Terrorismo

El escolta de Zamarreño, asesinado por ETA: "Me quedé ciego y medio inconsciente. Tenía lesiones de metralla por todo el cuerpo"

"Txapote" se niega a declarar en el juicio por el atentado con motocicleta-bomba que costó la vida al concejal del PP en Rentería en 1998

MADRID, 24/01/2024.- La Audiencia Nacional juzga este miércoles a los exdirigentes de la banda terrorista ETA Javier García Gaztelu 'Txapote' (i) e Irantzu Gallastegi (d) por el asesinato del concejal del PP en Rentería (Guipúzcoa) Manuel Zamarreño en junio de 1998, por el que la Fiscalía pide que sean condenados a 120 años de prisión. EFE/ Javier Lizón / POOL
Juicio a los exdirigentes de la banda terrorista ETA Javier García Gaztelu 'Txapote' e Irantzu GallastegiJavier LizónAgencia EFE

El etarra Javier García Gaztelu, "Txapote" -condenado, entre otros, por los asesinatos de Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica-, se ha negado a declarar en el juicio por el asesinato en 1998 del concejal del PP en Rentería (Guipúzcoa) Manuel Zamarreño.

El exintegrante del "comando Donosti" se sienta en esta ocasión en el banquillo de la Audiencia Nacional, junto a su compañera Irantzu Gallastegi, "Amaia" -que también se ha acogido a su derecho a no declarar-, acusado de delitos de asesinato terrorista, otros tres en grado de tentativa, tenencia de explosivos y estragos, por los que la Fiscalía pide para cada uno de ellos una condena de 120 años de prisión.

ETA asesinó a Zamarreño el 25 de junio de 1998, apenas seis meses después de que tomase posesión de su cargo de concejal en Rentería tras el asesinato de su antecesor, el también concejal del PP José Luis Caso.

"No voy a declarar. No voy a participar. Me niego a defenderme", se ha limitado a asegurar "Txapote" a preguntas del presidente del tribunal, el magistrado Fernando Andreu.

El escolta de Zamarreño, que acompañaba al concejal cuando se produjo el atentado y que resultó herido a consecuencia de la explosión, ha recordado que ese día "había quedado con él a las once de la mañana porque tenía que ir a una reunión con el partido". "Toqué el timbre y bajó. Primero teníamos que recoger el coche y bajamos un tramo de escaleras por un parque. Me adelanté yo a la salida, porque no tenía visibilidad. Me giré y él estaba cruzando la calle, porque iba a comprar el pan. Le seguí hasta allí", ha explicado.

"Cuando salió -ha añadido- le dejé que me rebasara. Caminaba detrás de él, como a cuatro o cinco metros, y no habíamos avanzado ni diez metros y se produjo la explosión". "Me quedé ciego y medio inconsciente. Se me reventó el tímpano y tenía lesiones de metralla por todo el cuerpo. Me palpaba con las manos y notaba cómo me caía la sangre", ha rememorado el agente de la Ertzaintza.

Una motocicleta-bomba

A escasos metros de los dos etarras acusados del asesinato de su padre, Naiara Zamarreño ha vivido lo que tras la vista ha definido como "lo más duro de todo el juicio", junto al testimonio que ha prestado el agente que ejercía de escolta del concejal del PP. "Ver en esas caras y esas miradas que no se han arrepentido...", ha lamentado la hija de Zamarreño, quien ha asegurado que no tiene expectativas sobre el resultado de la vista oral. "El mero hecho de que, 25 años después, se haya podido celebrar el juicio es un logro. No sabemos lo que va a pasar, pero hemos llegado hasta aquí", ha comentado a los periodistas a las puertas de la Audiencia Nacional.

Según el relato de hechos de la Fiscalía en su escrito de acusación, como integrantes del "comando Donosti", los dos acusados recibieron la orden de ETA de "matar a miembros del Partido Popular", por lo que se fijaron el objetivo de asesinar al edil de Rentería Manuel Zamarreño

Para terminar con su vida, decidieron colocar un artefacto explosivo en una motocicleta, pensando en aparcarla en un lugar de paso del concejal, "asumiendo el riesgo" de que el atentado terminara con la vida de otras personas, "especialmente del agente policial que desarrollaba funciones de escolta".

El artefacto explosivo estaba compuesto por entre uno y dos kilos de amosal, una carga que hicieron estallar a distancia el 25 de junio de 1998 al paso de Zamarreño, que venía de comprar el pan, y el agente de la Ertzaintza que realizaba labores de escolta, que resultó alcanzado por la explosión y sufrió múltiples heridas, por las que estuvo de baja 337 días y que le dejaron secuelas de por vida.

El atentado causó además otros dos heridos y provocó cuantiosos daños materiales en varios inmuebles y vehículos.

La Fiscalía reclama al tribunal que condene a los dos etarras a indemnizar a la viuda de Zamarreño con 600.000 euros en concepto de responsabilidad civil y a 500.000 euros a cada uno de sus dos hijos.