser, me acabo de enterar, de que va a haber un fotógrafo [en el Valle de los Caídos] para ellos manejarlo como quieran.
–Pero sí la misa a cargo de Ramón Tejero. ¿Tienen algún vínculo con él?
–Ninguno. Creo haberle saludado una vez. Pero que sea él no tiene nada que ver con su padre. Ha sido ayudante de Juan Pablo II, misionero en África durante muchísimos años, una persona de una profundidad religiosa tremenda. Ha entregado su vida a Dios y es admirable en todos los sentidos. Se ofreció, y tampoco creas que habría muchos dispuestos, pero él está encantado y orgullosísimo de poder hacerlo.
–¿Cuál pueda ser el destino del Valle de los Caídos?
–Creo que a cualquier español de bien le puede preocupar lo que pase con el Valle de los Caídos. Es una obra pensada para la reconciliación, inspirada en las pirámides de Egipto. Es majestuoso, con la cruz más grande del mundo. Puede no gustar, a mí personalmente no me parece el más bonito, pero es un gran monumento. De hecho es BIC, no creo que puedan hacer mucho con ello. Si le quieren dar otra significación, no me preocupa. Sí que acaben con la escolanía y con los benedictinos. Es el primer paso de otros más para cargarse la Transición y la Monarquía. Nosotros somos la punta de lanza.
El águila de San Juan de 1975
El nieto mayor de los varones Martínez-Bordiú nos muestra la bandera que cubrió el féretro de Franco tres días después de su muerte. Exactamente la misma que vio toda España el 23 de noviembre de 1975. «La guardaba mi madre en casa», dice Francis Franco mostrando la tarjeta escrita a mano por la única hija del «Caudillo», que fue depositaria de la tela, en la que luce bordada el Águila de San Juan. Hoy usarán la enseña con el mismo fin y volverán a recuperarla. Su «pequeño consuelo» será lucirla en la intimidad de Mingorrubio.
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