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Cataluña
El Gobierno responderá a la «vía vasca» de Urkullu como a Mas: ley y Estado de Derecho
En el Gobierno han empezado a encenderse algunas luces de alarma por la posición del PNV y la presión de la «izquierda abertzale» para que sigan la bautizada como «vía vasca», con la referencia del ejemplo de la «vía catalana». Hasta ahora el Ejecutivo se felicitaba porque parecía que no había vasos comunicantes entre CiU y PNV. Decían en el Gobierno que los nacionalistas vascos tenían muy presente el coste de una radicalización mal calculada después del «fracaso estrepitoso» de la apuesta que hicieron en la etapa de Juan José Ibarretxe, coste que les llevó incluso a perder el poder. Esa lección llevo a que Urkullu marcara distancias con lo que hacían en Cataluña y a que su campaña y su inicio de mandato estuviese muy marcado por la gestión económica.
Las tornas, sin embargo, parece que están cambiando y en Moncloa aumentan los recelos hacia la sensatez que en el pasado intuyeron en el comportamiento del PNV. En el Gobierno sostienen que los nacionalistas vascos volverán a equivocarse de plano si se dejan llevar por el modelo catalán sin tener en cuenta la coyuntura en la que Artur Mas y ERC están abonando la pasión independentista. Una Generalitat quebrada y un victimismo fundamentado en el modelo de financiación, lo que no es exportable al País Vasco, donde la situación económica es mucho más estable y no pueden quejarse de una financiación basada en el Concierto Económico y en el Cupo.
Pero la entrada en escena de la «izquierda abertzale» cambia de lleno el escenario. Los proetarras están entusiasmados con el modelo catalán. «Es evidente que van a presionar al PNV para que copien la unidad con los radicales, a la manera de lo que ha hecho ERC con CiU; para que sean más rebeldes con la autoridad del Estado; y para que no se queden atrás en la movilización de la calle», reflexionan en el Gobierno.
El Ejecutivo cree que el PNV está en una encrucijada en la que puede volver a cometer el mismo error en el que incurrió Ibarretxe por miedo a quedarse atrás y a que la «izquierda abertzale» ocupase su granero. En cualquier caso, aunque el escenario es complejo, en el Gobierno todavía confían en que el PNV no se eche al monte. «Si quiere mirarse en el espejo catalán haría bien en tener en cuenta hasta qué punto ERC le está comiendo el terreno a CiU. Por más que se radicalice el partido de Mas, la ganancia es para Esquerra. Y en el País Vasco ocurriría lo mismo si el PNV abandona la posición más sensata que ha mantenido hasta ahora», sentencian.
La respuesta para la «vía vasca» va a ser la misma que para la «vía catalana»: ley, Constitución, y, en este caso, actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado contra ETA y sus satélites. «Somos conscientes de que Sortu se ajustó a la legalidad en sus estatutos no como resultado de una evolución ideológica, sino para adaptarse a las nuevas circunstancias y sobrevivir. Y este hecho se va a tener en cuenta a la hora de juzgar cada una de sus decisiones y todo lo que pase en relación a ETA y a su entorno en tanto la organización terrorista no entregue las armas y se disuelvan», concluyen fuentes del Gobierno.
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