Sistemas
España lucha contra el narco con drones por tierra, mar y aire
La vigilancia aérea se consolida como uno de los métodos más efectivos para combatir el tráfico de drogas
Hachís por el Estrecho de Gibraltar, cocaína por el Océano Atlántico, opioides por el Mar Mediterráneo. España se ha convertido en una de las principales puertas de entrada de estupefacientes en Europa. Por tierra, mar y aire, cada droga sigue una ruta específica hacia su destino y cada grupo de traficantes emplea métodos muy distintos para intentar evadir a la justicia y ocultar sus actividades ilícitas a lo largo del litoral de nuestro país. El avance de la tecnología ha permitido a los narcos mejorar las capacidades de sus equipos y flotas, lo que se traduce en un mayor volumen de movimiento de sustancias. Además de las famosas lanchas planeadoras, cuya potencia y velocidad aumenta constantemente, en los últimos años los criminales han empezado a usar sistemas no tripulados para introducir su mercancía a través de las fronteras sin ser detectados.
A pesar de que estos submarinos, multirrotores y aviones pilotados remotamente no pueden transportar la misma cantidad de contrabando que las embarcaciones y aeronaves convencionales, la amenaza que supone el tráfico de estupefacientes, tanto para la salud pública, como para la sociedad en su conjunto, sigue creciendo. Para luchar contra esta coyuntura y como respuesta a la reactivación de narco rutas y puntos calientes en la Península y los archipiélagos, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se han visto obligadas a modernizar sus activos y a adquirir medios tecnológicos adecuados para hacer frente a los nuevos modus operandi de los clanes y mafias de la droga.
La respuesta de la Guardia Civil a los “narcobuzos”
Tras detectar las nuevas técnicas de ocultación empleadas por los traficantes en sus actuaciones diarias en distintos puertos españoles, los agentes de la Guardia Civil pertenecientes a las unidades de Fiscal y Fronteras comenzaron a solicitar mecanismos más modernos para mejorar la precisión y eficacia de sus inspecciones.
Uno de los métodos de contrabando que más preocupa a la Benemérita en la actualidad es la colocación de alijos en el casco de grandes embarcaciones por parte de los denominados “narcobuzos”. Mediante esta técnica, los criminales, haciendo uso de botellas de oxígeno y otros equipos de buceo, esconden la mercancía en el país de origen, por encima o por debajo de la línea de flotación del navío, y la recuperan una vez que éste ha atracado en un puerto de España.
En base al aumento de popularidad de este procedimiento, a finales de noviembre de 2023 la Guardia Civil anunció la compra de un lote de diez drones submarinos Gladius Mini S, un modelo comercializado por el conglomerado chino Chasing Innovation Technology. Este vehículo no tripulado eléctrico, de tipo UUV (Unmanned Underwater Vehicle), está construido en aluminio, pesa 2,7 kilogramos, tiene una eslora de 40 centímetros y puede operar a una profundidad máxima de 100 metros. Además, integra una cámara de alta definición con retorno de vídeo en tiempo real, un sistema de recuperación por cable y una garra para la recogida de muestras.
La adquisición de estos sistemas fue sufragada al 80% por el programa de ayudas Union Anti-Fraud Programme (EUAF 2021) de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude y el 20% restante por la propia Guardia Civil. Los drones submarinos entrarán en servicio en la Unidad de Análisis e Investigación Fiscal y de Fronteras (Udaiff) y en el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) y serán utilizados para inspeccionar de cerca los cascos de los barcos que lleguen a aguas españolas y detectar productos ilegales.
El plan de los Mossos para acabar con el tráfico de drogas
Cataluña se encuentra a la vanguardia en el uso de sistemas aéreos no tripulados en el ámbito policial. En 2023, los Mossos d’Esquadra activaron los drones que tienen desplegados en la provincia en más de 500 ocasiones para apoyar operativos de seguridad ciudadana e investigación. Estos despliegues aéreos también sirven para mejorar los patrullajes, la protección de las personas y la detección de otras aeronaves que realizan actividades irregulares, hecho que potencia, además, las funciones de policía administrativa y judicial en el aire.
Para seguir manteniendo su liderazgo en este aspecto, la Jefatura regional ha elaborado el Plan Estratégico de la Policía Aérea de Cataluña 2030, con el objetivo de hacer frente a los retos del futuro en el control del espacio aéreo y de seguir impulsando la seguridad y la innovación tecnológica. Como parte de esta iniciativa, los Mossos incorporaron a finales de febrero de 2024 veinticuatro nuevos drones de ala rotatoria y una aeronave autónoma de ala fija, una flota que se destinará, entre otras misiones, a la lucha contra el terrorismo y contra las redes de narcotraficantes que operan por vía marítima, así como para la detección de plantaciones de cannabis en zonas remotas de monte. Con esta adquisición, el Cuerpo se ha convertido, además, en la primera policía del Sur de Europa en contar con un dron de ala fija que incorpora inteligencia artificial para un mejor pilotaje, control y gestión de datos. De esta manera, los Mossos apuestan por complementar el despliegue de las unidades de la Policía Aérea y afianzan su visión integral de seguridad por tierra, mar y aire. El despliegue aéreo planteado supondrá que agentes especializados en el pilotaje de UAS trabajen en las distintas regiones de la Comunidad desde bases ubicadas en los aeropuertos de Girona, Tarragona, Lleida y Barcelona.
Los sistemas de la nueva flota poseen diferentes características, seleccionadas para adaptarse a las necesidades operativas detectadas. Entre las unidades adquiridas existen drones para realizar vuelos interiores en incendios o infraestructuras colapsadas; drones de larga autonomía con cámaras térmicas para investigaciones y servicios discretos; drones resistentes a fuertes vientos con cámaras que integran un zoom óptico de dieciséis aumentos; drones con sistemas de control dual para la búsqueda de desaparecidos y otras labores en el ámbito rural; drones con sistemas de detección de obstáculos y capacidades de mapeo en tres dimensiones; o drones de menos de doscientos cincuenta gramos para grabación de imágenes.
Sin embargo, la compra más destacada, debido a su autonomía, velocidad y rango es el dron de ala fija impulsado por IA. Esta aeronave, cuyo precio asciende a más de 260.000 euros, desarrollará labores preventivas en el ámbito de la seguridad pública y apoyará también al resto de equipos aéreos de la Policía de la Generalitat. Las principales misiones en las que se desplegará este sistema serán aquellas relacionadas con la lucha contra el tráfico de estupefacientes, potenciando el patrullaje aéreo en zonas costeras para incrementar evitar la actividad de los clanes de la droga. También se utilizará en zonas montañosas para detectar plantaciones ilegales de marihuana, localizar a individuos extraviados y vigilar las líneas de los trenes de alta velocidad, de cara a frustrar el hurto de los cables de cobre.
El dron cuenta con avanzados sistemas de cámara y enlace de datos, que permiten la transmisión de imágenes e información en tiempo real, proporcionando de esta manera inteligencia policial a los equipos de tierra. La aeronave está diseñada para ser fácil de transportar y manipular y gracias a su arquitectura modular y a sus componentes desmontables, permite un despliegue rápido sobre cualquier tipo de terrenos. Para dominar estas características y aprovechar todas las ventajas del sistema correctamente, los agentes de los Mossos ya han comenzado la formación y entrenamiento necesaria para el pilotaje de este sistema, que se prevé que adquiera la capacidad operativa inicial a partir de marzo de 2024.
La Agencia Tributaria también alza el vuelo
El uso de sistemas no tripulados en la lucha contra el narcotráfico no solo se ha extendido entre las distintas unidades que componen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sino que las ventajas que aporta esta tecnología también se han implementado en la labor de la Agencia Tributaria. Durante los últimos siete años, este ente público ha observado muy de cerca cómo la Guardia Civil, la Policía Nacional y las Policías Locales y Autonómicas han utilizado los drones en sus distintos dominios para frenar a las bandas criminales.
En 2017, el Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales y la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera adquirieron sus primeras aeronaves no tripuladas para complementar su labor en distintos puntos fronterizos del norte y el sur de la Península por donde los traficantes introducen la mercancía. Tras validar las características y beneficios de estos aparatos, en el año 2019, la Agencia Tributaria sumó a su flota nuevos multirrotores, que fueron desplegados en el Estrecho y en la frontera con el Principado de Andorra.
Tres años más tarde, a principios de 2022, en base al aumento de intervenciones relacionadas con el tráfico de sustancias, la entidad publicó en la Plataforma de Contrataciones del Estado una memoria justificativa sobre “la necesidad de contratar el suministro de UAS multirrotor y accesorios para las unidad de drones de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera”. El contrato fue lanzado por la necesidad de la agencia de “extrapolar con carácter paulatino a nivel nacional" las actuaciones de los pilotos formados en Servicios Centrales y Dependencias Regionales para “la vigilancia de corto radio y la prevención del contrabando, el narcotráfico, el fraude fiscal y aduanero”.
El pliego solicitaba un presupuesto de aproximadamente 100.000 euros para la compra de distintos modelos de drones de la famosa compañía DJI, como, por ejemplo multirrotores estándar Matrice 300 RTK, Mavic 3 o Mavic 2 Enterprise, además de drones de tipo FPV (First Person View). El listado también incluía la adquisición de controles remotos, baterías, maletines de transporte, tarjetas de memoria y cursos de formación en pilotaje y operación de sistemas de telecomunicaciones.
La variedad dentro de la flota de la Agencia permite un despliegue rápido y efectivo de los sistemas en misiones en las cuales el tiempo de respuesta se convierte en un factor crítico. Estos sistemas se configuran como un medio con un coste de compra y operación reducido y ofrecen mayor seguridad en caso de accidente al no estar tripulados. Además de todas las ventajas que brindan para la consecución de los objetivos de las bases y colectivos responsables de la vigilancia aduanera, los drones se establecen como el complemento perfecto a los distintos medios aéreos empleados tradicionalmente en este campo, como pueden ser los aviones y los helicópteros.