Bilbao
Covite desafía a Bildu y coloca la primera placa de víctimas en San Sebastián
El colectivo de víctimas del terrorismo que preside Consuelo Ordóñez desafió ayer a Bildu y colocó la primera placa en recuerdo de asesinados por ETA. Escalera y taladradora en mano y como ya hicieron en el caso viejo de Bilbao, colocaron una placa en el casco viejo de San Sebastián en recuerdo de Miguel Paredes y Elena María Moreno, asesinados a tiros por ETA cuando salían de una cafetería situada en la calle San Lorenzo el 4 de abril de 1990. Lo hicieron sin contar con el visto bueno del Ayuntamiento donostiarra y después de que el Gobierno de Izagirre haya hecho caso omiso al acuerdo del Pleno que, desde el pasado mes de abril, obligaba al alcalde a recordar a las víctimas del terrorismo donde fueron asesinados. Con ello, cumplen con la campaña que iniciaron hace tres semanas «una víctima, una placa», con la que pretenden desterrar del País Vasco la desmemoria y el olvido, «pues nada recuerda a los asesinados allí donde lo fueron».
Para Tamara Paredes, hija de los asesinados, volvió ayer al bar y a la calle donde sus padres fueron asesinados. Fue un día de muchas emociones, ya que su hermana y su abuela no habían vuelto por allí. Tenía 5 años cuando le arrebataron a sus padres, y su hermana, 7. Por su casa hay fotos de sus padres, también en su cartera, y recuerda, vagamente algunas cosas de sus padres, porque era muy pequeña. «Teníamos dos perros, mi padre traía garbanzos que le daba mi abuela y como nos gustaba mucho nos despertaba de madrugada para que nos los comiéramos. Me encantaban», recuerda. Ya no se habla mucho del tema, sólo se les recuerda para hablar de ellos en positivo. La banda terrorista justifició el asesinato diciendo que eran toxicómanos, pero no era cierto. «Se les hizo análisis toxicológico y dio negativo. No tenían drogas ni pinchazos en el cuerpo, quiero que eso quede claro. Mi padre era ama de casa y cuidaba niños, mi padre era carpintero, no tenía un trabajo estable. En aquellos años justificaban los asesinatos con que o
estaban en la droga o es que pasaban información a la Policía». El caso prescribió, y es la única de la familia que ha leído el sumario, desde hace años, perdido en los sótanos de un juzgado. «Lo he visto yo sola, están las fotos de mis padres, detalles de la entrada y salida de la bala...». Durante años le dijeron a Tamara que sus padres habían muerto en un accidente. Ya más mayores les fueron administrando la información poco a poco, hasta que upieron la historia real. «Leer el sumario y darme cuenta de que mi madre no murió al intante, que se desangró poco a poco mientras veía cómo mi padre estaba muerto a su lado es muy duro». En ese sumario aparece reflejado que el arma utilizada fue la misma con la que se asesinó a un policía, un asesinato por el que los etarras sí están cumpliendo condena. Por el de sus padres no, porque se archivó siete meses después. Forma parte de los más de 300 asesinatossin resolver. «Me parece importante que los jóvenes no olviden». Segúndijo la presidenta de Covite, «esta placa es el eplejo en el que la izquierda abertzale y el alcalde de San Sebastián no se quieren mirar. Es la crónica que la izquierda abertzale no quiere que lean las nuevas
generacones».