Audiencia Nacional
Bárcenas: «Sólo quiero acabar y volver a prisión»
Durante más de cuatro horas, Luis Bárcenas ya se había sometido al exhaustivo interrogatorio del juez y la Fiscalía Anticorrupción, pero quedaban aún las preguntas del resto de las acusaciones y de las defensas. El ex tesorero, que la primera vez que fue citado por el magistrado en relación con la supuesta contabilidad «B» del PP, el pasado 22 de marzo, dijo alto y claro que no pensaba declarar «ni hoy ni en ninguna comparecencia», ya había cambiado de opinión ese 15 de julio, cuando decidió hacer borrón y cuenta nueva y reconocer la autoría de los papeles de Bárcenas. Ruz se sintió obligado a sugerirle un parón antes de afrontar la recta final de la comparecencia. «Esto se está prolongando más de lo que a mí me hubiera gustado...», se excusó antes de añadir: «Yo sigo, y es mi voluntad seguir a salvo de que usted me diga que necesita un tiempo para descansar, comer algo o parar».
«Voy a contestar a todos»
Bárcenas declinó el ofrecimiento tras mostrarse dispuesto a contestar «a todos». «Yo le rogaría, señoría, acabar esto y volver a prisión lo antes posible». Llevaba apenas veinte días en la cárcel, pero ya hablaba de prisión como de su hogar. Ayer, el ex senador cumplió su primer mes privado de libertad, un mes en el que ha cambiado de versión, de abogado, pero no de puros (las farias del economato de Soto del Real, a un euro, no le convencieron y recurrió a un «encomendero» para que le suministrase unos de su gusto).
Sin perder su actitud altiva, Bárcenas ha sabido ganarse la simpatía de los presos («es muy buena gente», llegó a comentar un compañero a las puertas de a cárcel) y ahora espera la decisión de la Audiencia Nacional sobre el recurso que su defensa interpuso contra la decisión de Ruz de enviarle a la cárcel, que se conocerá en los próximos días.
El ex senador entró en prisión negando la veracidad de los papeles de Bárcenas y el pago de sobresueldos. Once días después, afirmaba en una entrevista en «El Mundo» todo lo contrario, horas antes de que su director, Pedro J. Ramírez, entregase al juez Ruz los originales de los controvertidos papeles.
Vuelco a la investigación
Desde prisión (y tras nueve comparecencias ante el juez ya fuese por el «caso Gürtel» o por la supuesta contabilidad «B» del PP), Bárcenas había dado un vuelco a la investigación. Su cambio de estrategia le dejó sin abogados, que renunciaron a su defensa por pérdida de confianza en su cliente. En su declaración del pasado día 15, el propio ex tesorero explicó al juez que uno de sus letrados, Alfonso Trallero, ya le había advertido. «Luis, vamos a ver, si tú la dinámica en la que quieres entrar es la de ir contra el partido, nosotros dejamos tu defensa».
Ruz, claro, volvió a citarlo para que aclarase cuál de las dos versiones, la judicial o la mediática, era la buena. Y ese día Bárcenas llegó, rehizo su versión (asumiendo la autoría de los controvertidos papeles y apuntando contra Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal) y tras casi cinco horas le pidió al magistrado que acabase cuanto antes para volver a prisión «lo antes posible».
Nada más llegar, eso sí, dejó constancia de que la estancia en la cárcel no le ha hecho perder su coquetería. Pidió una corbata, consciente de que los medios de comunicación habían difundido el vídeo de su anterior declaración. Y hasta tuvo tiempo de excusarse ante el abogado Mariano Benítez de Lugo, quien le denunció por amenazas después de que el ex senador le espetase (tras pedir el letrado su ingreso en prisión): «El socialista me va encontrar». Bárcenas ya no quería saber nada de ese otro Bárcenas que negaba los papeles.
Sus abogados y su mujer, únicas visitas
El ex tesorero del PP apenas ha recibido visitas en la cárcel de Soto del Real desde que ingresara el pasado 27 de julio. Además de las de su mujer y sus hijos, únicamente su abogado, Javier Gómez de Liaño, y la mujer de éste, la también letrada María Dolores Márquez de Prado se han acercado hasta la prisión madrileña para visitar a Luis Bárcenas, principalmente para preparar su defensa. En este mes que lleva encarcelado, ningún otro amigo o familiar ha pasado por allí.Al igual que el resto de los internos, el ex tesorero popular tiene derecho a una visita cada semana, con cristal de por medio eso sí, y dos vis a vis al mes de unas dos horas de duración cada uno, uno de ellos de carácter íntimo con su mujer y otro con sus familiares. Su esposa, Rosalía Iglesias, le acompañó en ese encuentro personal la pasada semana.
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